De quién era la mansión que aún sigue en pie en la Séptima con 79 en Bogotá

Inmigrante, empresario y filántropo, su propietario original participo de la creación de al menos 20 barrios en la capital del país

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Su propietario participó de la
Su propietario participó de la creación de barrios en Bogotá e Ibagué - crédito montaje realizado con imágenes del archivo de Bogotá y Google Maps

Entre el club El Nogal y uno de los pocos edificios de arquitectura francesa en el norte de Bogotá se esconde, a contados metros de la carrera Séptima, una de las últimas mansiones bogotanas del siglo XX que continúa en pie.

Así lo dio a conocer en un video publicado los primeros días de marzo el creador de contenido especializado en arquitectura, Andrés Francel, al visitarla y recordar quién fue su propietario original:

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“Judío, ucraniano, inmigrante y millonario. Moris Gutt llegó a Colombia en 1915 y construyó su mansión en la 79 con séptima, en Bogotá”.

La estructura fue construida con toques Art Déco - crédito @andres.francel / Instagram

La mansión fue “diseñada por Alberto Manrique Martin, autor del hotel Granada; del edificio Cubillos; del teatro San Jorge y del barrio Belén en Ibagué, urbanizado por Moris y su primo Salomón Gutt, así como otros 20 barrios en Bogotá”.

Pero los Gutt no solo participaron de la construcción de ciudades principales y su ampliación la primera mitad del siglo XX, también emprendieron con compañías que, aún hoy, cointinuan en pie:

Antes de que creciera la araucaria, habían creado una importadora: Grasas y Químicos Grasco, Detergentes Dersa, Agroindustrias Indupalma, Alimentos Concentrados Raza y obras filantrópicas, como el Banco Nacional de Sangre”.

La suya, insistió Francel, es “una historia grabada en la roca abusardada y en la forja metálica, con motivos historicistas y formas Art Déco, ensambladas en una arquitectura ecléctica de base neoclásica, con unas visuales privilegiadas por su topografía en una suave pendiente”.

¿De quién era el primer automóvil que se condujo en Colombia: El Dion Bouton Type E?

En 1899, Clodomiro Ramírez, un ingeniero colombiano, marcó un hito en la historia del transporte nacional al traer desde Francia el primer automóvil que pisó suelo colombiano. Este vehículo, un Dion Bouton Type E, representó un cambio significativo en la forma en que las personas se desplazaban en el país, donde, hasta entonces, predominaban los caballos y las carrozas. Según información disponible en la Fundación Museo de Transporte de Antioquia, este modelo no solo fue pionero en su llegada, también destacó por su diseño innovador y su complejidad técnica para la época.

El Dion Bouton Type E, fabricado por la casa francesa De Dion-Bouton, se caracterizaba por un sistema de conducción que, aunque avanzado para finales del siglo XIX, resultaba complicado para los estándares actuales. Según explicó el creador de contenido especializado en vehículos conocido como Nolo, en su visita al Museo de Transporte de Antioquia, este automóvil contaba con un volante tipo manillar que requería realizar los cambios de marcha mientras se maniobraba. Además, incluía los pedales básicos de un vehículo manual: embrague, acelerador y freno.

El Dio llegó al país poco antes del siglo XIX - crédito nolo____________ / Instagram

De acuerdo con lo detallado por Nolo, el diseño del Dion Bouton era una muestra de la tecnología de su tiempo. El vehículo estaba equipado con un sistema de luces que funcionaba con aceite o carburo, transmisión por cadena con dos o tres velocidades, un techo de lona plegable y llantas de 700 x 80 milímetros. Los guardabarros, hechos de cuero, completaban el diseño exterior. Sin embargo, a pesar de estas características, el automóvil carecía de elementos que hoy se consideran esenciales, como puertas, ventanas o protecciones contra las inclemencias del clima.

El Dion Bouton Type E estaba diseñado para transportar únicamente a dos personas, lo que contrastaba con las necesidades de las familias numerosas que eran comunes tanto en las zonas rurales como urbanas de la época. Los ocupantes debían sentarse en sillas de cuero con un ángulo de 90 grados, lo que, sumado a la falta de protección contra el viento y las condiciones climáticas, hacía que los viajes fueran una experiencia rústica.

El vehículo fue traído al
El vehículo fue traído al país por un amante ingeniero de apellido Ramírez - crédito nolo____________ / Instagram

A pesar de estas limitaciones, el automóvil ofrecía una ventaja clave: recorridos más rápidos y eficientes en comparación con los medios de transporte tradicionales. Según Nolo, el motor de 400 centímetros cúbicos del Dion Bouton podía generar hasta 8 caballos de fuerza, permitiéndole alcanzar una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora (18,6 millas por hora). Para finales del siglo XIX, esta velocidad era considerada notable y representaba un avance significativo en la movilidad.