Por qué el reflujo gástrico puede ser más peligroso de lo que parece

La persistencia de esta afección incrementa el riesgo de lesiones graves en el tracto digestivo y otras complicaciones asociadas

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El reflujo gástrico es una
El reflujo gástrico es una afección común que, aunque a menudo se percibe como una simple molestia, puede tener consecuencias graves si no se trata de manera adecuada.

El reflujo gástrico es una afección común que, aunque a menudo se percibe como una simple molestia, puede tener consecuencias graves si no se trata de manera adecuada. Los síntomas habituales, como el ardor, la regurgitación y la dificultad para tragar, suelen considerarse inconvenientes menores, pero su persistencia puede causar daños severos en el esófago y, en los casos más graves, derivar en cáncer de esófago. Esta problemática adquiere especial relevancia en América Latina, donde la prevalencia de la enfermedad es alta y la consulta médica, insuficiente.

El reflujo gástrico ocurre cuando el ácido y los alimentos del estómago regresan al esófago debido a un mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior. Cuando esta condición se vuelve crónica, se denomina Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) y afecta aproximadamente al 15% de la población en Colombia, según el primer Consenso Latinoamericano de ERGE de 2022. Los síntomas más frecuentes incluyen acidez, sabor agrio en la boca, tos seca y problemas para tragar, que pueden intensificarse durante la noche y alterar el descanso.

El impacto del reflujo gástrico
El impacto del reflujo gástrico va más allá de la salud física. Las molestias constantes, la alteración del sueño y la dificultad para tragar afectan la calidad de vida de quienes lo padecen.

Ignorar el reflujo gástrico puede tener consecuencias médicas de gran alcance. El ácido estomacal, al ascender de forma repetida, lesiona la mucosa esofágica y puede provocar esofagitis, una inflamación que, si progresa, da lugar a úlceras dolorosas y sangrados que dificultan la alimentación. Además, la exposición crónica al ácido puede originar el esófago de Barrett, una alteración precancerosa que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de esófago. Las complicaciones no se limitan al tracto digestivo: la erosión del esmalte dental y los problemas respiratorios, como tos persistente o agravamiento del asma, también figuran entre los daños asociados al reflujo no tratado, según los especialistas.

El impacto del reflujo gástrico va más allá de la salud física. Las molestias constantes, la alteración del sueño y la dificultad para tragar afectan la calidad de vida de quienes lo padecen. A esto se suman los costos médicos crecientes derivados de la atención de complicaciones avanzadas, que podrían evitarse con un diagnóstico y tratamiento oportunos. A pesar de la alta incidencia, solo el 40% de los pacientes busca atención médica, lo que deja a una mayoría expuesta a riesgos innecesarios y a un deterioro progresivo de su bienestar.

Diversos factores pueden agravar el
Diversos factores pueden agravar el reflujo gástrico. Entre ellos se encuentran los hábitos alimenticios, como el consumo de comidas grasosas, picantes o ácidas, así como el abuso de alcohol, café, chocolate y bebidas gaseosas.

Diversos factores pueden agravar el reflujo gástrico. Entre ellos se encuentran los hábitos alimenticios, como el consumo de comidas grasosas, picantes o ácidas, así como el abuso de alcohol, café, chocolate y bebidas gaseosas. Comer en exceso, cenar poco antes de acostarse, el sobrepeso y el uso de ropa ajustada también contribuyen a empeorar los síntomas. Además, ciertos medicamentos, como la aspirina, el ibuprofeno, algunos antibióticos y suplementos de hierro, pueden intensificar el problema.Los médicos recomiendan adoptar una alimentación equilibrada, evitar los desencadenantes identificados, reducir el consumo de alcohol y café, no fumar y procurar cenar al menos dos horas antes de dormir como medidas preventivas.

La consulta médica resulta fundamental cuando los síntomas de reflujo se presentan más de dos veces por semana, no mejoran con cambios en el estilo de vida o se acompañan de dificultades para tragar o tos crónica. Tradicionalmente, los Inhibidores de la Bomba de Protones (IBPs) han sido el tratamiento de referencia, aunque su eficacia no siempre es óptima, especialmente en personas cuyo organismo metaboliza los medicamentos con rapidez. “Por eso muchos pacientes dicen: ‘me lo tomo, pero no me hace nada’”, explica el doctor Pablo David López, cirujano y gerente médico de Carnot para Latinoamérica.

La consulta médica resulta fundamental
La consulta médica resulta fundamental cuando los síntomas de reflujo se presentan más de dos veces por semana, no mejoran con cambios en el estilo de vida o se acompañan de dificultades para tragar o tos crónica.

Ante estas limitaciones, han aparecido nuevas medicinas como el Tegoprazan, una molécula que, según el doctor López, “mostró un nivel de cicatrización muy superior” en pacientes con esofagitis grados C y D. Esta alternativa representa un avance significativo para quienes no encuentran alivio con los tratamientos tradicionales, especialmente en contextos como el colombiano, donde más del 80% de la población pertenece al grupo de “metabolizadores rápidos”.