Gero, del ‘Desafío Siglo XXI’, contó cómo abordó con sus padres el tema de su orientación sexual: “Nunca estuve de acuerdo con salir del clóset”

En medio de las luces y las cámaras del Desafío siglo XXI, Gero Ángel compartió un aspecto íntimo de su vida familiar que revela una visión relajada y sin dramatismos sobre su orientación sexual, algo que para él no tiene mayor relevancia.

Durante el episodio 92, su compañero Leo le consultó sobre el momento en que sus padres conocieron su verdad, a lo que Gero respondió de inmediato que nunca se sintió en la necesidad de “salir del clóset”.

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En sus palabras: “Yo nunca estuve de acuerdo con salir del clóset. Eso no va con mi esencia. Yo siempre fui Gero. Todo. Mi caminada, mi manera de ser. Auténtico. Auténtico”.

La naturalidad con la que fue recibida su orientación sexual en el seno de su familia quedó ilustrada en una anécdota cargada de humor, la cual tuvo lugar durante una cena familiar.

Gero recordaba: “Mis papás se tomaban su vinito y veíamos videos musicales. Y empieza un video musical de Ricky Martin. Y mamá va diciendo: Ese hombre es perfecto. Bebé, a mí de la nada, o sea, como que se me... Como que se me va para allá. Y yo ufff total”.

El ambiente de complicidad y cercanía se mantuvo constante, incluso cuando el tema tocó fibras personales. “No es que un macho Gero antes y después salió este plumero. No, yo con mi familia había una relación de suponer, ellos suponían”, afirmó delante de sus compañeros, explicando que “el sueño mío era yo llegar a la casa con mi pareja y decir: Papi, mami, este es mi novio. Y ya, dejarlo así”.

El punto álgido de la conversación llegó con una de las salidas más espontáneas y francas de la noche, cuando relató: “Yo me acuerdo. Y mi mamá dice: Ay, qué? Yo me sueño un novio así para ti. No. Y yo la miro. Yo la miro. Y yo: No, mamá, pues superfácil, me lo consigo mañana. Y mi papá, literalmente, en silencio se volvió a acostar. Y así quedó. Ya, ya. Nada de lloremos, de que cuál es mi situación. Ya. Eso hizo la relación”.

La manera en que Gero vivió su proceso no solo dista de los relatos convencionales sobre confesiones dolorosas o cargadas de angustia, sino que denota una atmósfera de entendimiento tácito entre padres e hijo.

“Con mi familia había una relación de suponer, ellos suponían”, destacó, añadiendo que para él todo se trataba de mostrar a sus padres quién era su pareja, sin más explicaciones.

Detrás de la atmósfera relajada en su hogar, existe otra dimensión emocional que ha acompañado a Gero a lo largo de su juventud: la presión y las expectativas asociadas con su apellido.

Ser identificado permanentemente como el “hijo de Juan Pablo Ángel”, exfutbolista icónico de la selección Colombia y la liga internacional, marcó profundamente sus vivencias, incluso condicionando sus propias aspiraciones e imponiendo retos a su individualidad.

“Es algo muy lindo, me ha traído experiencias únicas como ser humano. La familia Ángel no hace cosas pequeñas ni a medias, siempre grandes. Soñamos en grande y queremos tener un impacto grande”, respondió en entrevista con La Red.

En sus intervenciones públicas dentro del Desafío Siglo XXI, Gero ha revelado cómo debió lidiar durante años con el peso de la figura paterna. No solo representaba un referente para miles de aficionados al fútbol, sino que su presencia como padre añadía una carga extra en su vida personal y social.

Esta presión se manifestaba en la exigencia de estar siempre a la altura de lo que se esperaba de él, enfrentando comparaciones constantes y la dificultad de construirse una identidad separada del legado familiar.