Un artículo reciente del diario estadounidense The New York Times reveló los detalles de una jornada de tensión diplomática sin precedentes entre Colombia y Estados Unidos.
Los hechos giran en torno a un cruce de declaraciones y medidas que casi desencadenan un conflicto de gran escala entre los dos países. La situación, generada por una serie de trinos del presidente Gustavo Petro en horas de la madrugada, movilizó a figuras de distintos sectores políticos, incluyendo al expresidente Álvaro Uribe, quien jugó un papel inesperado como mediador.
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Todo comenzó con un trino publicado a las 3 de la mañana por el presidente Petro. En este, después de haber autorizado el regreso de colombianos deportados en dos vuelos desde Estados Unidos, anunció repentinamente que se negaría a recibirlos. Este giro contrastó radicalmente con un mensaje anterior en el que había pedido a los ciudadanos colombianos recibir a sus connacionales “con flores”.
La reacción desde Washington no se hizo esperar. La administración estadounidense, encabezada por Donald Trump, anunció una serie de medidas contundentes contra Colombia. Entre ellas figuraban:
- Aranceles de emergencia del 25 % sobre todos los bienes colombianos, con la amenaza de elevarlos al 50 % en una semana.
- Prohibición de viajar y revocación de visas para funcionarios del gobierno colombiano y sus aliados.
- Sanciones adicionales para miembros del partido de gobierno y sus familiares.
- Refuerzo de inspecciones fronterizas y de aduanas para personas y cargamentos provenientes de Colombia.
- Imposición total de sanciones financieras bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA).
Estas medidas, calificadas como “inmediatas y demoledoras” por María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, representaban una amenaza directa para la economía y la política colombiana.
Laura Sarabia busca ayuda
En medio de la crisis, Laura Sarabia, recién designada como ministra de Relaciones Exteriores, se convirtió en la figura central para intentar contener los daños.
Según el artículo de The New York Times, Sarabia actuó con urgencia para coordinar esfuerzos que calmaran la tormenta desatada por los trinos de Petro. Fue entonces cuando ocurrió un episodio inédito: la canciller solicitó ayuda al expresidente Álvaro Uribe, conocido por sus posiciones políticas opuestas a las del actual mandatario.
Según el diario, Uribe se comunicó directamente con Sarabia y le manifestó su disposición para mediar, a pesar de las diferencias con el gobierno. “Tenemos diferencias con el presidente Petro. Cometió un error. Pero tenemos que resolver esto. ¿Cómo puedo ayudar?”, fueron las palabras atribuidas a Uribe por un funcionario con conocimiento de los hechos.
En respuesta, Sarabia le pidió al expresidente que utilizara sus contactos en Washington, incluyendo al senador Marco Rubio, para intentar suavizar las tensiones y evitar las severas represalias anunciadas por la administración Trump.
¿Cómo fue la charla entre Uribe y Sarabia?
El expresidente Álvaro Uribe reveló a Blu Radio que sostuvo una conversación telefónica con Laura Sarabia, quien lo contactó a través de un intermediario cuyo nombre prefirió mantener en reserva. Uribe detalló que, durante esa llamada en la que también participó el mediador, la canciller le mencionó que ya se había alcanzado un principio de acuerdo en la crisis relacionada con el Ministerio de Relaciones Exteriores y que estaban en proceso de consultarlo (posiblemente con el presidente Gustavo Petro).
Uribe recordó a Laura Sarabia el contenido del mensaje publicado en las redes sociales por el Centro Democrático respecto a la crisis con Estados Unidos, en el cual criticaron de manera contundente al Gobierno del presidente Petro. En el comunicado expresaron:
“La responsabilidad de este tema recae sobre el Gobierno, que debe asumir las acciones necesarias para reparar este daño. Esto no se soluciona con represalias como la revocación de visas o la imposición de aranceles, medidas que solo agravan el impacto en la economía y afectan aún más la dignidad de nuestros trabajadores y empresarios”.
El expresidente preguntó a la canciller si había leído el comunicado emitido por el Centro Democrático, a lo que ella respondió afirmativamente. Uribe reiteró a Laura Sarabia la gravedad de la situación y expresó que seguía atento a su resolución. Según lo relatado por Uribe, la llamada concluyó en ese momento.
El exmandatario también aseguró a Blu Radio que no ha tenido comunicación con el senador estadounidense Marco Rubio, aunque sí admitió haber enviado el comunicado del Centro Democrático a varios legisladores en Estados Unidos.
Según RCN Radio la nueva Canciller de Colombia, reconoció que también llamó a distintas personas, incluidos expresidentes, para buscar soluciones a la crisis:
“Las relaciones internacionales deben estar por encima de las agendas domésticas. Las llamadas que realicé a diferentes gremios, expresidentes y excancilleres respondieron a ese principio”, dijo la designada canciller en un comunicado enviado a medios.
“Agradezco la disposición de cada interlocutor, quienes conocen el contenido de nuestras conversaciones y compartieron el propósito de promover la calma en el debate nacional. En esas conversaciones, resalté que el equipo designado por el presidente estaba actuando de manera diligente y conforme a los canales diplomáticos, al igual que los interlocutores en Estados Unidos. Todo esto en aras de proteger los intereses de ambas naciones en un momento crítico”, concluyó.
Cuando El Espectador consultó a la Casa de Nariño sobre la información, la respuesta fue que “los asuntos internacionales deben prevalecer sobre las agendas internas” y que las llamadas realizadas a figuras de gobiernos anteriores se justificaron bajo este principio.
Según la misma fuente, durante esos intercambios se enfatizó que “el equipo designado por el presidente estaba actuando con diligencia y siguiendo los canales diplomáticos establecidos”, al igual que sus contrapartes estadounidenses. También se destacó que todas las gestiones se llevaron a cabo “con el fin de salvaguardar los intereses mutuos de ambas naciones en un momento delicado”.
En el Palacio de Nariño se llevaron a cabo reuniones de emergencia el pasado domingo para abordar la situación crítica con Estados Unidos, la cual generó tensiones entre el presidente y su ex canciller, Luis Gilberto Murillo.
Según García-Peña, quien estuvo al frente de la crisis, manifestó a El Tiempo la negativa del presidente Gustavo Petro de recibir dos vuelos de deportados desde EE.UU en las condiciones que Trump impuso a los migrantes de estar encadenados.
Junto a Sarabia, el saliente vicecanciller Jorge Rojas y el saliente canciller Luis Gilberto Murillo, políticos de diversos sectores se pusieron a disposición para resolver la crisis a pesar de las tensiones.
“Tuvo un papel importante la Embajada de los Estados Unidos acá en Bogotá, la Embajada de Colombia en Washington y personas que también estuvieron muy pendientes. Acá en Colombia hablamos con personas de diferentes colores políticos, opositores del Presidente, amigos del Presidente, también en Estados Unidos fue muy importante el apoyo que recibimos de amigos de Colombia tanto del partido Republicano como del partido Demócrata”, comentó.
Desenlace de la crisis entre EE.UU y Colombia
El The New York Times también destaca la participación de Gustavo Bolívar, director de programas sociales en el gobierno de Petro. Bolívar, preocupado por el impacto económico de las sanciones, dialogó con Petro para hacerle ver la gravedad de la situación. Según The New York Times, Petro finalmente accedió a recibir los vuelos de deportados que inicialmente había rechazado, lo que permitió desactivar la crisis.
El conflicto tuvo como detonante el regreso de colombianos deportados en vuelos autorizados por el gobierno de Petro. Las críticas del mandatario surgieron tras conocerse que los deportados habían llegado a Brasil esposados de pies y manos, un trato que Petro consideró degradante. Además, expresó su inconformidad con el uso de aviones militares estadounidenses para este propósito. Finalmente, se acordó que un avión colombiano recogería a los deportados, evitando así mayores tensiones.
El desenlace dejó lecciones para ambas partes. Aunque Petro logró mantener su posición respecto al trato de los deportados, Trump emergió como un líder que, según sus propias palabras, reafirmó el respeto hacia Estados Unidos. “América es respetada otra vez”, declaró desde la Casa Blanca.
Por su parte, Colombia evitó una crisis económica mayor gracias a las gestiones diplomáticas. Lo cual dejó tensiones ideológicas, diplomacia de alto nivel y la imprevisibilidad de las redes sociales.