El asesinato de Zaida Andrea Sánchez Polanco, conocida como alias La Diabla, en el barrio El Naranjal de Medellín, ha puesto, una vez más, la presencia del Clan del Golfo en el Valle de Aburrá.
Este crimen, atribuido a una estructura criminal con presencia documentada en 24 de los 32 departamentos de Colombia, ha generado interrogantes sobre el alcance de sus operaciones en la región. Aunque no están asentados de manera permanente, operan a través de alianzas estratégicas que les permiten ejecutar actos violentos, como el ataque contra la mujer que fue asesinada al descender de su camioneta.
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El homicidio ocurrió el 22 de enero, cuando Sánchez Polanco fue atacada por dos hombres que se movilizaban en motocicleta. Los agresores la interceptaron frente al hotel donde se hospedaba desde hacía nueve días, reveló El Colombiano.
Pese a que fue trasladada de inmediato al Hospital San Vicente Fundación, murió en medio de los intentos de reanimación del personal médico. Como han revelado las investigaciones hasta el momento, el crimen puede estar relacionado con la pérdida de un cargamento de droga del Clan del Golfo en Aguachica, Cesar. En consecuencia, la hipótesis sobre los vínculos de la víctima con esta organización tiene más peso.
De acuerdo con el mismo diario antioqueño, las autoridades han avanzado en las pesquisas para identificar a los responsables del crimen. La motocicleta utilizada en el ataque fue localizada en el barrio Carlos E. Restrepo, donde también se hallaron huellas que podrían ser clave para identificar a los homicidas.
Los nexos del Clan del Golfo con bandas delincuenciales en Antioquia
Aunque el Clan del Golfo no tiene una base operativa fija en el Valle de Aburrá, su capacidad para establecer alianzas con grupos locales les permite mantener una presencia activa en la región. El Colombiano, estas conexiones les facilitan ejecutar crímenes como el de alias La Diabla, además de otras actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico y el control territorial.
La hipótesis de que el asesinato de Sánchez Polanco esté vinculado a la pérdida de 300 kilogramos de cocaína en Aguachica, donde se hallaba la bodega que administraba su pareja sentimental, refuerza la percepción de que el Clan del Golfo opera como una red criminal con alcance nacional.
Este grupo armado, que ha sido señalado como uno de los principales actores del narcotráfico en Colombia, utiliza su influencia para ajustar cuentas y mantener el control sobre sus operaciones, incluso en zonas donde no tienen presencia directa.
Caso de alias La Diabla expuso de nuevo al Clan del Golfo
El caso de alias La Diabla no es un hecho aislado, sino parte de un patrón de violencia que caracteriza las dinámicas del Clan del Golfo. Según las autoridades, este grupo recurre a los homicidios selectivos como una forma de enviar mensajes a quienes consideran traidores o responsables de pérdidas económicas significativas. Como resultado de esto, la muerte de Sánchez Polanco podría interpretarse como una represalia por la supuesta pérdida del cargamento de droga en Cesar.
“Acá en Medellín ellos han funcionado alrededor de lo que se denomina una franquicia, aliados con algunas estructuras criminales, donde ha habido una relación histórica”, aseguró al mismo medio local el alcalde Federico ‘Fico’ Gutiérrez.
Asimismo, el mandatario precisó que “ese riesgo siempre está aquí”. Esto al referirse a que “estas estructuras criminales lo único que quieren es controlar todos los territorios para manejar el negocio de las drogas, de extorsión, secuestro, todas las actividades ilícitas y es lo que está en riesgo”, dijo Gutiérrez.
El nexo más notorio del Clan del Golfo en Medellín se le apaña a la banda La Sierra, cuya zona de operación para delinquir comprende la periferia de la comuna 8 (Villa Hermosa) y el corregimiento Santa Elena. De esta forma es el principal aliado para perpetrar homicidios. Más si se tiene en cuenta que esta organización también hacen presencia en el centro de la capital de Antioquia, a través de las llamadas Convivir.
Los Mirlas, La Arenera, son otras de la bandas que operan en llave con el Clan del Golfo, pero lo hacen en otras subregiones de Antioquia.
Pero en Medellín si habría vínculos con grupos delincuenciales como Barrio Bolsa (comuna 16-Belén), El Bolo (comuna 15-Guayabal), Altos de Aranjuez (comuna 4-Aranjuez), Mano de Dios (comunas 8 y 16) y El Limonar (corregimiento San Antonio de Prado), esto en Medellín.
Por el sector de Bello, las actividades criminales se pactarían con Los Chatas y Pachelly, dos de las organizaciones que están en disputas con la banda El Mesa, por el control del territorio en el oriente y el suroccidente antioqueño.
En el caso de Los Chatas, el trato sería para procesar estupefacientes en laboratorios escondidos en la zona lechera de situada en el norte de Antioquia, en poblaciones como Belmira, San Pedro de los Milagros, Entrerríos y Santa Rosa de Osos.
Por último, esta triada la completan Los Paracos del Llano, que se mueve por la vereda El Llano, del corregimiento San Cristóbal; la ciudadela Nuevo Occidente y el barrio Moravia (comuna de Aranjuez). Estas tres bandas (junto a Los Chatas y los Pachelly) conforman el Frente Metropolitano, que se vale de algunos servicios criminales que les provee el propio Clan del Golfo.
Este tipo de ayudas incluye apoyos en nómina (dinero), abogados, armas, transporte y drogas para su comercialización.