Fura y Tena, la historia de cómo encontraron la esmeralda más grande y la más valiosa del mundo en Colombia

Debido a que durante varios años el negocio de las piedras preciosas fue considerado riesgoso, Víctor Carranza mantuvo en secreto estos elementos en una bóveda de banco

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El esmeraldero se negó a
El esmeraldero se negó a vender estas piedras preciosas - crédito Colprensa/iStock

Es sabido que Colombia es un territorio en el que se han encontrado grandes piezas de esmeraldas, lo que la ha convertido en una de las productoras y exportadoras más importantes de piedras preciosas en el mundo, siendo los departamentos de Boyacá y Cundinamarca en los que más se encuentran.

Al hablar de estos elementos, es imposible no mencionar a Víctor Carranza, que fue llamado “El zar de las esmeraldas”. Se trataba de un empresario que falleció en 2013, pero sigue siendo recordado por la fortuna que acumuló con las esmeraldas y las historias sobre cómo intentaron terminar con su vida durante su auge.

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El boyacense también es recordado por el hallazgo de Fura y Tena, la esmeralda más grande y la más valiosa que han sido descubiertas en el mundo. La primera es Fura, que con 11.000 quilates, es decir, más de cinco libras de peso, sigue siendo una de las más grandes en ser reportada.

Por su parte, Tena, de 2.000 quilates, a pesar de que es considerablemente más pequeña, tenía un valor superior por el intenso color verde. Estas piedras fueron descubiertas en Muzo, Boyacá, más exactamente en las profundidades de la cordillera de los Andes, a más de 1.200 metros.

El empresario expuso las esmeraldas
El empresario expuso las esmeraldas ocho años después de encontrarlas - crédito Mauricio Vélez

El secreto de Fura y Tena

Debido a que el mercado de las esmeraldas es considerado de peligro en el país, Carranza mantuvo las dos piedras escondidas durante ocho años en una caja de seguridad del Banco de Bogotá, pero sin explicación, un día decidió presentar las esmeraldas al mundo.

Sobre su hallazgo, el boyacense indicó que se registró en una mañana de 1999, cuando durante una inspección de la mina observó una roca incrustada con un brillo especial, lo que terminó siendo la esmeralda más grande que había visto en su vida, por lo que necesitó de la ayuda de varios mineros para extraerla de una sola pieza.

El nombre de Fura le fue dado por el empresario en honor a la leyenda de Fura y Tena, dos amantes que fueron convertidos en montañas. En la leyenda, Tena se suicidó, mientras que Fura sostuvo el cadáver de su amor sobre sus rodillas, mientras que sus gritos lograron perforar la selva, convirtiendo sus lágrimas en esmeraldas.

Carranza nombró de esa forma
Carranza nombró de esa forma a las esmeraldas por una leyenda colombiana - crédito Mauricio Vélez

Después de exponerla, Carranza visitó la mina en la que encontró las esmeraldas como una muestra de que para él eran más una parte de la historia y la cultura de su tierra, por lo que no vendió estos elementos y en vida indicó que le gustaría que se mantuvieran intactas en un museo.

Durante el recorrido hasta Muzo, que se registró en 2010, la revista Diners acompañó al empresario, que se movilizó durante gran parte del recorrido por tierra, a pesar de que llevaba consigo la esmeralda más grande y la más valiosa de la actualidad

“No tienen precio, no se pueden vender”, indicó Víctor Carranza cuando le preguntaron si en algún momento había considerado vender las esmeraldas.

Carranza pidió que las piedras
Carranza pidió que las piedras preciosas se mantuvieran en Colombia - crédito Colprensa

De la misma forma, reafirmó su decisión de conservar intactas las dos piezas, que para Carranza no debían salir del país, ya que pensaba que eran una muestra de lo que podía dar el territorio cafetero. “Tendrán que estar algún día en un museo en Colombia, de donde son hijas”.

Un año después de la travesía, las esmeraldas fueron expuestas en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, pero después de la muerte del empresario se ha hablado muy poco de su ubicación, así como de la fortuna y herencia que dejó el boyacense en el país.