En un nuevo resultado que se dio en contra de la delincuencia común en el departamento de Bolívar, miembros del Gaula (Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal) de la Policía Nacional capturaron a un sujeto por el delito de extorsión.
El caso se presentó en el municipio de Magangué (norte de Colombia), y se conocieron los detalles de un caso que, en apariencia, podría pensarse que era relacionado con alguna banda delincuencial que opera en el barrio San José.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, porque el operativo —que dio con la detención de alias El Deivy cuando recibía dos millones de pesos por parte de una joven— terminó revelando que la mujer que le estaba entregando la suma de efectivo era su propia hermana.
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La hermana de alias El Deivy accedió a pagar el monto con el fin de cesar las amenazas que venía recibiendo su familia. Todo a raíz de una disputa que sostenían dos familias en Magangué; esto no era un hecho aislado, sino que era una noticia que era tema de conversación para algunos de los lugareños. Como suele ocurrir en los pequeños poblados (y pueblos, como se refiere de forma popular a los municipios en Colombia), y como dice la expresión: “Pueblo chico, infierno grande”.
Algunas de estas peleas eran vistas como algo ya usual de la cotidianidad en el municipio. Fue por esto que uno de los integrantes de las partes involucradas decidió tomar cartas en el asunto y ponerle fin a la confrontación. Para esto, aceptaron pagar los dos millones de pesos, con los que se pondría fin a las peleas.
Pero toda esta mediación se fue al traste cuando se produjo el operativo de captura, porque cuando los agentes llegaron a confrontar al hoy detenido, se dieron cuenta de que no era miembro de la otra familia involucrada en la disputa, sino de la misma que cedió a pagar el dinero.
La sorpresa para los uniformados fue mayor, porque en medio de la diligencia, al momento de verificar los antecedentes judiciales de alias El Deivy, se percataron que figuraban anotaciones por delitos de grueso calibre, tales como el uso de menores para la comisión de homicidios; tráfico de estupefacientes; fuga de presos; y porte ilegal de armas de fuego o municiones.
En vista de la situación, y como corresponde en esta clase de procedimientos judiciales, el hoy detenido fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación, y tras adelantar la audiencia de judicialización, un juez de Control de Garantías dictó medida de aseguramiento en centro carcelario por el delito de extorsión.
En Caldas una mujer fue detenida por extorsión: amenazó a su propia familia
En otro caso que causó conmoción en el departamento de Caldas, las autoridades lograron la captura de tres personas acusadas de extorsión agravada.
Entre los detenidos se encuentra una mujer identificada como alias Aleja que, según las investigaciones, habría utilizado amenazas para extorsionar a su propia madre, hermana, tía y a docentes de la escuela de sus hijos. La mujer fingía ser un delincuente llamado Janick Cruz y exigía millonarias sumas de dinero bajo la amenaza de atentar contra la vida de sus víctimas.
La operación fue llevada a cabo por el grupo especializado contra la extorsión Gaula de la Policía de Caldas, en coordinación con la Fiscalía de Manizales. Según detalló la coronel Liliana Andrea Jiménez, comandante de la Policía en el departamento, las pesquisas iniciaron luego de recibir denuncias de seis víctimas provenientes de los municipios de Riosucio y Anserma.
Estas personas reportaron haber sido objeto de intimidaciones mediante mensajes de texto, llamadas telefónicas y panfletos, en los que se les exigía el pago de entre 30 y 50 millones de pesos colombianos (aproximadamente entre 7.500 y 12.500 dólares estadounidenses) para garantizar su seguridad y la de sus seres queridos.
Alias Aleja lideraba la red de extorsión
De acuerdo con las autoridades, alias Aleja sería la líder de una organización criminal conocida como Milicia de la Cruz, en la que también participaban alias Alejo y alias Maicol, los otros dos capturados en esta operación.
La hoy detenida habría utilizado un elaborado esquema de intimidación para extorsionar a su círculo más cercano. En sus mensajes, advertía que, de no recibir el dinero exigido, los menores podrían quedar huérfanos; esto generó un profundo temor entre las víctimas.
Las amenazas tuvieron un impacto significativo en la vida de los afectados. En el caso de los menores, tuvieron que abandonar las clases presenciales debido al miedo que generaron las intimidaciones.
La investigación reveló que los integrantes de la Milicia de la Cruz utilizaban diversos métodos para ejercer presión sobre sus víctimas, y gracias al patrón de comportamiento (el envío de los mensajes de texto, llamadas telefónicas y panfletos) permitió a las autoridades identificar y rastrear a los responsables, que al final fueron arrestados.
La coronel Jiménez destacó la importancia de las denuncias realizadas por las víctimas, dado que estas permitieron a las autoridades iniciar las investigaciones y recopilar las pruebas necesarias para desarticular la red criminal. Por tal motivo, recordaron a la ciudadanía comunicarse a la línea 123 de la Policía o al 165 del Gaula para poner en conocimiento de la institución estas prácticas ilegales, y así poder tomar acciones a tiempos.