La disputa entre el ELN y el Clan del Golfo por el control del río San Juan, clave para el narcotráfico, ha desatado una crisis humanitaria en el Medio San Juan, Chocó.
Cerca de 2.000 familias indígenas están confinadas y muchas personas han sido desplazadas por la violencia y la presencia de minas antipersona.
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Las autoridades identifican a alias Jerson, cabecilla del frente Ernesto Che Guevara del ELN, y alias Piernas Limpias, líder de la Subestructura Baudó del Clan del Golfo, como los principales responsables del conflicto, según un informe al que tuvo acceso Blu Radio.
“Jerson” lleva más de 20 años en la guerra, ha dirigido atentados y secuestros, y actualmente comanda a más de 110 combatientes. Por su parte, “Piernas Limpias” controla más de 200 hombres y se disputa las rutas del narcotráfico, intensificando la violencia con extorsiones y reclutamiento forzado.
La población civil sigue atrapada en medio del conflicto, con comunidades confinadas y desplazamientos masivos. La situación requiere una respuesta integral que combine seguridad con atención humanitaria.
La guerra por el control del narcotráfico ha convertido al Chocó en un territorio de constante enfrentamiento, donde los civiles son las principales víctimas.
Ambos grupos armados delictivos buscan dominar esta región estratégica, que históricamente estuvo bajo el control de las extintas Farc hasta la firma del Acuerdo de Paz en 2016.
Tras la salida de las Farc, el ELN ocupó el territorio, pero la riqueza de la zona, especialmente en oro y demás minerales, y su ubicación como corredor hacia el Pacífico atrajeron al Clan del Golfo, que expandió su presencia desde el Urabá hacia Chocó.
Según detalló una fuente consultada por El Tiempo, el control del oro y las rutas para el tráfico de clorhidrato de cocaína son los principales motores de esta disputa.
Además, el dominio del río San Juan es visto como un paso inicial para extender la influencia hacia otros ríos estratégicos de la región, como el Atrato y el río Sucio.
Estrategias del Clan del Golfo y el ELN y sus antecedentes recientes
El medio también destacó que los enfrentamientos actuales no son el único episodio de violencia reciente en la región.
A finales de 2022, el ELN implementó paros armados en la zona, una estrategia que, según fuentes de inteligencia, buscaba forzar el desplazamiento o confinamiento de las comunidades para abrir corredores que permitieran el transporte de droga acumulada hacia el Pacífico.
Esta dinámica refleja la complejidad del conflicto en Chocó, donde los intereses económicos y estratégicos de los grupos armados se superponen con las necesidades y derechos de las comunidades locales.
La población civil, atrapada en medio de esta disputa, enfrenta no solo el desplazamiento forzado, sino también la amenaza de minas antipersonales y la falta de acceso a servicios básicos.
Despliegue de tropas y medidas de seguridad
En respuesta a la crisis, el Ejército Nacional ha desplegado 340 uniformados en la región, quienes inicialmente se enfocarán en la detección y desactivación de minas antipersonales sembradas por los grupos armados.
Posteriormente, las tropas se concentrarán en asegurar el área de Puerto Murillo, donde se registraron los enfrentamientos más intensos.
Según El Tiempo, el despliegue se realizará en cuatro puntos estratégicos: Dipurdú, Negría, San Miguel y Noanamá.
Además, la Armada de Colombia, a través de su Fuerza Naval del Pacífico, ha movilizado cinco lanchas artilladas para tomar el control de la Boca de Sipí, un punto clave desde donde se puede supervisar el acceso a los tres principales ríos de la región.
Estas acciones buscan no solo contener la violencia, sino también garantizar la seguridad de las comunidades afectadas y restablecer el orden en una zona que ha sido históricamente golpeada por el conflicto armado.
Las autoridades locales y organizaciones humanitarias han solicitado apoyo urgente para atender las necesidades de estas comunidades, mientras que el despliegue militar busca prevenir una escalada de la violencia.