Salud de docentes del magisterio en crisis: informe reveló envejecimiento, alta incidencia de cáncer y fallas en atención médica

El panorama de la salud del magisterio en Colombia se encuentra en un punto crítico, según un reciente informe del centro de pensamiento Así Vamos en Salud (AVS), que expuso una serie de preocupaciones que afectan a los más de 800,000 docentes afiliados al Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio (Fomag) y sus familias.

Estas conclusiones, basadas en datos actualizados, evidencian problemas demográficos, epidemiológicos y administrativos que ponen en riesgo la sostenibilidad del sistema de salud dedicado al magisterio, y que exigen medidas urgentes para proteger a quienes son clave en la formación educativa del país.

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Uno de los puntos más preocupantes del análisis es el envejecimiento de la población docente, pues, de acuerdo con los datos presentados, el 84% de los afiliados al Fomag tiene más de 40 años y el 42,3% supera los 60.

Esto significa que cada vez más maestros requieren servicios especializados para enfermedades crónicas como diabetes, problemas cardiovasculares y cáncer.

Esta tendencia no solo aumenta la presión sobre la capacidad del sistema de salud, sino que exige una transformación en los servicios ofrecidos, adaptándolos a una población predominantemente adulta mayor.

Entre 2017 y 2023, las Peticiones, Quejas, Reclamos y Sugerencias (Pqrs) dirigidas al Fomag se incrementaron en un alarmante 266%.

Las principales quejas incluyen la negación o demora de citas médicas, el incumplimiento en la entrega de tratamientos y dificultades administrativas que complican el acceso a la atención médica.

Aunque en el último año se observa una ligera reducción en estas quejas, las cifras siguen siendo muy altas, reflejando barreras significativas en la calidad y oportunidad de la atención brindada.

El cáncer de mama y de próstata se destacan como problemas de alto impacto en la población docente, pues según el informe, la incidencia de cáncer de mama entre las docentes afiliadas al Fomag es 2.5 veces mayor que el promedio nacional, con 930 casos por cada 100.000 mujeres.

En el caso del cáncer de próstata, la tasa de mortalidad es igualmente superior en comparación con otros sectores, lo que sugiere fallas tanto en la detección temprana como en el acceso a tratamientos efectivos.

Adicionalmente, la salud mental de los maestros es otra área de preocupación, dado que el 62% de los docentes presentan riesgo de desarrollar ansiedad o depresión, causado por las altas demandas laborales y el estrés acumulado.

Estos problemas no solo afectan la calidad de vida de los maestros, sino que tienen un impacto negativo en el desempeño del sector educativo en general.

El informe señaló que el Fomag cuenta únicamente con tres Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) por cada 10,000 afiliados, un número insuficiente que resulta en largas esperas para acceder a atención médica, especialmente en zonas rurales.

Esta distribución desigual de la infraestructura de salud provoca que los docentes en regiones apartadas enfrenten mayores dificultades para recibir un tratamiento oportuno, aumentando las disparidades en el acceso a los servicios.

El análisis también destacó discrepancias significativas entre los informes financieros del Fomag y los datos reportados por la Superintendencia Nacional de Salud.

Estas diferencias complican la evaluación precisa de la sostenibilidad financiera del fondo, lo que a su vez dificulta la implementación de mejoras.

Aunque el presupuesto para 2024 muestra un aumento en los ingresos y gastos, la falta de claridad en los datos históricos impide hacer comparaciones confiables y tomar decisiones bien fundamentadas.

En este contexto, Así Vamos en Salud hizo un llamado urgente a las autoridades para tomar medidas que permitan fortalecer la red de prestadores, optimizar la gestión administrativa y garantizar un acceso justo, oportuno y de calidad a los servicios de salud.

Proteger la salud de los docentes que hacen parte del magisterio no es solo un tema de justicia social, sino una condición esencial para asegurar el bienestar de los docentes y, con ello, la calidad de la educación en Colombia.