Tribunal ordena rectificación por mensajes de Petro: “no presentó evidencias pertinentes”

señalamientos contra Jaime Miguel González, al concluir que divulgó información sin evidencia suficiente ni verificación previa

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Gustavo Petro - Presidencia| crédito
Gustavo Petro - Presidencia| crédito Andrea Puentes/Presidencia

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó al presidente Gustavo Petro rectificar una serie de afirmaciones que divulgó sobre el entonces gerente de Coosalud, Jaime Miguel González, a quien relacionó con presuntas maniobras para defraudar el sistema de salud.

La decisión enfatizó que “el Presidente Gustavo Francisco Petro Urrego, tampoco presentó evidencias pertinentes” para sustentar los señalamientos expuestos tanto en redes sociales como en intervenciones formales, lo que llevó al Tribunal a determinar que debía ofrecer disculpas públicas y corregir cada una de las manifestaciones difundidas.

Tribunal Superior de Cundinamarca. Foto:
Tribunal Superior de Cundinamarca. Foto: Colprensa

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La orden se basa en el análisis del impacto que tienen los mensajes oficiales en investigaciones que aún no cuentan con decisiones judiciales concluyentes.

El fallo señaló que las manifestaciones del presidente se originaron tras una auditoría adelantada por la Superintendencia Nacional de Salud, cuyos resultados preliminares fueron interpretados como conclusiones definitivas. El Tribunal precisó que esas observaciones no acreditaron responsabilidad personal del exgerente y que, pese a ello, las declaraciones se difundieron en un tono que sugería hechos comprobados.

La decisión también destacó que la ausencia de verificación rigurosa generó un impacto desproporcionado, debido a que la información se presentó como una determinación cerrada y no como un reporte técnico sujeto a revisión. Para el Tribunal, este manejo comunicativo creó un escenario en el que se vulneraron derechos vinculados a la reputación y al debido proceso administrativo.

La autoridad judicial recordó que el deber de veracidad e imparcialidad exige corroborar la información antes de divulgarla como hechos ciertos. El documento advirtió que “aún no existe una decisión emitida por autoridad judicial competente” que determine la participación de González en actos de corrupción. Esta aclaración fue determinante para justificar la obligación de rectificar y ofrecer disculpas, pues las afirmaciones no podían presentarse como conclusiones jurídicas cuando se trataba de asuntos en revisión.

El fallo subrayó que los señalamientos difundidos por el mandatario llevaron a que la opinión pública percibiera un resultado inexistente, lo que contravino los parámetros que deben guiar la comunicación oficial.

FILE PHOTO: Red social, antes
FILE PHOTO: Red social, antes Twitter | REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo

La orden incluyó también la instrucción de abstenerse de emitir nuevos mensajes que vinculen al exgerente con los hechos mencionados sin que exista respaldo probatorio suficiente. El Tribunal argumentó que esta medida busca evitar que la comunicación institucional genere asociaciones no confirmadas, ya que podrían afectar derechos fundamentales. Además, se determinó que el presidente deberá rectificar once publicaciones identificadas como parte del expediente, cada una con su correspondiente aclaración pública para restablecer el equilibrio informativo y reparar las consecuencias de las afirmaciones sin sustento verificable.

El proceso analizado por el Tribunal se basó en los elementos revisados dentro de la auditoría que motivó las declaraciones. Aunque dicho informe generó debates al interior del sector salud, sus hallazgos no configuraron conclusiones que permitieran establecer faltas por parte de González. Al evaluar este contexto, el Tribunal concluyó que presentar las observaciones preliminares como hechos probados excedía el marco de responsabilidad comunicativa de la función presidencial. Esta distinción entre información en revisión y conclusiones finales fue determinante para señalar que las afirmaciones no cumplían con la carga de veracidad exigida.

A partir de esta decisión, se abre un escenario en el que la Presidencia deberá ajustar los procesos internos de revisión y validación de información antes de su divulgación en canales oficiales.

Colprensa/Archivo
Colprensa/Archivo

El Tribunal resaltó que estos controles son necesarios para garantizar que la comunicación del Gobierno se mantenga dentro de los parámetros institucionales y no interfiera en investigaciones administrativas que continúan en curso. También se mencionó que la adopción de mecanismos de verificación fortalece la confianza pública y permite que los pronunciamientos presidenciales conserven la rigurosidad que exige la función estatal.

El presidente cuenta con cinco días para cumplir las medidas establecidas, que incluyen la emisión de disculpas públicas y la rectificación integral de los mensajes difundidos. Las entidades relacionadas deberán asegurar que las aclaraciones tengan la visibilidad correspondiente y que los ciudadanos puedan conocer el alcance de las correcciones. El proceso será seguido con atención debido a su impacto en la forma en que la administración comunica asuntos vinculados con auditorías oficiales y en la necesidad de preservar un marco de responsabilidad informativa que respete los procedimientos en curso.

La decisión también plantea reflexiones sobre la interacción entre auditorías técnicas y la comunicación gubernamental. La claridad en los mensajes contribuye a evitar interpretaciones erróneas que puedan afectar investigaciones activas. Por ello, el Tribunal destacó que una comunicación prudente permite que las autoridades avancen sin interferencias y garantiza que los procesos se desarrollen conforme a los estándares constitucionales establecidos.