Durante las temporadas de lluvias, los sismos pueden presentar riesgos adicionales, como deslizamientos de tierra e inundaciones. A continuación, se ofrecen recomendaciones para prepararse y responder ante un sismo en estas condiciones:
Revisión y mantenimiento del hogar: asegúrate de que tu vivienda esté en condiciones óptimas para resistir sismos, especialmente durante la temporada de lluvias. Esto incluye revisar el estado del techo, desagües y cimientos. Asegura también que las pendientes cercanas estén estables y no muestren signos de deslizamiento.
Aseguramiento de objetos: fija los muebles altos y los objetos pesados a las paredes para evitar que caigan durante un sismo. Revisa especialmente aquellos que puedan bloquear rutas de evacuación.
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Elaboración de un plan de emergencia: crea un plan de emergencia que considere las particularidades de la temporada de lluvias, como la posibilidad de inundaciones o deslizamientos post-sismo. Incluye rutas de evacuación seguras que eviten áreas propensas a estos riesgos.
Kit de emergencia adaptado: asegúrate de que tu kit de emergencia incluya elementos esenciales para la temporada de lluvias, como impermeables, botas de agua y bolsas sellables para proteger documentos importantes y dispositivos electrónicos.
Identificar zonas seguras: dentro de tu hogar, identifica las zonas más seguras para protegerte durante un sismo. Evita estar cerca de ventanas que puedan romperse y causar heridas. Durante la temporada de lluvias, considera también los riesgos adicionales al elegir estas zonas.
Preparación para cortes de servicios: los sismos, especialmente durante temporadas de lluvias, pueden provocar cortes en los servicios de agua, electricidad y gas. Prepara suministros de agua potable y comida no perecedera que sean suficientes para varios días.
Cuidado con inundaciones y deslizamientos post-sismo: después de un sismo, mantente alerta a las posibles inundaciones o deslizamientos, que pueden ser más probables debido a la saturación de agua en el suelo. Evacua hacia zonas altas si observas o recibes aviso de estos riesgos.
La Unidad Nacional para la Gestión del Riego de Desastre (Ungrd) define un sismo como la liberación súbita de altas cantidades de energía, que se registran por medio de ondas que se desplazan por el interior de la tierra y que al llegar a la superficie puede ser percibida por personas, animales y hasta estructuras.
Colombia conmemora el 150 aniversario de uno de los terremotos más devastadores en su historia, ocurrido el 18 de mayo de 1875.
Con una magnitud de 6.8, una profundidad de 15 kilómetros y una intensidad máxima de 10, el sismo afectó gravemente a Cúcuta (Norte de Santander).
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) reportó que el terremoto dejó entre 800 y 1.500 víctimas fatales, aunque inicialmente los medios mencionaron 461 fallecidos. Además, cientos de personas quedaron sin hogar ni acceso a alimentos. Durante los días posteriores, se registraron saqueos y varias réplicas del sismo, agravando la crisis humanitaria.
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Antes del evento principal, se sintieron sismos premonitorios que causaron daños menores, pero alertaron a la población. Durante el mes que siguió al sismo, ocurrieron varias réplicas que causaron más destrucción. Según el SGC, los municipios de San Cayetano, Málaga y Mologavita en Colombia, así como San Cristóbal, Colón y Ureña en Venezuela, presentaron profundas grietas en el suelo como consecuencias del terremoto.
En las cercanías de los ríos Pamplona y Táchira, se abrieron grietas de hasta tres metros de profundidad, de donde brotaban aguas negras y malolientes. La infraestructura también sufrió daños significativos: en Villa del Rosario, la Casa del General Santander y la Casa de Gobierno ‘La Bagatela’ quedaron hechas escombro, según SGC.