Galerista argentino devolvió la pintura de Santa Eulalia, obra de arte colombiana robada en los 80

Durante años el paradero de la obra fue desconocido, hasta que se reveló que estaba en Madrid tras haber sido adquirida en una subasta por Gonzalo Eguiguren

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La entrega de la pieza
La entrega de la pieza fue registrada en Madrid, España - crédito Iglesia San Ignacio de Bogotá

El arte tiene un valor especial en el mundo, provocando que ladrones se interesen en poseer importantes piezas que son comercializadas en el mercado negro por relevantes cifras de dinero.

Por ejemplo, en el mundo sigue siendo noticia lo ligado con el robo de la galería Apolo de Louvre, en donde ladrones se llevaron joyas a plena luz del día. En total, el crimen incluyó un conjunto de 8.700 diamantes, 34 zafiros, 38 esmeraldas y más de 200 perlas.

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Colombia también ha sido escenario de robos de esta índole, precisamente, en la última semana de octubre fue noticia por algo relacionado, pero en este caso fue por la devolución de una pieza que había sido retirada en los años 80 del país.

La pintura había sido adquirida
La pintura había sido adquirida por un galerista argentino - crédito Iglesia San Ignacio de Bogotá

La iglesia de San Ignacio, ubicada en el centro histórico de Bogotá, recuperó la pintura de Santa Eulalia, una obra atribuida al maestro Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, después de casi cuarenta años.

El cuadro, pintado a finales del siglo XVII, estuvo originalmente emplazado en un retablo inferior de la iglesia hasta que fue sustraído durante la década de 1980. Tras la desaparición, la Compañía de Jesús, responsable del templo, desconocía el destino de la pieza.

La pintura reapareció en diciembre de 2024, cuando el coleccionista argentino Gonzalo Eguiguren la adquirió en una subasta realizada en Uruguay. Eguiguren, que administra una galería de arte en Madrid, tomó posesión de la obra sin conocimiento sobre su procedencia; sin embargo, un estudio elaborado por el especialista en arte virreinal, Adrián Contreras Guerrero, permitió identificar el cuadro como parte del patrimonio sustraído de San Ignacio.

La información aportada motivó a Eguiguren a iniciar gestiones para la restitución de la pintura. El acto formal de entrega se realizó el 23 de octubre en la galería madrileña de Eguiguren, donde estuvo presente el sacerdote Santiago Tobón Grajales, rector de la iglesia colombiana. Tobón Grajales recibió la obra y la trasladó personalmente de regreso a Bogotá.

Santa Eulalia, atribuida a Gregorio Vásquez, es considerada una muestra representativa del arte barroco en el antiguo Reino de la Nueva Granada. La restitución de esta obra implica el regreso de un bien que había formado parte de la vida religiosa y cultural bogotana desde el periodo colonial.

Religiosos colombianos agradecieron la devolución
Religiosos colombianos agradecieron la devolución de la pintura - crédito Iglesia San Ignacio de Bogotá

Desde el templo de San Ignacio manifestaron que este acto permite restablecer vínculos históricos y culturales entre España y América Latina al renovar el intercambio entre la herencia barroca y el reconocimiento contemporáneo de los bienes culturales.

De la misma forma, el rector del templo indicó que la recuperación material de la pintura contribuye no solo a la restauración del altar original, sino a la reanudación de procesos de diálogo en torno al patrimonio y la memoria.

La iglesia destacó que la devolución de Santa Eulalia abre la posibilidad de continuar con el rastreo y eventual recuperación de otros elementos desaparecidos pertenecientes al mismo retablo. Durante este proceso, la iglesia ha reforzado las formas de identificar y restituir obras cuyo origen y destino hayan sido modificados por circunstancias irregulares.

El galerista argentino decidió devolver
El galerista argentino decidió devolver la pieza tras conocer la historia sobre el robo - crédito Iglesia San Ignacio de Bogotá

A pesar de que el galerista argentino compró la obra por miles de euros (cifra oficial no ha sido expuesta), los religiosos en Colombia indicaron que el valor de la pintura de Santa Eulalia atribuida a Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos se extiende más allá de su estimación económica.

Manifestaron que su importancia radica en la autoría de uno de los artistas más reconocidos del periodo colonial en el territorio actual de Colombia, que fue influyente en el desarrollo del arte barroco regional.

De la misma forma, argumentaron que la obra representa una manifestación significativa de la identidad cultural y religiosa del periodo, que se vincula directamente con la historia local y nacional.