Aunque pudo ser peor, y si bien por el momento están suspendidas las duras sanciones económicas y migratorias del Gobierno de Donald Trump a Colombia, luego de que el presidente de la República, Gustavo Petro, se negara a recibir aviones militares estadounidenses con connacionales deportados, el panorama del futuro inmediato no pinta para nada bien, ya que podría darse la temida ‘descertificación’ contra el país.
Esa fue una de las alertas que surgieron durante el primer conversatorio que realizaron en la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham) que se llevó a cabo el martes 28 de enero, donde el tema central fue el choque diplomático entre los dos mandatarios.
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Y uno de los temas que se prevé que este año van a ser más sensible será si la nueva administración del gigante norteamericano certifica o no al país en la lucha contra el narcotráfico, lo que puede tener graves consecuencias, en especial con la llegada de recursos que resultan cruciales para Colombia, el principal productor de cocaína del mundo.
“Las implicaciones de la desertificación son relevantes porque pasa por el retiro de la ayuda hacia los temas de seguridad, también en el frente de cooperación y al mismo tiempo tiene otros relacionados con financiamiento. Este es un tema en el que todos tenemos que trabajar y hacer la gestión para entender que la política exterior tiene que ser pragmática, pausada y trabajar dentro de los temas comunes de los dos países para generar resultados que beneficien tanto a los colombianos como a los estadounidenses”, explicó María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham.
Ese dinero que envían desde Estados Unidos es crucial para el país, más si se tiene en cuenta la apuesta del mismo Petro por lograr alternativas económicas para los campesinos que les toca cultivar coca, lo que ha sido el combustible de la violencia en varias regiones como ocurre en el norte y el occidente del Cauca, o en el mismo Catatumbo (Norte de Santander), donde precisamente el ELN, a sangre y fuego, busca dominar la ruta de envíos del estupefaciente a través de Venezuela, lo que a la fecha ha dejado 47.000 desplazados.
“La descertificación implica cortar, congelar o poner más condicionamiento a los fondos que contribuyen en la lucha contra el narcotráfico e incluso a temas de desarrollo alternativo a través de múltiples programas. La descertificación quita herramientas para ser efectivos”, expresó en el conversatorio Juan Carlos Pinzón, exembajador de Colombia en Estados Unidos.
Dos factores adicionales podrían provocar esa adversa situación, la mala relación de antaño de Petro con Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., de quien depende esa decisión, junto con Trump; y el incremento de los cultivos de coca durante el año pasado.
De hecho en la primera presidencia de Trump se veía una posible ‘descertificación’ de Colombia por los pocos avances en la reducción de las plantaciones ilícitas, y pese a la cercanía ideológica que tenía el entonces mandatario Iván Duque con su homólogo estadounidense.
“Fueron muchos los aliados que ayudaron en el proceso para que eso no se diera”, recordó Lacouture en el conversatorio.
Pero ahora el escenario es otro, Petro no cuenta con aliados en la administración Trump, y para ‘rematar’ los cultivos de coca tuvieron cifras récord en 2023, su primer año de Gobierno, con 253.000 hectáreas, es decir un incremento del 9 % con respecto al año inmediatamente anterior, cuando eran 230.028, de acuerdo con datos de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (Unodc).
Colombia fue ‘descertificada’ en dos ocasiones durante el Gobierno de Ernesto Samper, hoy aliado del jefe de Estado, oficialmente por sus pocos avances en la lucha contra el narcotráfico, pero también como retaliación de que en su campaña a la presidencia entraron dineros del Cartel de Cali, lo que convirtió al país en un ‘paria’ con señalamientos para sus ciudadanos en el exterior, algo que costó mucho en superar en las décadas siguientes.