Muerte de soldado colombiano en Ucrania, su familia no podrá despedirlo: “Quizás solo podamos recibir sus cenizas dentro de algunos meses”

Héctor Eduardo Salinas Romero falleció en medio de un operativo en un campo minado, en sus últimos deseos pidió que cuidaran a su madre

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Joven soldado de Santander en
Joven soldado de Santander en Ucrania: cuerpo quedó en territorio ruso - crédito Pexels

El destino de Héctor Eduardo Salinas Romero, conocido entre sus allegados como Pitbull, quedó marcado por una promesa de estabilidad que nunca llegó a cumplirse.

El joven colombiano de 27 años, motivado por el anhelo de mejorar la situación de su madre y garantizar el bienestar de su hijo pequeño, encontró la muerte en un campo minado durante un operativo militar en Ucrania.

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Mientras la familia Salinas Romero en el municipio de Floridablanca (Santander) espera una respuesta oficial y la posibilidad de recuperar el cuerpo, la información llegó por un canal muy diferente: sus compañeros de combate fueron quienes comunicaron la noticia en la madrugada del martes 2 de septiembre, detallando que, tras la explosión, Héctor tuvo solo unos minutos para pedir que cuidaran de su madre antes de morir.

Según relató su hermana, Alejandra Romero, un sargento les señaló que repatriar el cuerpo será una tarea prácticamente imposible: “Quizás solo podamos recibir sus cenizas dentro de algunos meses”, declaró Alejandra en Blu Radio.

Mientras la familia Salinas Romero
Mientras la familia Salinas Romero en Floridablanca espera una respuesta oficial y la posibilidad de recuperar el cuerpo - crédito Dmitry Yagodkin/Europa Press

La imposibilidad de repatriar los restos añade angustia al dolor de la familia. Un sargento les explicó que traer el cuerpo de regreso sería casi inviable y que, probablemente, solo recibirían sus cenizas tras varios meses de espera. La hermana de Héctor, sumida en la incertidumbre, expresó al medio mencionado: “Quizás solo podamos recibir sus cenizas dentro de algunos meses”, sin saber cuándo ni cómo podrán despedirse de él.

A día de hoy, la familia no ha recibido comunicación oficial de ninguna entidad, únicamente relatos transmitidos por los compañeros de Héctor. Esta falta de información los lleva a temer que, si no se esclarece pronto la situación, podrían declarar al joven como desaparecido. “Solo pedimos tener sus restos para darle el último adiós. Ni siquiera nos han entregado un acta de defunción”, manifestó Alejandra en Blu Radio, reclamando la mínima dignidad de poder cerrar este capítulo.

Antes de partir hacia Ucrania, Héctor había pasado por el Ejército en Bucaramanga durante su servicio militar, experiencia que reforzó en él el espíritu de disciplina castrense. Aunque no continuó en la vida militar profesional, trabajó en empresas de seguridad privada en Bogotá y, enfrentado a la fragilidad de los ingresos, optó por el exilio bélico con la esperanza de transformar la vida de su familia.

Quienes lo conocieron destacan su entrega y cariño por los suyos. Su hermana rememora: “Me decía ‘Monster, la quiero mucho’. Siempre ponía a la familia primero. Antes de salir a su primera misión me pidió que cuidara de mi mamá si algo le pasaba”.

El cuerpo del joven permanece
El cuerpo del joven permanece en territorio bajo control de tropas rusas - crédito Juan Moreno/ Europa Press

Mientras tanto, en Floridablanca, la ausencia de Héctor Salinas Romero se siente como un silencio pesado, aguardando noticias y la oportunidad de rendirle un último adiós, tras una búsqueda de estabilidad que terminó convertida en luto.

Padre contó la historia de exmilitar bogotano que murió peleando en Ucrania

La travesía de Gerson Alejandro Morales terminó de manera abrupta y trágica lejos de su hogar, después de haber buscado desesperadamente una vía para “cumplir sus sueños y mejorar la vida de su familia”. La experiencia del joven colombiano ilustra los peligros crecientes de los reclutamientos latinoamericanos en redes sociales con promesas laborales para ir a la guerra en Ucrania, una realidad que ahora advierte su familia en medio del duelo y la inquietud.

En el sur de Bogotá, el barrio Divino Niño fue el escenario de la infancia y la juventud de Morales. Allí vivía junto a su padre y su abuela de 71 años, a quienes mantenía tras terminar su servicio militar en el batallón de artillería del barrio Marruecos. Según testimonios recogidos por QHubo Bogotá, Gerson Morales trabajaba como repartidor utilizando una aplicación móvil para cubrir los gastos del hogar, aunque con limitaciones evidentes.

“Él estaba respondiendo por la abuela desde hace dos años, pero no le alcanzaba el dinero. Tal vez esto fue lo que lo llevó a tomar esa decisión”, explicó un allegado al citado medio.

La familia notó poco antes de su partida un comportamiento reservado por parte de Morales. Reunió a su padre y a su abuela apenas dos días antes de viajar, pero no mostró ninguna carta de invitación ni explicó en detalle el propósito real del viaje. El proceso de reclutamiento comenzó en TikTok, donde, según los relatos recogidos por Alerta Bogotá, desconocidos le ofrecieron un contrato con una empresa vinculada al gobierno ucraniano. Le prometieron un entrenamiento de dos meses y un salario inicial de doce millones de pesos durante esa etapa, con la perspectiva de alcanzar veinte millones de pesos mensuales una vez en combate.

- crédito Captura de Pantalla
- crédito Captura de Pantalla Redes sociales

La realidad que encontró al llegar a Ucrania difirió por completo de lo prometido. Morales llegó el 29 de junio y firmó el contrato el 2 de julio, pero seis días después ya había sido enviado a su primera misión militar sin la capacitación anunciada. “A él le dijeron que lo iban a entrenar por dos meses y todo, pero no le cumplen con ninguna de esas condiciones”, lamentó su padre, Leonardo Morales, en declaraciones a Alerta Bogotá.