Colombia y Estados Unidos atravesaron una crisis diplomática que puso en riesgo la economía del país por cuenta de las sanciones que alcanzó a anunciar el Gobierno norteamericano, representado por Donald Trump. En medio de controles migratorios estrictos y la deportación de migrantes indocumentados, el presidente Gustavo Petro se negó a aceptar las condiciones con las que estaban siendo tratados los connacionales deportados.
En consecuencia, el Gobierno estadounidense informó sobre la suspensión de trámites de visas para los colombianos y el incremento de aranceles. No obstante, luego de conversaciones que se llevaron a cabo desde la Cancillería, las sanciones no fueron ejecutadas, puesto que el Gobierno Petro aceptó el recibimiento de ciudadanos deportados.
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No obstante, cuando la crisis diplomática estaba en pleno auge, el primer mandatario colombiano rechazó las sanciones, criticó a su homólogo en Estados Unidos y lo invitó a beber un trago para discutir sobre sus diferencias.
“No me gusta su petróleo, Trump, va a acabar con la especie humana por la codicia. Quizás algún día, junto a un trago de Whisky que acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto, pero es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano”, indicó en X.
Al respecto, el exembajador de Estados Unidos en Colombia Kevin Whitaker aseguró que dicho encuentro, en esas condiciones, no podría ejecutar: “¿Le sugirió sentarse con whisky? Ustedes deben saber que no toma. Donald Trump no toma”, afirmó el exfuncionario en el Gran Foro Colombia 2025, llevado a cabo el 29 de enero.
Desde su perspectiva, el hecho de que el jefe de Estado haya respondido con un mensaje en X con todo tipo de señalamientos y aseveraciones en contra del presidente de Estados Unidos implica una afectación a las relaciones diplomáticas. Pues, de acuerdo con su explicación, Colombia no está necesariamente en el radar de prioridades del país norteamericano, por lo que las pocas interacciones entre mandatarios son cruciales.
“La simple verdad es que la gente en Washington, los congresistas, los senadores, el presidente, no piensan en Colombia 10 minutos al mes, al año. No estoy tratando de insultar a nadie, pero si esos 10 minutos consisten en lo que pasó el fin de semana, no veo como es de ventaja a nadie”, precisó.
Así las cosas, afirmó que los diferencias entre naciones y los temas relevantes a abordar no deben ser tratados por medio de redes sociales, sino en diálogos directos, que no sean públicos, y manteniendo la “cabeza fría”. En un principio, la problemática en torno a los migrantes indocumentados en suelo estadounidense no fue abordada de esa manera, lo que generó sanciones económicas de parte y parte en términos arancelarios. En este punto, explicó, el país norteamericano se habría visto afectado: “A lo mejor perdimos los Estados Unidos”.
Estados Unidos: un gobierno que no piensa en un “gana-gana”
Asimismo, recalcó la necesidad de que el Gobierno colombiano asuma cómo debe mantener las relaciones diplomáticas con el país bajo el gobierno de Trump. Eso quiere decir, que debe demostrar en todo momento lo que el territorio tiene para ofrecer a Estados Unidos, sin desconocer sus intereses.
Afirmó que el presidente estadounidense en realidad no está interesado en garantizar beneficios mutuos, sino en identificar y garantizar los beneficios propios. En ese sentido, insistió en que el Gobierno colombiano debe entender esas condiciones diplomáticas, para que las relaciones se mantengan.
“Será importante que Colombia reconozca lo que es la naturaleza de Donald Trump y su administración. Eso de gana-gana, de que hay intereses mutuos, lo normal de la diplomacia, olvídense de eso. De lo que se trata con Trump es: ‘¿Qué va a hacer para mí?’, ‘¿qué trae a la mesa para hacer para mí?’”, aclaró.