
El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha anunciado una serie de cambios en su cartera, incluyendo la solicitud de renuncia a todos los funcionarios del ministerio.
Benedetti no solo pidió la dimisión de todo su equipo, sino que también reveló que no ha trabajado desde su oficina en el Ministerio del Interior, sino desde la Casa de Nariño, sede del Gobierno colombiano.
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Los cambios llegan en medio de versiones que señalan que la salida de Alexander Jaimes, director de Asuntos Religiosos, era una represalia contra partidos cristianos que no apoyaron la reforma del Gobierno,
Benedetti aseguró que las razones son completamente distintas. “Yo venía adelantando desde el principio que no iba a contar con él por razones completamente diferentes a lo que se está señalando”, explicó el ministro en una entrevista con W Radio.
El ministro explicó que su decisión de solicitar la renuncia a todos los funcionarios responde a una estrategia de reestructuración.
Benedetti indicó que hasta el momento solo ha podido nombrar a dos o tres personas en los cargos vacantes, pero que eventualmente se aceptarán todas las renuncias presentadas.
“Cada torero llega con su cuadrilla”, comentó Benedetti, dejando en evidencia que continuará ajustando su equipo de trabajo en los próximos días.

Benedetti mencionó que ha participado en dos Consejos de Ministros, ha tenido que abordar situaciones críticas como la reforma a la salud, la situación en el Catatumbo y la posibilidad de una conmoción interior.
“Ni siquiera conozco el baño de mi oficina porque no he estado ahí”, comentó con tono jocoso para ilustrar la intensidad de sus primeras semanas en el cargo.
W Radio señaló que las declaraciones de Benedetti confirman que el ministro ha estado despachando desde la Casa de Nariño en lugar de las instalaciones del Ministerio del Interior.
Esta decisión podría estar relacionada con la necesidad de coordinar de manera más directa con el presidente y otros altos funcionarios del gobierno, especialmente en un momento en el que varias reformas clave están en juego.
El anuncio de los cambios en el Ministerio del Interior se produce en un contexto político complejo, marcado por el debate sobre reformas estructurales y la necesidad de mantener el apoyo de diferentes sectores políticos.
Con menos de dos semanas en el cargo, Armando Benedetti ha dejado claro que su gestión estará marcada por decisiones estratégicas y una reestructuración profunda del Ministerio del Interior.
Según informó W Radio, el ministro ha enfrentado una agenda cargada desde el primer día, lo que incluye la atención a temas de seguridad, reformas sociales y la coordinación con otros ministerios.

El trabajo desde la Casa de Nariño y la solicitud de renuncias masivas son solo algunos de los elementos que han definido el inicio de su gestión, que buscará reorganizar la entidad para enfrentar los desafíos políticos y sociales del país.
La salida de Alexander Jaimes, aunque desmentida como represalia, ha generado especulaciones sobre las relaciones entre el gobierno y los partidos cristianos, quienes han demostrado su capacidad de influir en decisiones clave, como el hundimiento de la reforma laboral.
Benedetti y su presunto tráfico de influencias
Mientras Benedetti implementa estos cambios, la Fiscalía avanza en la investigación sobre presunto tráfico de influencias en su contra, un tema que ha generado fuertes críticas en la oposición.
Según revelaciones recientes, la indagación se centra en llamadas y gestiones que el ministro habría realizado para favorecer a terceros en procesos administrativos. Benedetti ha negado las acusaciones, argumentando que se trata de un ataque político en medio de las tensiones por las reformas que impulsa el gobierno.

El caso tiene como punto de partida las declaraciones de Luis Carlos Reyes, exdirector de la Dian, quien habría mencionado que las conversaciones sobre los nombramientos en las aduanas ocurrieron antes de su llegada al cargo.
Tanto Benedetti como Covo han utilizado este argumento en su defensa, señalando que las discusiones previas no constituyen un delito. Sin embargo, Ruiz enfatizó que será la Corte Suprema de Justicia la encargada de determinar si estas acciones configuran un caso de tráfico de influencias.
“Es la Corte Suprema la que debe determinar si se configura el delito. Lo cierto es que la trama de influencias en la política colombiana no es nueva y esta es otra muestra de cómo los mismos de siempre siguen saqueando el país”, afirmó Ruiz, según consignó La Fm.
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