La Ñata, la caimán que vivía como mascota en una casa de Palmira, será reubicada en Cartagena: aprendió a cazar

Jesús Leonardo Escobar insiste que en 2008 se puso en contacto con la Corporación Autónoma del Valle para que examinaran al animal, pero los funcionarios se “negaron”

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Jesús Leonardo Escobar insiste que
Jesús Leonardo Escobar insiste que en 2008 se puso en contacto con la Corporación Autónoma del Valle para que examinaran al animal, pero los funcionarios se "negaron" - crédito CVC

Mientras 23 mil delegados, de 196 países, discutían sobre preservación en la COP16 de Cali; en Palmira, funcionarios de la Corporación Autónoma del Valle del Cauca (CVC), Policía y Fiscalía se presentaron en el hogar de Jesús Leonardo Escobar para rescatar a La Ñata, un caimán aguja (Crocodylus acutus) que había pasado los últimos 54 años en una casa.

De inmediato, fue trasladada al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) de San Emigdio, en donde personal especializado indicó que se encontraba deshidratada, con bajo peso y posibles afecciones renales y parasitarias.

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Desde entonces, la CVC se propuso cuidar de ‘La Ñata’, que puede vivir hasta los 80 años, y en los últimos cuatro meses notaron cambios en su físico y su comportamiento.

“Durante este tiempo de rehabilitación, La Ñata ha seguido un plan de alimentación de 2.701 kilocalorías diarias, compuesto por pollo, carne de res, pescado, hígado y otros complementos”.

Además, “uno de los logros más significativos ha sido la reactivación de su instinto depredador, demostrada en su capacidad para cazar y consumir presas vivas de manera autónoma, un indicador clave para su rehabilitación”.

La Ñata vivirá en un
La Ñata vivirá en un santuario especializado en el cuidado de reptiles - crédito CVC

La Ñata ha venido siendo monitoreada con la ayuda de cámaras trampa instaladas en su hábitat, en el que tiene acceso a refugios acuáticos, espacios soleados y recibe los estímulos necesarios para su correcta recuperación.

El diagnóstico, pese a haber pasado una fracción mínima de su vida en condiciones aceptables, es favorable y se espera que en las próximas semanas pueda ser reubicada en un lugar especializado en reptiles:

“Actualmente, se coordinan los preparativos para su traslado al Vivarium, en el corregimiento de Pontezuela en Cartagena, con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique) y la Fuerza Aérea Colombiana. Este lugar, especializado en la conservación de caimanes y cocodrilos, será su nuevo hogar y permitirá garantizar su bienestar bajo condiciones adecuadas”, precisó el director general de la CVC, Marco Antonio Suárez Gutiérrez.

Al ser rescatada de su vivienda, Jesús Leonardo Escobar aseguró que en 2008 había solicitado a la CVC que revisaran el estado de salud de su “extraña mascota”, pero se negaron.

Sin embargo, para entonces, la caimán llevaba 38 años en cautiverio y, de acuerdo con el director Suárez, “durante los últimos años, nosotros (los de la CVC) no sabíamos que el animalito continuaba ahí”.

De ahí que su compromiso se mantenga en que: “Seguiremos monitoreando de cerca la adaptación de La Ñata y su proceso de rehabilitación, recordando que los animales silvestres no son mascotas y deben permanecer en su hábitat natural”.

El traslado de Nala: la historia de la jaguar que encontró un nuevo hogar en el zoológico de Cali

La jaguar Nala, un ejemplar que vivió bajo el cuidado humano desde su nacimiento, llegó en noviembre al zoológico de Cali, para comenzar una nueva vida. Según informó la Corporación autónoma regional de la Frontera Nororiental (Corponor), la llegada de este animal al reconocido zoológico colombiano fue el resultado de un proceso de rescate, rehabilitación y traslado que involucró, incluso, a la Fuerza Aeroespacial Colombiana.

De acuerdo con El País, la historia de Nala comenzó en el norte de Santander, donde una familia local la encontró y la adoptó, creyendo que se trataba de un gato doméstico. Sin embargo, con el tiempo, se dieron cuenta de que ¿era un jaguar, una especie salvaje protegida. Ante esta revelación, decidieron entregarla a la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), que asumió su cuidado en el Centro de Atención y Valoración (CAV) de Gramalote durante un año y medio.

Corponor estableció que tenía una impronta humana - crédito @corponor_ns / Instagram

Durante su estancia en el CAV, Nala fue sometida a un riguroso proceso de valoración médica y monitoreo constante por parte de un equipo interdisciplinario de profesionales. Según detalló Corponor, se adecuó un hábitat especial para ella con el objetivo de estimular sus instintos salvajes. Sin embargo, los especialistas detectaron que Nala presentaba señales de impronta humana, una condición que ocurre cuando un animal asocia a los humanos con el alimento. Esta característica, según explicó Samir León Restrepo, médico veterinario y coordinador del CAV, representa un riesgo tanto para el animal como para las comunidades en caso de ser liberado en su entorno natural.

Debido a esta impronta, la liberación de Nala en su hábitat natural no era viable, lo que llevó a buscar una alternativa que garantizara su bienestar. Fue entonces cuando el zoológico de Cali, acreditado por la Asociación Americana de Zoológicos y Acuarios, solicitó su traslado para integrarla a sus instalaciones.

Nala pasó sus primeros días
Nala pasó sus primeros días en la capital del Valle del Cauca en cuarentena - crédito corponor_ns / instagram

El traslado de Nala al zoológico de Cali fue un operativo cuidadosamente planificado. Según Corponor, la operación contó con el apoyo de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, que facilitó el transporte del animal en una jaula especialmente diseñada para garantizar su seguridad y comodidad durante el viaje. El equipo técnico del CAV supervisó cada detalle del procedimiento, asegurándose de que Nala estuviera en óptimas condiciones para el traslado.

El viaje comenzó temprano en la mañana, y el equipo interdisciplinario de Corponor, compuesto por profesionales, técnicos y operarios, se despidió del ejemplar tras meses de cuidado. Al llegar a Cali, Nala fue puesta en cuarentena como parte de los protocolos del zoológico, donde le realizaron chequeos adicionales para integrarla a su nuevo hogar.