Aunque falleció en mayo de 2022, Gilberto Rodríguez Orejuela, cofundador del cartel de Cali, ha vuelto a ser mencionado en Colombia debido a que se estrenará su libro, Giberto, según Rodríguez Orejuela, memorias secretas del excapo del cartel de Cali, que fue realizado con los manuscritos que este escribió durante más de 16 años en una prisión de Estados Unidos.
Se sabe que la obra incluirá los relatos en primera persona de Gilberto, que habría revelado secretos de la guerra que protagonizó el cartel de Cali con el de Medellín, el dinero que invirtieron en campañas presidenciales y lo que se registró luego de su captura.
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Sin embargo, debido a que han pasado 30 años desde su captura en 1995, gran parte de la nueva generación no es consciente de la importancia que tuvo de manera negativa el cartel de Cali en la historia del país.
El auge y caída del cartel de Cali
Esta estructura criminal fue fundada por Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, que alejados de la vida llena de lujos y públicamente extravagante que llevaba Pablo Escobar, optaron por tener una imagen mesurada, creando múltiples empresas que sirvieron de fachada para lavar el dinero producto del narcotráfico, entre ellas se destacó la cadena de farmacias Drogas la rebaja.
A los hermanos se sumó Helmer “Pacho” Herrera, que fue capturado en 1996 y asesinado en una misión de Palmira el 4 de noviembre de 1998; Jose “Chepe” Santacruz Londoño, asesinado por los hermanos Castaño y miembros del cartel de Norte del Valle en 1996; Víctor Julio Patiño “El Químico”, que cumplió una condena en Estados Unidos, y Henry Loaiza Ceballos “El Alacrán”, que se entregó a las autoridades en 1995.
Mientras el accionar delictivo del cartel de Cali seguía sin ser descubierto por las autoridades, Miguel Rodríguez Orejuela se volvió el máximo accionista del América de Cali, protagonizando una disputa de egos con Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha y otros narcos de la época, en lo que fue la masiva entrada de dineros del narcotráfico al Fútbol Profesional Colombiano.
La enemistad entre el cartel de Cali y Pablo Escobar terminó exponiendo a los vallecaucanos, que protagonizaron una guerra contra el antioqueño en la que múltiples atentados se registraron en el país, incluyendo la bomba al edificio Mónaco, residencia de la familia Escobar, que es el punto de inflexión que comenzó el conflicto entre estos.
Mientras el Estado se enfocaba en la caída del cartel de Medellín, los del valle se aliaron con los hermanos Castaño y otros enemigos de Escobar para conformar a Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), que en una de las múltiples hipótesis que hay sobre el hecho, se afirma que fueron los que asesinaron al capo antioqueño.
Sin Pablo Escobar en el panorama y las estructuras criminales disputándose el territorio antioqueño, el auge del cartel de Cali provocó que las autoridades enfocaran sus esfuerzos en terminar con su organización.
Intentando evitar que su final se registrará y siguiendo con su accionar escondido de los focos de atención, los Rodríguez Orejuela permearon las campañas presidenciales de las elecciones de 1994, en las que ganó Ernesto Samper y años más tarde se descubrió que fue financiado por el cartel de Cali, aunque el exmandatario indicó que todo se registró sin que él tuviera conocimiento.
Al final, igual que sus aliados, los hermanos Rodríguez Orejuela terminaron cayendo, siendo capturados y extraditados a Estados Unidos, desde donde Gilberto mencionó en más de una ocasión que el gobierno Gaviria (entre 1990 y 1994) fue flexible con Pablo Escobar y aseguró que su dinero también había ingresado a la campaña de Andrés Pastrana en las elecciones ganadas por Samper.