Soldado fue secuestrado junto con su pareja por grupo armado en el sur de Cauca

Las comunidades del sur del Cauca enfrentan una nueva crisis tras el secuestro de dos jóvenes en área rural de El Patía y Bolívar. Según informó Humberto Illera Zúñiga, representante social de la zona, los jóvenes Stiven Quiñones y Milena Astudillo fueron interceptados por hombres armados mientras participaban en un evento de acrobacias en motocicleta en el sector de Guachicono.

De acuerdo con Illera Zúñiga, Stiven Quiñones, que actualmente presta servicio militar, y su pareja, Milena Astudillo, asistieron al evento sin notificar a las comunidades locales ni solicitar autorización para estar en la zona. Esto habría llevado a que los hombres armados, movilizándose en una camioneta, los interceptaran y los trasladaran a un lugar desconocido.

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“Al parecer, no los reconocieron como personas de la zona”, explicó el líder social en declaraciones recogidas por El País.

El secuestro de los jóvenes ha generado una profunda preocupación entre los habitantes de El Bordo, localidad donde residen las víctimas. Según detalló Illera Zúñiga, los jóvenes son reconocidos en la comunidad como personas tranquilas y sociables, lo que ha motivado a las familias y vecinos a unirse en oraciones y llamados por su liberación.

“Esperamos que regresen sanos y salvos a sus hogares”, expresó el líder, quien también instó a los captores a respetar la vida de los jóvenes mientras se adelantan gestiones humanitarias para su liberación.

Este caso pone en evidencia la difícil situación que enfrentan las comunidades rurales del sur del Cauca, donde la presencia de grupos armados ilegales impone restricciones a la movilidad y genera un clima de tensión constante. Al parecer, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) mantiene un control militar en esta zona, estableciendo normas estrictas para quienes transitan por los municipios de la región.

Y es que el secuestro de Stiven Quiñones y Milena Astudillo se produce en un contexto de creciente presión armada en el sur del Cauca, donde el ELN busca contrarrestar la incursión del frente Carlos Patiño de las disidencias de las Farc.

Tal conflicto ha generado desplazamientos y restricciones para las comunidades campesinas e indígenas de la región. De hecho, una facción del ELN ya se habría desplazado hacia los municipios de Balboa y Argelia, donde se enfrenta directamente con la estructura liderada por Iván Mordisco.

En este contexto, las comunidades denuncian que los jóvenes de la zona están siendo presionados para unirse a los enfrentamientos armados, lo que agrava aún más la situación humanitaria.

Frente a ello, las comunidades del sur de Cauca reiteraron su llamado a los grupos armados para que respeten los derechos de la población civil y cesen las acciones que ponen en riesgo la vida y la integridad de los habitantes.

Mientras las familias de los jóvenes esperan noticias sobre su paradero, las organizaciones sociales y campesinas continúan exigiendo acciones concretas para garantizar su liberación y prevenir que hechos similares se repitan en el futuro.

En el Cauca, al suroccidente del territorio nacional, persiste una compleja situación de orden público, marcada por la presencia de diversos grupos armados ilegales y disputas por el control territorial.

En la región operan estructuras criminales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las Farc y grupos ligados al narcotráfico, quienes buscan controlar corredores estratégicos para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.

Los enfrentamientos entre estos grupos y las fuerzas del Estado, así como los ataques contra comunidades indígenas y campesinas, han generado un aumento en los desplazamientos forzados, asesinatos selectivos y amenazas, afectando gravemente a la población civil. Las comunidades indígenas han denunciado frecuentes violaciones a sus derechos y la intensificación de la violencia en sus territorios ancestrales.

La situación también tiene un componente social, ya que el Cauca, históricamente desatendido por el Estado, enfrenta altos índices de pobreza, falta de oportunidades y una débil presencia institucional, factores que facilitan la expansión del crimen organizado.