
El cultivo de leguminosas y cereales, base de la alimentación en Colombia, enfrenta diversas dificultades que restringen su crecimiento, en un contexto en el que el país sigue dependiendo de las importaciones.
Según datos recopilados por El Espectador, esta realidad afecta especialmente al maíz, la soya y el fríjol, productos claves tanto para el consumo humano como para la seguridad alimentaria animal.
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Maíz: disminución alarmante en la producción nacional
El maíz, base de numerosos platos típicos como la arepa boyacense o el ajiaco, atraviesa un panorama complicado. “El área sembrada también disminuyó en el último año, pues pasó de ser de 427.504 a 354.931 hectáreas en 2024″, reporta Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce). Esta reducción se asocia, entre otros factores, con la falta de apoyo gubernamental en infraestructura, seguros de cosecha y precios de estabilización. Además, la competencia desleal con el producto estadounidense, que recibe subsidios superiores, pone a los cultivadores colombianos en desventaja.

Arnulfo Trujillo, gerente de la Fenalce, advirtió en declaraciones al mismo medio que, con estas circunstancias, “no se produce ni un tercio del maíz que el país consume anualmente”, que asciende a 8 millones de toneladas. Sin embargo, departamentos como Meta, Córdoba y Sucre lideran los índices de siembra en 2024, respondiendo, aunque de manera insuficiente, a estas necesidades.
La soya: un aumento moderado que no alivia la dependencia externa
Aunque no es común en los hogares colombianos, la soya es indispensable para la producción de alimentos como pollo, huevo y carne de cerdo, al ser un insumo clave en la alimentación animal. Contrario al maíz, enfrentó un moderado incremento en el área de siembra. “El área sembrada también aumentó en el último año, pues era de 87.300 hectáreas en 2023 y registró 90.695 hectáreas en 2024″, aseguran informes de Fenalce recogidos por la misma fuente.

Esta expansión no es suficiente para cubrir la demanda nacional, ya que la mayor parte de la soya consumida sigue siendo importada. Entre los departamentos que más terreno dedicaron al cultivo de este cereal en el último año se encuentran Meta, Valle del Cauca y Córdoba. Esto se traduce en una necesidad latente de aumentar las garantías para los agricultores, a fin de fomentar la siembra local.
Fríjol: un ingrediente clave para los colombianos también enfrenta desafíos
Protagonista de platos tan emblemáticos como la bandeja paisa, el fríjol tiene problemas similares a los del maíz. A pesar de que las áreas sembradas registraron un leve aumento de 76.276 hectáreas en 2024, respecto a las 78.934 de 2023, la producción sigue mostrando un declive. Este reto se agrava debido a que casi la mitad de lo consumido proviene del mercado internacional.
Arnulfo Trujillo, en sus declaraciones a El Espectador, enfatizó que los mismos problemas afectan por igual a diversos cultivos: “Lo que le sucede al maíz le sucede a los frijoleros, soyeros y a todos. Se necesita infraestructura, seguros de cosecha, vías y seguridad”. Departamentos como Nariño, Santander y Huila continúan liderando el cultivo de esta leguminosa, pero su rol no basta para reemplazar la creciente dependencia de importaciones.

Todos estos desafíos ponen de manifiesto la urgente necesidad de implementar políticas agrarias más estructurales en Colombia. Según el análisis del medio, los agricultores del país no necesitan paliativos sino soluciones integrales. “Tiene que haber una política agraria contundente que atienda los problemas del sector no con pañitos de agua tibia, sino con recursos suficientes”, insistió Trujillo en sus declaraciones.
Los cultivos de leguminosas y cereales, además de esenciales para cubrir la dieta diaria de millones de colombianos, representan una oportunidad para garantizar la estabilidad alimentaria del país. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada o el respaldo gubernamental relegan al campo a una producción rezagada frente a la demanda nacional.
Mientras el maíz enfrenta una disminución alarmante, la soya logra leves incrementos y el fríjol se mantiene en una limitada expansión. Sin el fortalecimiento de las políticas agrícolas y el respaldo necesario, Colombia continuará dependiendo del mercado internacional para suplir estos alimentos básicos.
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