Empresario denuncia estafa en Guaduas: le habrían vendido un restaurante con certificados falsificados

A través de un video en su cuenta de TikTok, Sebastián Villarraga aseguró que cuando buscó respuestas por parte de los vendedores, sus abogados amenazaron con demandarlo por hostigamiento

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Sebastián Villarraga relató cómo una prometedora oportunidad de negocio en Guaduas terminó siendo una amarga estafa - crédito sebvillarraga/TikTok

Sebastián Villarraga, emprendedor y creador de contenido, se embarcó con ilusión en el sueño de tener su propio negocio en Guaduas, Cundinamarca, pero no todo salió como lo esperaba, por lo que terminó cerrando el negocio y hasta amenazado con la posibilidad de una denuncia.

A través de TikTok, el creador de contenido y empresario compartió lo que parecía ser una propuesta inmejorable: un restaurante con un alto puntaje de salubridad, ubicado en la pintoresca calle de los Faroles del municipio de Cundinamarca.

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Sin embargo, lo que prometía ser una inversión segura resultó ser, al parecer, una trampa bien montada, orquestada por una pareja que habría aprovechado su confianza y desconocimiento para estafarlo.

El inicio de un sueño convertido en pesadilla

La historia de Villarraga comenzó cuando él y su pareja decidieron invertir sus ahorros en un negocio. Fue entonces cuando el dueño de un restaurante, alegando problemas de salud y una necesidad urgente de dinero para una cirugía, les ofreció venderles el establecimiento.

Según relató Villarraga, todo parecía legítimo al principio. Se llevaron a cabo reuniones, se revisaron documentos y, finalmente, se firmó el contrato de compra.

Con su historia, Villarraga busca
Con su historia, Villarraga busca alertar a otros emprendedores y evitar que caigan en trampas similares - crédito sebvillarraga/TikTok

“A la semana reunimos el dinero y fuimos a hacer la compra. Recuerdo que eso fue un sábado. Estaba con la esposa, porque ella era la que figuraba como dueña del restaurante. Ahí fue cuando nos enteramos de que en la mayoría de los documentos no solo aparecía él, sino también su esposa”, relató el creador de contenido.

Una venta prometedora: certificados, contratos y altas expectativas

Al principio, todo parecía ir bien. El restaurante comenzó a recibir clientela regular y el negocio parecía encaminado al éxito. Sin embargo, semanas después, una visita inesperada de una funcionaria de la Secretaría de Salud destapó el presunto engaño.

“Ya teníamos clientela fiel, personas que iban a comer y almorzar allá. Un día, mi hermana estaba atendiendo el restaurante y, justo antes de cerrar, llegó una señora a hacer la inspección. Venía de la Secretaría de Salud para verificar si el restaurante podía operar”, explicó.

La inspección reveló que el local no cumplía con los requisitos básicos de infraestructura para funcionar como restaurante. “La infraestructura del local no tenía las condiciones para montar un negocio de alimentos, ya fuera restaurante, heladería o cualquier otro establecimiento similar. Y ahí empezó todo el rollo”, concluyó Villarraga.

Un restaurante en la pintoresca
Un restaurante en la pintoresca calle de los Faroles parecía ser la inversión perfecta para Villarraga y su pareja - crédito sebvillarraga/TikTok

Lo más alarmante fue descubrir que los certificados de salubridad, que aseguraban un alto puntaje, eran falsificados. Sebastián relató cómo, al revisar la documentación, encontraron que los certificados, incluidos los de manipulación de alimentos del personal, habrían sido manipulados por la pareja vendedora.

“Se supone que teníamos un certificado con el mejor puntaje y todo, y nos tocó cerrar. Cerramos el restaurante y empezamos a investigar los documentos que nos dieron para verificar si eran válidos o no, y nos dimos cuenta de muchas cosas. La primera es que el certificado del puntaje de sanidad estaba escrito con la letra de la que era dueña del restaurante”, explicó Villarraga.

Ni siquiera los empleados habían realizado los cursos necesarios, y todo indicaba que los puntajes altos habrían sido inventados.

La respuesta de los responsables: amenazas legales y evasivas

Ante esta situación, Villarraga intentó contactar a los vendedores para buscar una solución o al menos recuperar parte del dinero invertido. Sin embargo, sus esfuerzos solo derivaron en amenazas legales por parte de la pareja, quienes lo acusaron de acoso.

“Un día nos llaman dos personas, dos abogados de parte de ellos, y nos empiezan a—no sé si decirlo—amenazar, diciéndonos que si seguíamos con el proceso, si hacíamos algo con los documentos o si presentábamos una demanda, ellos nos demandarían a nosotros. Decían que yo estaba acosando al señor llamándolo, que lo estaba hostigando y amenazando, y que debía devolver el dinero al restaurante”, aseguró Villarraga en el video.

Al principio, el negocio atrajo
Al principio, el negocio atrajo clientes y dio esperanza de éxito, pero todo cambió con la visita de la Secretaría de Salud - crédito sebvillarraga/TikTok

La perspectiva de un costoso y prolongado proceso judicial, junto con el desgaste emocional, llevó a Sebastián Villarraga y a su pareja a desistir de cualquier acción legal.

Lecciones aprendidas: precaución y transparencia al invertir

La experiencia dejó a Villarraga no solo con una pérdida económica significativa, también con una reflexión amarga sobre la forma en que algunos aprovechan la buena fe de otros.

En su video, compartió su sospecha de que esta pareja podría operar bajo un modelo recurrente: adquieren locales de bajo costo, falsifican certificados para aumentar su valor, y luego los venden a un precio elevado, dejando a los compradores atrapados en un problema del que solo ellos sacan beneficio.

Pese a la frustración, el creador de contenido decidió no continuar el pleito y, en lugar de eso, optó por compartir su experiencia para alertar a otros emprendedores sobre los riesgos de confiar sin realizar una investigación exhaustiva.

“Jugar con los sueños y las inversiones de los demás trae consecuencias”, concluyó Villarraga.

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