Miguel Uribe Londoño también criticó a empresarios por reuniones con el petrismo: “No es radicalismo, es coherencia”

El exvicepresidente de Colombia Germán Vargas Lleras abrió el debate político al cuestionar la postura adoptada por gremios y empresarios frente al gobierno actual y sus líderes.

El epicentro de esta controversia fue el encuentro realizado el 9 de diciembre de 2025 en el Club El Nogal de Bogotá.

En esa ocasión, María Claudia Lacouture, directora de la Cámara de Comercio Colombo-Americana (AmCham Colombia), junto con representantes de la asociación Aliadas, organizaron una reunión en la que participaron alrededor de 6.000 empresas dedicadas a manufactura, agroindustria, salud y tecnología.

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El espacio pretendía fomentar el diálogo nacional entre sectores productivos y el candidato presidencial del movimiento progresista.

De acuerdo con lo informado, el evento marcó el inicio formal de las conversaciones entre empresarios y el movimiento que encabeza el candidato del Pacto Histórico Iván Cepeda.

Posteriormente, Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), sostuvo una reunión centrada en la transición energética y las condiciones para su desarrollo. Cepeda subrayó la urgencia de impulsar fuentes sustentables, considerando el comportamiento del PIB y la necesidad fiscal.

Además, pidió mantener un diálogo “técnico” sobre contratos del sector con el fin de ofrecer garantías jurídicas y evitar crisis energéticas o presupuestales durante el próximo periodo de gobierno.

Tras lo anterior, en una serie de publicaciones en la red social X, Vargas Lleras manifestó su preocupación por lo que calificó como la “acomodación” de algunos sectores productivos hacia el poder, incluso cuando han sido afectados por las políticas estatales recientes.

El dirigente señaló: “Y ya, por lo visto, los gremios y empresarios, sin ningún pudor, se van acomodando, tal y como ocurrió con Petro hace cuatro años”.

La crítica principal se centró en recientes reuniones lideradas por María Claudia Lacouture y en la participación de Frank Pearl al frente de conversaciones con sectores políticos afines al oficialismo.

Vargas Lleras remarcó su desacuerdo con la conducta de representaciones empresariales ante el senador Iván Cepeda y pidió: “Propongo no concurrir más a estos eventos”.

Para el exvicepresidente, este tipo de acercamientos pone en evidencia una falta de distancia frente al ejercicio gubernamental, a pesar de que algunas de estas organizaciones han manifestado inconformidad con los efectos del actual mandato en sus actividades económicas.

En reacción a estos señalamientos, el ex precandidato Miguel Uribe Londoño respaldó los comentarios de Vargas Lleras y advirtió sobre el riesgo de normalizar, mediante actos sociales, la gestión de un gabinete al que atribuyó el agravamiento de los principales indicadores nacionales.

Uribe Londoño expresó: “Quienes hoy representan a un Gobierno que tiene a Colombia sumida en una grave crisis de inseguridad, con una economía estancada, desempleo y mayor desigualdad, no pueden pretender legitimarse a punta de encuentros sociales y discursos vacíos”.

El legislador subrayó que la tarea histórica de los gremios consiste en “defender la institucionalidad, la legalidad y el empleo, no acomodarse al poder de turno mientras el país se deteriora”.

En su pronunciamiento, Uribe Londoño diferenció la coherencia política de una postura radical, señalando: “La firmeza no es radicalismo; es coherencia”.

Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe Vélez respaldó las objeciones expresadas previamente por Germán Vargas Lleras y señaló a Iván Cepeda, aspirante del espectro afín al petrismo, como un adversario directo de los valores democráticos nacionales.

A través de su cuenta en X, el exmandatario afirmó: “Tiene razón el Dr. Vargas Lleras, para agregar: Cepeda no es un matiz de la democracia, sino su enemigo antagónico”.

Por último, la reacción de Abelardo de la Espriella tras la participación de Iván Cepeda en el evento de AmCham Colombia desató polémica. El abogado rechazó cualquier acercamiento con figuras políticas enfocadas en discursos polémicos.

“Normalizar la ilegalidad, tragar relatos contrarios a la evidencia, mirar hacia otro lado ante doctrinas justificadoras de la violencia, nos ha hecho perder el rumbo”, escribió en X.

De la Espriella advirtió sobre riesgos históricos de pactar con sectores que, en su opinión, han avalado acciones ilícitas y subrayó el impacto de tales diálogos en la vida institucional del país.