Mientras esperaba en un semáforo en rojo en Valledupar, una mujer de 55 años resultó herida al ser impactada por un proyectil cuyo origen aún es desconocido. El incidente ocurrió en la noche del lunes 3 de febrero, cuando Yesenia Ramírez Melo, que regresaba de la iglesia hacia su casa, viajaba como parrillera en una motocicleta por la calle 44 de la ciudad. En un instante, sintió un fuerte golpe en la espalda, sin comprender lo que había sucedido.
Al recordar el momento del impacto, Ramírez relató a Blu Radio que la sensación inicial fue similar a una explosión, seguida de un ardor intenso en la zona afectada. “Yo sentí como una explosión, algo duro que sonó, entonces yo le dije a mi compañera que venía conmigo en la moto: ‘Nena, se explotó una llanta y como que me cayó en la espalda porque me arde’”, narró la víctima. Sin embargo, al levantarse la blusa para revisar la zona adolorida, un hombre que se encontraba detrás de ellas en la vía se percató de la gravedad de la situación. “Cuando me levanté la blusa, un señor que venía atrás me dijo: ‘No, doña, usted lo que tiene ahí es un tiro, ahí tiene el hueco’”, agregó.
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Además del impacto en la espalda, Yesenia Ramírez sufrió heridas en un brazo, lo que incrementó su incertidumbre y temor sobre lo que realmente había ocurrido. Hasta el momento, las autoridades no determinan de dónde provenía el disparo ni quién había sido el responsable, dejando abiertas varias hipótesis sobre las circunstancias en las que se produjo el ataque.
Tras el inesperado hecho, la mujer decidió trasladarse por sus propios medios a una clínica, donde fue atendida de inmediato por el personal médico. Mientras recibía la valoración correspondiente, descubrió con sorpresa que no era la única persona que había sufrido un incidente similar en los últimos días. Durante la atención, uno de los médicos presentes le comentó a los agentes de la Policía que un caso idéntico había ocurrido apenas un día antes. “El médico le dijo a la Policía que un día antes también pasó lo mismo, que una señora estaba paseando al nieto y le dieron un tiro, ¿de dónde salió? Tampoco se sabe. Así que esto es un misterio”, relató la víctima con evidente preocupación.
Conforme los médicos realizaban exámenes más detallados y profundizaban en la evaluación de las heridas, lograron identificar un patrón preocupante entre el caso de Yesenia Ramírez y el de la otra víctima atendida previamente. En ambos incidentes, los proyectiles encontrados no correspondían a los perdigones convencionales comúnmente utilizados en armas de bajo calibre. En cambio, se trataba de proyectiles modificados con un recubrimiento especial de material plástico, diseñado estratégicamente para aumentar la severidad de las lesiones al impactar el cuerpo.
Aunque el impacto del proyectil generó una lesión considerable en el cuerpo de Rodríguez, los médicos, tras una evaluación, determinaron que, afortunadamente, la bala no alcanzó órganos vitales. Este diagnóstico resultó ser un alivio tanto para la paciente como para sus familiares, ya que evitó complicaciones médicas que podrían haber puesto en riesgo su vida o generado secuelas de gravedad.
Sin embargo, la estructura y composición del proyectil utilizado hicieron que el procedimiento de extracción fuera más complejo de lo habitual. Con el objetivo de evitar complicaciones y favorecer una adecuada recuperación, el equipo médico tomó la decisión de suturar la herida con un total de ocho puntos, una medida necesaria para cerrar correctamente el tejido afectado y minimizar el riesgo de infecciones o una cicatrización deficiente.