El Consejo de Ministros celebrado en la Casa de Nariño el martes 5 de febrero dejó al descubierto las tensiones internas que atraviesa el Gobierno del presidente Gustavo Petro.
De hecho, el encuentro estuvo marcado por fuertes críticas hacia las recientes designaciones de Armando Benedetti como jefe del Despacho Presidencial y de Laura Sarabia como ministra de Relaciones Exteriores.
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Estas decisiones generaron un amplio rechazo entre algunos miembros del gabinete, quienes cuestionaron la coherencia de estas medidas con el discurso de cambio que el mandatario ha promovido desde su campaña.
Incluso, las críticas hacia el jefe de Estado estuvieron lideradas por la vicepresidenta Francia Márquez y otros ministros identificados con posturas progresistas, como Susana Muhamad y Gustavo Bolívar, que expresaron su desacuerdo durante la reunión.
Sin embargo, en medio de las críticas, el presidente Gustavo Petro se mostró contundente al respaldar a Armando Benedetti, a quien describió como una persona “alegre” y capaz de “hacer magia”.
Además, el presidente también aprovechó la ocasión para lanzar una dura crítica hacia su gabinete, al que calificó como “triste” y “sectario”.
Petro expresó su descontento con el hecho de que las discusiones internas se centraran en disputas personales en lugar de en la implementación del programa de gobierno.
“El sectarismo hace perder el proyecto popular”, afirmó, advirtiendo que estas divisiones podrían debilitar al Ejecutivo y abrir la puerta a que fuerzas externas intenten desestabilizar su administración.
“Es un gabinete triste (…) o sea, la noticia que sale aquí, en vez ser un gran esfuerzo democrático, demostrar al pueblo como se gobierna, es una pelea entre ustedes. Eso se llama sectarismo, y el Gobierno no se deja encerrar. Yo no estoy aquí para que me encierren. Esto no es un sindicato; el sindicato tiene una forma de ser propia, de tomar decisiones por asamblea”, comentó el jefe de Estado.
En un momento de autocrítica, el presidente Gustavo Petro reconoció que su gobierno no ha cumplido con la mayoría de los compromisos adquiridos. Según detalló el mandatario, de los 195 compromisos asumidos por su administración, solo 49 han sido cumplidos hasta la fecha.
“Me da vergüenza y debo decírselo al pueblo. Un presidente revolucionario, el gobierno no. Y el gobierno no porque individualmente se tienen agendas paralelas”, admitió Petro, evidenciando las dificultades para consolidar una estrategia unificada dentro de su equipo.
El mandatario también señaló que su principal responsabilidad es garantizar la implementación del programa de gobierno elegido por el pueblo, independientemente de quién lo ejecute.
“Mi única función aquí, dado al voto popular, es que el programa que eligió el pueblo se aplique, punto. Quién lo aplica, blanco, negro, godo, liberal, izquierdista o lo que sea... Lo que aquí se mide es la aplicación del programa, no el sectarismo”, enfatizó Petro.
La reunión del Consejo de Ministros, que fue transmitida en vivo por los canales oficiales de la Presidencia, dejó en evidencia las fracturas internas dentro del Ejecutivo.
Varios ministros y altos funcionarios, entre ellos Susana Muhamad, Gustavo Bolívar y la vicepresidenta Francia Márquez, cuestionaron abiertamente las decisiones del presidente. Estas críticas se centraron principalmente en los nombramientos de Benedetti y Sarabia, que algunos consideran inconsistentes con los principios del gobierno.
En respuesta, Petro rechazó las acusaciones y afirmó que no permitirá que su liderazgo sea condicionado por disputas internas. “Me parece lamentable que la reunión se use para una reunión anterior en donde se prejuzga y se hace un ejercicio de componenda para encerrar al presidente”, declaró el mandatario.
Además, Petro señaló que no está dispuesto a actuar como “juzgador” de las personas dentro de su equipo, dejando esa tarea en manos de la justicia y del pueblo.
El presidente Gustavo Petro concluyó su intervención con un llamado a la unidad dentro de su gabinete y a la necesidad de centrarse en la ejecución del programa de gobierno.
Incluso, Petro insistió en que las disputas internas y las agendas paralelas solo debilitan al Ejecutivo y ponen en riesgo la continuidad del proyecto político que lidera. “Si vamos a hacer sectas y enredar al presidente, pues ahí sí yo me escapo, porque nunca en mi existencia quise pertenecer a una secta”, afirmó el mandatario.