Salario mínimo de 2026: Banco de la República entra en la discusión y rechaza este aumento para evitar subida de precios

Bibiana Taboada, codirectora del Emisor, señaló que las expectativas sobre el costo de vida son muy persistentes, y parte de ello es porque los agentes ya incorporan en sus expectativas mayores incrementos al sueldo básico

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El Gobierno Petro buscaría que
El Gobierno Petro buscaría que para 2026 el aumento del salario mínimo sea de 11% - crédito Colprensa

El fortalecimiento del peso colombiano frente al dólar ofreció un alivio temporal en la lucha contra la inflación, al reducir el costo de los bienes importados. Sin embargo, la estabilidad de esta tendencia resulta incierta ante la coyuntura política local, el deterioro fiscal y la volatilidad global, factores que dificultan prever el comportamiento futuro de la tasa de cambio. Así lo advirtió la codirectora del Banco de la República Bibiana Taboada. La experta resaltó que la política monetaria de Colombia enfrenta desafíos que trascienden las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED).

La expectativa de recortes en las tasas de interés de la FED (recorte de 25 puntos para quedar en un rango de entre 4% y 4,25%) generó optimismo en varios mercados emergentes, pero para Colombia la posibilidad de relajar la política monetaria no depende solo de factores externos.

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Taboada explicó a Bloomberg Línea que la decisión de tasas de la FED es relevante, aunque representa solo uno de los múltiples elementos que el banco central colombiano debe considerar. Añadió que no basta con que la FED reduzca sus tasas para que Colombia pueda hacer lo mismo, ya que es necesario observar el comportamiento de la inflación y la economía local.

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Mientras que la tasa de interés de la FED está en un rango de entre 4% y 4,25%, la del Banco de la República de Colombia se sitúa en 9,25% - crédito Jaime Saldarriaga/Reuters

Durante 2025, la inflación en Colombia se mantuvo estable, en torno al 5%, cifra que supera con amplitud la meta oficial del 3%. La persistencia obligó al Banco de la República a mantener las tasas de referencia en niveles restrictivos, superiores al 9%. Taboada señaló que la inflación mostró una estabilidad inesperada a lo largo del año, con una variación anual del 5,2% en enero y de 5,1% en agosto, según el Dane, lo que refleja una resistencia a la baja que sorprendió al Emisor.

El comportamiento de los precios de los alimentos resultó siendo determinante en estas cifras, con incrementos superiores al 6% en el último mes, impulsados tanto por choques internacionales como por factores locales, entre ellos bloqueos y derrumbes. No obstante, el mayor desafío proviene del sector servicios, donde la inflación se mantiene cerca del 6% debido a la fuerte indexación a la inflación pasada y al salario mínimo.

Según la codirectora, este fenómeno dificulta que la inflación ceda con la rapidez esperada, incluso bajo una política monetaria restrictiva.

Qué está pasando con el desempleo

En el ámbito laboral, la economía colombiana mostró señales positivas. “Tenemos una tasa de desempleo que es baja para los estándares colombianos, y ello es algo que nos da tranquilidad para seguir concentrando la política monetaria en que la inflación baje”, afirmó al medio.

Sin embargo, la persistente informalidad laboral (55,0% a nivel nacional al cierre de julio, según el Dane), representa un obstáculo estructural, ya que limita el recaudo fiscal, restringe el acceso al financiamiento y frena la productividad. Por eso, advirtió que esta dualidad entre sectores formales e informales condiciona la capacidad de crecimiento y añade presión sobre la política fiscal.

Bibiana Taboada es codirectora del
Bibiana Taboada es codirectora del Banco de la República - crédito Pedraza Producciones

Aumento del salario mínimo

Uno de los temas más sensibles en el debate inflacionario es la negociación del salario mínimo, que en la actualidad es de $1.423.500 y el presidente Petro busca llevarlo a cerca del $1.600.000 con una propuesta del 11%. Y es que en su discurso ante el Congreso, del 7 de agosto, el presidente Gustavo Petro destacó que durante su gobierno “el salario mínimo ha subido como en ninguno” y expresó su intención de mantener esa tendencia en el año restante de su mandato.

Taboada considera legítimo que los trabajadores reciban compensación por la inflación y los avances en productividad. “Los trabajadores tienen derecho a que se les reconozca la pérdida del poder adquisitivo de sus ingresos a causa de la inflación, así como las ganancias por los incrementos en productividad”, sostuvo.

Costos para toda la economía

Ante esto, advirtió que incrementos salariales que superen estos dos factores generan costos para toda la economía: “Tenemos que ser conscientes de que eso tiene un costo. Como dicen los gringos, no hay almuerzo gratis. ¿Y cuál es el costo? Más inflación y por consiguiente tasas de interés más altas”, explicó.

Las expectativas de inflación mostraron una notable persistencia, en parte porque los agentes económicos ya anticipan mayores incrementos en el salario mínimo. Esto, a su vez, eleva las expectativas de tasas de interés. Taboada señaló que “las expectativas de inflación han sido muy persistentes, y parte de ello es porque los agentes ya incorporan en sus expectativas mayores incrementos al salario mínimo. Eso implica también mayores expectativas de tasa de interés”.

El Gobierno Petro pretende un
El Gobierno Petro pretende un aumento del 11% para el salario mínimo de 2026 - crédito Mauricio Alvarado/Colprensa

Deterioro de las finanzas públicas

El deterioro de las finanzas públicas se convirtió en un factor central para la toma de decisiones del Banco de la República. Taboada afirmó que “hoy en día el tema fiscal tiene un peso importante y creciente en nuestras decisiones de política monetaria”. La expansión del gasto público y las dudas sobre la sostenibilidad fiscal elevaron las primas de riesgo de Colombia por encima de las de varios países de la región, incluso, aquellos con menor calificación crediticia. La situación encarece el financiamiento y amplifica la vulnerabilidad de la economía ante choques externos. “Eso implica que la política monetaria tiene que ser más restrictiva de lo que sería en ausencia de esa política fiscal expansiva”, recalcó Taboada.

El calendario electoral de 2026 añade una fuente adicional de volatilidad, ya que las encuestas y los cambios en la percepción de riesgo pueden provocar movimientos bruscos en el mercado cambiario, afectando la inflación y obligando al banco central a mantener una postura restrictiva.

Qué se espera de la inflación

A pesar de estos desafíos, el equipo técnico del banco central proyecta que la inflación comenzará a descender de forma gradual el próximo año. Las estimaciones apuntan a que 2025 cerrará en torno al 4,8% y 2026 podría concluir cerca del 3,2%, dentro del rango de tolerancia de entre 2% y 4%. Sin embargo, existe un sesgo alcista debido a factores como la negociación del salario mínimo para el próximo año.

La codirectora del Banco de la República Bibiana Taboada también explicó que “en este momento la perspectiva es que la inflación caiga el próximo año, lentamente, pero que continúe su convergencia hacia la meta de 3%. Mientras eso ocurra, de manera muy gradual y cautelosa, podría haber espacio para que las tasas también cayeran”.

No obstante, reconoció que los riesgos se inclinan hacia una inflación y tasas de interés más elevadas, debido a posibles aumentos del salario mínimo por encima de la inflación y la productividad, nuevas presiones fiscales y eventuales choques internacionales. “El balance de riesgos está sesgado hacia una inflación más alta y una tasa de interés más alta”, concluyó Taboada en su diálogo con Bloomberg Línea.