En la madrugada del 23 de enero del 2025, el cielo bogotano se abrió con un juego de nubosidades que creó un fenómeno natural relativamente raro y que sorprendió a quienes lo presenciaron entre las 5:45 a.m. y las 9:00 a.m.
Los stratocúmulos o estratocúmulo son un tipo de nube de baja altitud que se forman en la troposfera, típicamente por debajo de los 2.000 metros. Se caracterizan por su apariencia de grandes masas o capas de nubes grises o blancas, que a menudo cubren gran parte del cielo y presentan una textura ondulada o irregular. Aunque suelen ser densos, permiten que pase algo de luz, creando zonas de sombra y claridad.
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Estas nubes se caracterizan por su apariencia de pequeñas manchas o grupos de nubes blancas que suelen organizarse en patrones regulares, como filas o agrupaciones. A menudo se describen meteorológicamente como “copos de algodón” o “escamas de pez”, debido a su forma particular.
Estas formaciones nubosas están compuestos principalmente por cristales de hielo, ya que se desarrollan en regiones de la atmósfera donde las temperaturas son muy bajas. Estas nubes no suelen producir precipitaciones, pero su presencia puede ser indicativa de cambios en las condiciones meteorológicas, como la llegada de un frente cálido.
Por la velocidad de los vientos, los cambios en la temperatura, el calor y la humedad que normalmente se sufre en las madrugadas y mañanas capitalinas, las nubes van adaptándose a otras formas, cambiando su tipología.
Estas nubes suelen formarse por la mezcla de aire frío y húmedo con aire más cálido, o por el levantamiento de aire húmedo en capas bajas de la atmósfera. Los stratocúmulos pueden producir lluvias ligeras o lloviznas, pero generalmente no se asocian con precipitaciones intensas. Su presencia indica condiciones estables o ligeramente inestables en la atmósfera.
Posteriormente, este fenómeno meteorológico, en la mañana del 23 de enero, pasó a un altocumulus o altocúmulo, un tipo de nube de altitud media que se forman entre los 2.000 y los 6.000 metros en la troposfera.
Estas nubes se presentan como capas o agrupaciones de nubes blancas o grises, con formas redondeadas y tamaños relativamente pequeños, similares a “copos de algodón”. A menudo aparecen organizadas en filas o patrones regulares, con espacios de cielo despejado entre ellas.
Están compuestas principalmente por gotas de agua y, en ocasiones, por cristales de hielo en altitudes más altas. Los altocúmulos no suelen producir precipitaciones significativas, aunque en algunos casos pueden indicar la llegada de tormentas si se combinan con otras condiciones meteorológicas, como el aumento de la humedad o la inestabilidad atmosférica. Su presencia puede ser un signo de cambios próximos en el clima.
Finalmente, y antes de que el cielo bogotano terminara de despejarse, estos vistosos fenómenos naturales se despidieron con los cirrocúmulos, son un tipo de nube alta que se forma en la troposfera, generalmente por encima de los 6.000 metros de altitud.
Estas nubes se caracterizan por su apariencia de pequeñas manchas o grupos de nubes blancas que suelen organizarse en patrones regulares, como filas o agrupaciones. A menudo se describen como “escamas de pez”, debido a su forma particular.
El Ideam explica por qué en Bogotá se han registrado temperaturas de hasta 3 grados centígrados
Bogotá ha registrado, en los últimos días de enero, temperaturas bajas que han sorprendido a sus habitantes.
Según informó el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), los termómetros han llegado a marcar hasta 3 °C (37,4 °F) durante las madrugadas, como ocurrió este jueves 23 de enero.
Estas bajas temperaturas son resultado de condiciones climáticas típicas de los meses de enero y febrero, cuando el tiempo seco predomina en la región. La entidad explicó que la ausencia de nubosidad durante las noches permite que el calor acumulado en la superficie terrestre se disipe rápidamente, un proceso conocido como enfriamiento radiativo. Este fenómeno, según detalló el medio Red + Noticias, es habitual en esta temporada y podría extenderse hasta finales de febrero.
Durante este periodo, la falta de humedad en el ambiente y la escasa presencia de nubes facilitan la pérdida de calor durante la noche, lo que provoca un descenso significativo en los valores térmicos. “Las nubes actúan como una especie de manta que retiene el calor; al no haber nubosidad, el calor se pierde rápidamente”, explicó la entidad.
Según el historial de temperaturas registradas a nivel global por la compañía privada de servicios meteorológicos, AccuWeather, entre el 17 al 23 de enero del 2024, la temperatura más baja señalada fue de 5 grados centígrados y la más alta de 23.