Un año de racionamiento en Bogotá: experta revela los retos para dejar la medida atrás

Aunque los embalses comienzan a recuperarse gracias a las intensas lluvias, los capitalinos y la alcaldía deben poner de su parte para no agravar la situación

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El racionamiento de agua afecta
El racionamiento de agua afecta a 19 de las 20 localidades de la ciudad - crédito Jesús Avilés/Infobae

El 11 de abril de 2025, se cumplirá un año desde que comenzó la medida de racionamiento de agua potable en Bogotá, una crisis que dejó en evidencia la fragilidad del sistema hídrico que abastece a la capital colombiana.

Aunque los recientes incrementos en los niveles de los embalses hacen pensar en un posible fin del racionamiento, expertos advierten que aún quedan importantes lecciones por aprender.

Según Andrea Devis Morales, oceanógrafa y profesora del Programa Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, el panorama actual es resultado de una combinación de factores climáticos extremos, como el fenómeno de El Niño, y problemas estructurales en la gestión del recurso hídrico.

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“Gracias a la normalización de los patrones de lluvias y el incremento del nivel de los embalses, ya se empieza a hablar del fin de estos racionamientos; sin embargo, vale la pena analizar cómo fue que se llegó a esta crisis y evaluar las acciones que se implementaron para salir de esta, de manera que empecemos a planear de manera ordenada el uso de este valioso recurso hídrico y no volvamos a vivir esta situación nuevamente en el futuro”, explicó la experta.

Cabe mencionar que, la capital de la República ya había vivido una crisis similar en 1984, pero el actual episodio ha sido agravado por el crecimiento demográfico desordenado y la falta de previsión.

Y es que el sistema de embalses de Chingaza, que abastece a más de 10 millones de personas, se ha visto afectado por cambios climáticos que han modificado los ciclos de recarga y descarga del agua.

El racionamiento en Bogotá podría
El racionamiento en Bogotá podría ir para largo, en caso de no tomar medidas adecuadas - crédito Acueducto de Bogotá

“La ciclicidad natural del sistema Chingaza ha sido alterada en los últimos años por el calentamiento global y los eventos El Niño y La Niña, lo cual ha afectado no solo los patrones de lluvia locales, sino la humedad que llega desde regiones como la Amazonía y la Orinoquía”, explicó la oceanógrafa.

Desperdicio de agua

Los registros muestran una disminución sostenida del nivel máximo de llenado del embalse Chuza, el principal del sistema. Desde 2021 no se alcanza el 100% de su capacidad y en 2023 el nivel máximo fue del 61%, con una caída alarmante al 15,91% en abril de 2024, lo que precipitó el racionamiento más severo en décadas.

Para Devis, el desperdicio de
Para Devis, el desperdicio de agua ayuda a empeorar la situación de por sí ya compleja - crédito Montaje Johan Largo/Infobae

Más allá del clima, Devis resaltó que el desperdicio de agua es otro factor crítico: “El desperdicio de agua en Bogotá se ha mantenido en un tercio del consumo total durante los últimos 10 años. En algunas localidades como Soacha se pierde hasta uno de cada dos litros”, aseguró, enfatizando que esta información ya era conocida por las autoridades, pero poco se ha hecho al respecto.

Del mismo modo, la profesora de la Universidad del Rosario advirtió que sin una estrategia integral de corto, mediano y largo plazo, los racionamientos podrían volverse la norma, por lo que propuso una serie de medidas urgentes:

  • Recuperar la infraestructura de distribución.
  • Sancionar a los grandes consumidores irresponsables.
  • Implementar sistemas de acopio y reutilización de aguas lluvias y grises.

“No se trata de si puedo pagar el agua o no. Esta mentalidad de que se puede desperdiciar simplemente porque es barata debe cambiar. Las ciudades deben ser sostenibles y resilientes, y los planes de ordenamiento territorial deben abordar con seriedad esta problemática”, indicó Devis.

La medida sigue adelantándose por
La medida sigue adelantándose por zonas, por lo que es indispensable que los ciudadanos continúen apoyando la medida - crédito Montaje Johan Largo/Infobae

A medida que el nivel de los embalses mejora y se flexibilizan las medidas de racionamiento, el riesgo es volver a la rutina sin haber aprendido nada, pues sin estrategias de corto, mediano y largo plazo que garanticen el uso racional del agua, Bogotá seguirá siendo vulnerable a nuevas crisis.

La lección que deja este año de emergencia no puede perderse y con esto la capital tiene una oportunidad histórica para cambiar la forma en cómo se maneja el agua. Y como recordó la profesora Devis Morales: “El agua no es un recurso infinito ni garantizado. Es hora de cuidarla como lo que es: nuestra fuente de vida y desarrollo”.