La prueba que pidió el cartel de Cali a sus mercenarios para comprobar la muerte de Pablo Escobar: “Les llevamos la cabeza”

Debido a un conflicto entre Hélmer “Pacho” Herrera y Pablo Escobar, a finales de los 80 se registró una guerra entre el cartel de Cali y el de Medellín, que comenzó con una bomba en el edificio Mónaco, residencia de la familia del antioqueño.

Debido a que Pablo Escobar también tenía un conflicto con el Estado, los del Valle del Cauca terminaron convirtiéndose en aliados del gobierno de turno, puesto que tenían el objetivo en común de terminar con el líder del cartel de Medellín.

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En una historia que ha sido expuesta en repetidas ocasiones por los miembros del cartel de Cali, en 1989 los hermanos Rodríguez Orejuela, “Pacho” Herrera y José “Chepe” Santacruz, tomaron la decisión de contratar a mercenarios británicos para asesinar al capo.

Sin embargo, después de varios meses de entrenamiento, la misión de los europeos no fue completada porque uno de los helicópteros en los que se movilizaban hasta la Hacienda Nápoles se estrelló en el Magdalena Medio, lo que alertó a Escobar, que escapó del lugar y meses más tarde se entregó a las autoridades.

En un aspecto inédito de esa historia, en el pódcast Más allá del silencio, el mayor (r) Luis Mario del Vasto Cerón, que fue la cabeza del plan para asesinar a Escobar, y a quien los capos le ofrecieron un millón de dólares si lograba el objetivo, reveló que no solo debían terminar con la vida del narco antioqueño.

Durante la conversación, Rafael Poveda le preguntó al militar retirado ¿cómo iban a hacer los del cartel de Cali para comprobar que ustedes habían matado a Pablo Escobar?, lo que hizo que Del Vasto recordara una anécdota.

“Había que llevar algo. Don Miguel y don Gilberto, que eran más pulcros, dijeron «Nos trae un dedo», yo lo entendí como un chiste, pero bueno, pensé que un dedo“.

En realidad, no se trataba de una broma de los narcos, puesto que José “Chepe” Santacruz lo miró a los ojos e indicó que debía ser una parte del cuerpo más grande, con la que se pudiera confirmar que se trataba de Pablo Escobar y sugirió que le cortaran una mano.

Debido a que el mayor era quien se comunicaba con los mercenarios británicos, que eran liderados por el exagente del Servicio Aéreo Especial escocés Peter McAleese, Luis Mario del Vasto Cerón les indicó que debían llevar a Cali algo que comprobara que Escobar había sido dado de baja.

“Cuando yo les informe a los monos, que así le decíamos a ellos, estaba el irlandés, que era el más tremendo, ese hombre, no sé si vivirá, me dice «Le llevamos la cabeza para que tengan más seguridad»“.

Después de que fallaron en la misión, el mayor retirado reveló que no observó molestia en los líderes del cartel de Cali, que en ningún momento dejaron de pensar que el único camino para salir de la guerra era asesinar a Escobar.

“Me dijeron los cuatro, acá no para todo, vamos a seguir buscando y planeando cuando nos dan papaya para cumplir con la misión”, puntualizó.

Herrera, que es recordado por ser uno de los pocos narcos abiertamente homosexual, esperó con ansias que Escobar fuera dado de baja, por lo que el 2 de diciembre de 1993, cuando se confirmó la muerte del narco antioqueño, lo primero que hizo fue llamar a Darío Gómez para celebrar.

El odio que el líder del cartel de Cali tenía por Escobar provocó que luego de que se registrara la muerte de “El Patrón”, el vallecaucano contactara al artista de música popular para que protagonizara un concierto privado en el que solo se cantó una canción.

“El día que mataron a Pablo Escobar, al otro día me llamó él (Herrera) y me dijo «quiero que me cante, ¿ya usted sabe a quién le va a cantar?» y yo le dije «a usted “Don Pacho”», entonces me dijo «no, ¿pero usted sabe a quién le vamos a cantar? Pues a Pablo Escobar que lo mataron… Me va a cantar diez veces Nadie es eterno», y listo, entonces yo la canté diez veces”, indicó Darío Gómez en Se dice de mí.