En Colombia, el consumo de carne de caballo, aunque ilegal, sigue siendo una práctica que desafía las leyes del país.
Al respecto, Alexis Puerta, divulgador de la cultura del Llano y conocido en las redes sociales como Soy Llanero, compartió a través de un video las preocupantes prácticas que rodean esta actividad, dejando en evidencia un negocio clandestino que involucra el sacrificio ilegal de caballos en condiciones insalubres y riesgosas para la salud pública.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Así funciona el sacrificio ilegal de caballos
En su video, Puerta explicó que en Colombia, aunque existen algunas plantas autorizadas para sacrificar caballos y comercializar su carne, un alto porcentaje de los caballos sacrificados se matan de forma ilegal.
Para argumentar su punto, Alexis Puerta mencionó un estudio de la Universidad Nacional en el que se identificó que el 50% de los caballos que se sacrifican en el país lo hacen en mataderos clandestinos.
En ese sentido, destacó que estas prácticas ilegales son especialmente comunes en departamentos como Casanare, Arauca y la Costa Atlántica, donde los caballos son comprados, transportados de manera clandestina y sacrificados sin cumplir con las mínimas normas sanitarias.
Uno de los puntos que generó más preocupación en su mensaje fue el hecho de que los caballos sacrificados para la venta de carne, suelen ser animales de descarte: caballos viejos, aquellos que ya no sirven para trabajar o los que nacieron con defectos.
Estos animales son comprados a precios bajos que pueden variar entre los $600.000 y el millón de pesos y transportados de finca en finca, a menudo de noche, para evitar el control de las autoridades.
Puerta subrayó que, debido a la clandestinidad del proceso, muchos de estos caballos mueren en condiciones deplorables, lo que genera un grave problema no solo para la salud pública, sino para el bienestar animal.
De acuerdo con la información que compartió el creador de contenido, la carne de caballo sacrificada ilegalmente es distribuida en carnicerías en barrios de Bogotá, especialmente en el sur de la ciudad, donde se ha reportado que algunos comercios venden estos productos de manera ilegal.
Además, Puerta también alertó sobre casos en los que esta carne ha sido utilizada para alimentar a niños en el marco del Plan de Alimentación Escolar (PAE), lo que plantea un riesgo aún mayor para la salud de los menores de edad.
Por tal motivo, Alexis Puerta hizo énfasis en la manera en la que un caballo que trabajó durante toda su vida debe ser tratado: “Tenemos una idea clara: los caballos, como los sombreros, se pensionan y se quedan para siempre en la finca”.
Carne de caballo en el almuerzo de niños
Un caso reciente en el que quedó en evidencia esta problemática se registró el 16 de diciembre de 2024, cuando la Fiscalía General de la Nación, en colaboración con la Dirección de Carabineros de la Policía Nacional, logró desmantelar una red criminal que operaba un matadero clandestino en la vereda Sasa, en Chiquinquirá, Boyacá.
Este matadero ilegal sacrificaba caballos, burros y reses en condiciones insalubres y distribuía la carne a varios municipios de Boyacá y Cundinamarca; sorprendentemente, terminaba siendo suministrada en algunos colegios públicos como parte del PAE.
En el operativo se capturaron a ocho personas, entre ellas los administradores del matadero y varios intermediarios, quienes eran los encargados de transportar la carne hacia lugares de venta.
La Fiscalía destacó que los animales sacrificados en estos mataderos no solo estaban en mal estado de salud, también se sacrificaban sin los permisos necesarios y en condiciones de extrema insalubridad.
A pesar de la prohibición, esta carne contaminada llegaba a su destino sin ser debidamente procesada, lo que representaba un grave riesgo para los consumidores.
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) también participó en las investigaciones, por lo que confirmó que los productos ofrecidos por la red criminal no eran aptos para el consumo humano.
Según las autoridades, los animales sacrificados no solo estaban enfermos, sino que fueron manipulados sin ninguna medida de conservación adecuada, lo que ponía en riesgo la salud pública.