Mula perdió una pata por mina antipersona en el Catatumbo: “Su pierna está toda destrozada”

La población desplazada de Norte de Santander está regresando al territorio y está encontrando un campo minado y sus casas ocupadas por guerrilleros del ELN, que están tomando el control en varios municipios

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La mula fue adoptada por
La mula fue adoptada por el veterinario que la atendió - crédito Dimitris Vetsikas/Pixabay

Más de 50.000 personas tuvieron que dejar sus hogares en Norte de Santander (región del Catatumbo) por cuenta de las acciones criminales del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que hace presencia en el territorio. La guerrilla perpetró varias masacres en diferentes municipios, dejando decenas de víctimas y generando terror entre la población sobreviviente.

Por eso, ciudades como Cúcuta recibieron miles de ciudadanos desplazados, necesitados de protección y ayuda para subsistir. La situación se tornó caótica por la cantidad de personas que llegaron a solicitar apoyo, por lo que fue necesario recurrir a la solidaridad de los ciudadanos para garantizar la entrega de elementos básicos de cuidado personal y alimentación.

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Luego de varios días de incertidumbre y angustia, algunas de las víctimas de desplazamiento forzado decidieron regresar a sus territorios, encontrándose con un panorama desolador: sus casas saqueadas y la imposibilidad de habitarlas porque los guerrilleros del ELN se apropiaron de ellas. “Se están metiendo a saquearlas porque, según ellos, están haciendo posesión de las fincas que le pertenecían a la Farc”, contó el campesino Juan Guillermo, citado por Semana.

Los desplazados están regresando al
Los desplazados están regresando al Catatumbo y están encontrando sus terrenos ocupados y minados - crédito AFP

Además, encontraron minas antipersonales sembradas en el territorio, lo que quiere decir que el grupo armado está implementando la estrategia de minado para evidenciar y garantizar el control sobre el territorio ocupado. Esta situación ya está afectando gravemente a la población residente. Pues, según contó el campesino Jairo a Noticias Caracol, una mula, llamada Simpática, que lo acompañó durante cuatro años en su finca, ubicada en la vereda Ventas de Oriente, ubicada en el municipio de Tibú – uno de los puntos del departamento que más ha sufrido las consecuencias de la violencia – resultó herida por una mina antipersonal.

Los hechos se registraron en la última semana de enero de 2025, en medio de la crisis humanitaria que se vive en el departamento y que implicó la suspensión de las negociaciones de paz con el ELN. Cuando el animal se encontraba pastando cerca de la vivienda de sus dueños, se encontró con una mina que inmediatamente detonó y afectó gravemente una de sus patas. “Yo la vi que venía cojeando (...) ya no tenía el casquito y se le había volado la pata con la mina y tenía esquirlas por todo lado”, detalló el habitante.

El veterinario consideró la eutanasia
El veterinario consideró la eutanasia para la mula, pero decidió amputar la pata afectada - crédito Shutterstock

Jairo logró prestar los primeros auxilios a la mula y trasladarla en una camioneta hasta un centro veterinario. Sin embargo, su compañero de trabajo y de vida perdió la pata; el profesional que lo atendió tuvo que amputarla. Posteriormente, lo adoptó.

Ella llega en unas condiciones muy precarias, la verdad. Su pierna está toda destrozada. Una de las opciones era la eutanasia o un procedimiento quirúrgico. Yo decidí, de todo corazón, ayudarle”, explicó al informativo el médico veterinario y zootecnista Brand Mogrovejo Riveros.

El animal, que ahora debe caminar en tres patas, era de suma importancia para la familia del ciudadano, no solo porque estuvo presente durante mucho tiempo, sino porque fue una parte fundamental en el sustento de la misma. Ayudaba trasladar cosechas de fruta para su posterior comercialización, por lo que las afectaciones en su salud interfirieron directamente en la economía del hogar.

La familia tuvo que dejar
La familia tuvo que dejar su hogar debido a los explosivos enterrados en el suelo - crédito Luis Eduardo Noriega/EFE

“La mulita, en el momento, era la que nos cargaba el corocito ahí en la finca y era la del trabajo ahí”, detalló el campesino en conversación con el medio de comunicación citado.

Además de eso, la familia no pudo regresar a su hogar debido al riesgo que corre de pisar una mina y perder alguna extremidad o, incluso, morir por la detonación. “Automáticamente, nosotros dimos eso por perdido porque no sabemos dónde hay más minas o algo así”, detalló.

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