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El departamento de Antioquia se ha consolidado como un destino predilecto para los turistas gracias a su amplia oferta de actividades y atractivos. Conformado por un total de 125 municipios, esta región destaca por su diversidad cultural, natural y gastronómica, lo que la convierte en un punto de interés tanto para visitantes nacionales como internacionales.

La riqueza turística de Antioquia radica en su capacidad para combinar tradición y modernidad en un solo lugar.

Los municipios que conforman este departamento presentan una variedad de opciones que se adaptan a diferentes tipos de viajeros. Desde aquellos que buscan aventuras al aire libre hasta quienes prefieren disfrutar de la cultura local, Antioquia tiene algo para todos.

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Uno de ellos es el municipio de Belmira, ubicado en el corazon del departamento de Antioquia, se ha convertido en un destino imperdible para quienes buscan tranquilidad, biodiversidad y paisajes excepcionales.

Su nombre, que tiene origen portugués, significa “Bella Mirar” o “Bello Paisaje”, una descripción que hace justicia a los impresionantes escenarios naturales que rodean al municipio, que destaca no solo por su riqueza natural, sino también por su clima frío y su abundancia de recursos hídricos.

Con una altitud de 2.550 metros sobre el nivel del mar, Belmira se convierte en un refugio ideal para quienes disfrutan de temperaturas bajas. Esta pequeña población, que cuenta con 6.200 habitantes aproximadamente, ofrece una experiencia única gracias a su entorno natural, que incluye ríos, cascadas y una gran variedad de flora y fauna.

El portal especializado Turismo Antioquia Travel describe a Belmira como un lugar donde la tranquilidad y la majestuosidad de sus paisajes son los principales atractivos. “Este destino es ideal para quienes buscan desconectarse y reconectar con la naturaleza, ya sea a través de actividades al aire libre o simplemente disfrutando de la hospitalidad de su gente”, reseñó el sitio web.

Uno de los mayores atractivos del municipio de Belmira es la abundancia de trucha arco iris, una especie que históricamente ha habitado los ríos de la región y que también se cultiva en estanques locales. Además de la trucha arco iris, en Belmira también se produce la trucha dorada, conocida como trucha gold.

La pesca de trucha no solo es una actividad recreativa en este municipio, sino que también representa una fuente importante de ingresos para sus habitantes. Este vínculo entre la comunidad y la pesca se celebra anualmente con el Concurso Nacional de Pesca de Trucha Arcoiris, un evento que atrae a pescadores y turistas de todo el país.

Entre sus lugares turísticos, se destaca la Plaza del Río, un espacio recreativo que ofrece diversas actividades para disfrutar en familia, y que busca evocar la esencia de los pueblos antioqueños, resaltando sus colores y tradiciones ancestrales.

De igual manera, los turistas nacionales y extranjeros deben acudir al Páramo Santa Inés, lugar donde nace el 70 por ciento del agua que recibe todo el Valle del Aburrá. Es una de las áreas estratégicas de páramo en el departamento, con gran importancia ecológica debido a su biodiversidad y su papel en la regulación del agua.

Es un área protegida que forma parte de los esfuerzos de Antioquia para preservar los páramos, ecosistemas altamente vulnerables al cambio climático y la expansión de actividades humanas como la ganadería y la minería.

A las afueras del municipio antioqueño, se encuentran las cascadas Las Golondrinas, La Montañita y El Yerbal, que son caídas de agua reconocida por su belleza escénica y constituyen atractivos turísticos de la región

La primera está situada a aproximadamente 5 kilómetros del casco urbano de Belmira, en la vereda La Salazar Restrepo, esta cascada tiene una altura cercana a los 20 metros. Para llegar a ella, los visitantes pueden recorrer senderos que atraviesan paisajes boscosos y túneles artesanales, ofreciendo una experiencia de ecoturismo enriquecedora.

La segunda, ubicada a unos 3 kilómetros del parque principal de Belmira, contempla para los visitantes una caminata que permite a los visitantes disfrutar de la flora y fauna locales, así como de vistas panorámicas de la región.

Por último, se destaca la cascada El Yerbal, donde las personas pueden conectarse con la naturaleza y conocer uno de los mayores atractivos del corazón de Antioquia.

En definitiva, Belmira es un ejemplo de cómo los pequeños municipios de Antioquia pueden ofrecer experiencias inolvidables a los viajeros. Su riqueza hídrica, su biodiversidad y su accesibilidad lo convierten en un lugar que no solo atrae a turistas, sino que también resalta la importancia de preservar y valorar los recursos naturales de la región.