En la tarde del 29 de enero arribó al Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, el cuarto vuelo con colombianos deportados desde Estados Unidos, tras las órdenes del presidente Donald Trump.
A diferencia de los tres vuelos anteriores, en los que se dispusieron aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana por orden del Gobierno nacional, en esta ocasión los deportados llegaron en un vuelo comercial.
Sin embargo, esta vez venían esposados de pies, manos y cintura, restricciones que les fueron retiradas al momento de descender de la aeronave.
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Otro detalle particular fue que todas sus pertenencias fueron transportadas en lonas que llevaban consigo. Además, vestían sudaderas grises y no tenían cordones en sus prendas, y la indumentaria les fueron entregada en el centro de detención en Estados Unidos.
Breiner de Jesús, uno de los colombianos que llegó procedente de Estados Unidos, habló con Noticias Caracol y confirmó que, desde su salida del centro de detención, fueron trasladados con restricciones: “Esposados desde que salimos de la detención de Río Grande, desde las 9:00 p. m. hasta ahorita que bajamos”.
También afirmó que el sentimiento de humillación era compartido por todos los deportados que viajaban en estas condiciones: “Humillados de todo lo que hicieron con nosotros”.
Por su parte, Duver Pacheco explicó que durante su detención fueron sometidos a tratos inhumanos. Relató que en un momento se presentó una pelea entre los guardias que los vigilaban y un colombiano quedó atrapado en medio de la discusión; como consecuencia, fue ahorcado y pateado.
Además, durante el trayecto de regreso, un joven que venía en el vuelo sufrió un episodio de convulsiones. Al solicitar medicamentos para evitar una crisis mayor, su petición fue ignorada, pues asumieron que estaba fingiendo.
Finalmente, Pacheco comentó que la razón por la cual traían su ropa en costales es que las autoridades estadounidenses desechan la mayoría de sus pertenencias. Como equipaje, solo permiten algunas prendas que introducen en un costal rojo y no autorizan el traslado de otros objetos.
Una mujer identificada como Miryam contó al medio de comunicación que estaba en la terminal aérea esperando la llegada de su hija desde Luisiana, a quien no veía desde hace más de dos meses. La joven había estado detenida desde noviembre.
Todos los deportados habían cruzado la frontera con México y se entregaron en territorio estadounidense con la esperanza de que su solicitud de asilo fuera aprobada. Sin embargo, la decisión no fue la esperada y tuvieron que regresar a Colombia con menos de lo que llevaban al salir del país.
Algunos fueron recibidos por familiares y amigos, mientras que otros salieron de las salas del aeropuerto y tomaron transporte público hacia sus destinos. Un tercer grupo optó por caminar largos trayectos por las calles de Bogotá mientras lograban comunicarse con conocidos en busca de una solución temporal.
Con respecto a la llegada de más vuelos con colombianos, Migración Colombia habría informado que semanalmente llegarán cuatro vuelos con personas deportadas por Estados Unidos, sin embargo, a diferencia de los primeros tres, fueron bajo las condiciones del Gobierno nacional, lo que iba a tener implicaciones en la reapertura de las operaciones en la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, pues luego de una publicación del presidente Gustavo Petro, que desencanto Al mandatario Trump, este decidió sus pender el proceso de visado hasta nueva orden.
Este cambio se habría producido luego de una publicación del presidente Gustavo Petro que generó el descontento del entonces mandatario Donald Trump, quien decidió suspender el proceso de visado hasta nueva orden.
A partir de ahora, los vuelos se realizarán bajo esta nueva modalidad: en aviones comerciales y con los deportados encadenados. Según informaron los propios migrantes, estas medidas son adoptadas por las autoridades estadounidenses por razones de seguridad.