El precio del dólar estadounidense en Colombia cerró la jornada del 28 de noviembre en un promedio de $3.744,36. Esto significó una subida de $10,76 frente a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), que se ubicó en $3.733,60.
La divisa norteamericana tuvo un precio de apertura de $3.740,00, tocó un máximo de $3.733,00 y un mínimo de $3.728,00. Además, durante el día, de acuerdo con la plataforma Set-FX, se negociaron más de USD1.114 millones en 1.120 transacciones.
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Si consideramos los datos de los últimos siete días, el dólar estadounidense marca una disminución 1,43%, de modo que en el último año acumula aún una bajada del 9,68%.
Con relación a jornadas previas, sumó dos fechas sucesivas en cifras positivas. La volatilidad referente a estos siete días fue superior a la acumulada en el último año, lo que indica que está pasando por una fase de inestabilidad.
Análisis de mercado
La evolución del dólar estadounidense marca uno de sus momentos más débiles desde mediados de año, confirmando un giro decisivo en las expectativas del mercado frente a la futura orientación de la Reserva Federal. El billete verde se mueve alrededor de 99.50, atrapado en un comportamiento lateral que refleja la magnitud del ajuste que los inversionistas han hecho en torno a la política monetaria. El consenso ya incorpora con un 87% de probabilidad un recorte de 25 puntos básicos en diciembre, acompañado de al menos tres reducciones adicionales a lo largo de 2025.
Este reposicionamiento no solo descansa en datos económicos que han perdido tracción, también en señales políticas, la nominación ascendente de Kevin Hassett, identificado con un enfoque claramente más expansivo y cercano a la línea de tasas bajas que promueve la administración Trump, reforzó la percepción de un ciclo de flexibilización más temprano y más profundo.
A este cambio de narrativa se suma un elemento geopolítico que históricamente beneficia al dólar, pero que en esta ocasión se movió en sentido contrario. Las señales de avances en las conversaciones entre Rusia y Ucrania redujeron la demanda por activos refugio, debilitando aún más la posición del dólar dentro de las canastas globales. Aunque se observó un ligero repunte intradía, la baja liquidez por el feriado en Estados Unidos impidió cualquier intento de consolidar una recuperación significativa. En este escenario, divisas del G10 respaldadas por bancos centrales menos inclinados a flexibilizar han logrado mantener su resiliencia, amplificando el contraste con el comportamiento del dólar.
En paralelo, la situación del peso colombiano incorpora un matiz adicional, mientras el dólar pierde impulso frente a las economías desarrolladas, en América Latina la historia es distinta. El COP inicia la jornada con un sesgo de estabilidad dentro del rango típico de negociación en modalidad Next Day, pero sin una dirección clara debido a la ausencia de catalizadores y a la limitada actividad del mercado regional. La debilidad estructural del dólar no se traduce directamente en apreciaciones sostenidas del peso, principalmente porque las monedas latinoamericanas han reaccionado con fragilidad, liderando descensos recientes junto al real brasileño y el peso chileno.
Esta desconexión se explica por factores locales que siguen dominando la formación del precio en el país. La profundidad del mercado, el comportamiento de los flujos corporativos y la cautela de los inversionistas locales mantienen al COP oscilando en márgenes estrechos a la espera de señales más contundentes de política económica.
Con un DXY que se estabiliza cerca de 99.6, pero sin una tendencia clara al alza, el peso colombiano enfrenta una sesión caracterizada por rangos acotados, el escenario base apunta a transacciones entre $3,705 y $3,760, aunque no se descartan movimientos hacia $3,690 o $3,780 dependiendo de la liquidez intradía y de la lectura que el mercado haga del tono regional.
Mientras el dólar continúa perdiendo tracción global y las economías desarrolladas marcan el compás de los mercados, el peso colombiano se mueve con prudencia, condicionado por las dinámicas internas y por el pulso de los emergentes, que aún procesan un entorno global en transformación.
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