Si hay alguien al que parece que ni el más fuerte escándalo lo sacude de sus cimientos, al parecer bien afincados en el Gobierno del presidente Gustavo Petro, es al controvertido exsenador y exembajador Armando Benedetti, que se perfila para convertirse en el nuevo ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), en reemplazo de Mauricio Lizcano: que si bien alegó motivos personales para apartarse del cargo, tendría aspiraciones de presentarse como candidato presidencial para las elecciones de mayo de 2026.
Pese a los escándalos que lo han salpicado desde que hace parte del proyecto progresista, primero, en la campaña de 2022 que llevó a Petro a la Casa de Nariño, Benedetti sigue ligado a la actual administración. De hecho, ocupará su cuarto cargo en los 900 días que hoy cumple la actual administración: pues venía de ser el representante diplomático en Venezuela y, posteriormente, tras su tormentosa salida de este cargo, asumió como embajador de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
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En la actualidad, el exdiplomático venía oficiando como asesor del despacho presidencial, con oficina contigua a la que ocupa, hasta el momento, la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Laura Sarabia, con la que tuvo fuertes desencuentros, entre otras, tras la filtración de unos polémicos audios en los que ambos aparecían involucrados en la financiación de la campaña presidencial, y el sonado Proceso 15.000: que sería, según el exsenador, los millones que habría ayudado a gestionar para la financiación de la aspiración del hoy primer mandatario de los colombianos.
“Lo que te estoy diciendo, Laura, es ese tratamiento (...) Y ayer el presidente: ‘no, no, es que tengo afán’. Ajá, yo hice 100 reuniones (...) $15.000 millones, es más, si no es por mí no ganan. Entonces, así sea de hipócrita, uno va y recibe a la gente, pero el tratamiento que tú y el presidente me dieron ayer, yo no sé, además, lo que te voy a decir no es una amenaza (...) veo que esto me puede emputar, pateo hijueputa (sic), y ahí nos caemos todos hijueputa”, se le escuchó al exembajador, en una conversación que, al parecer, sostuvo con Sarabia y que fue revelada por la revista Semana.
De hecho, se autodenominó como un “Tigre”, pero que se encontraba enjaulado. “Lo que yo no entiendo Laura, lo que tú me conoces a mí. El cuento del tigre, el tigre hay que dejarle una salida porque, si no, se tira encima de las personas. Y tú sabes que yo soy tigre, que sin salida, de pronto me tiro encima de las personas”, dijo aquella vez.
Justamente, sobre su papel en la campaña, todavía existe ese interrogante, que sigue sin aclararse, pues en una entrevista posterior con ese mismo medio, Benedetti también sacó a relucir lo que sería la participación del exasambleista del Atlántico e hijo mayor del presidente, Nicolás Petro Burgos, del que le generó en su momento una fuerte sospecha por la manera en la que se habría movido en la campaña presidencial.
“Yo siempre he tenido unos indicios muy graves de lo que estaba pasando. Cuando sale la denuncia contra él, yo empiezo como a armar el rompecabezas, viajo a Cartagena, la semana siguiente, y pregunto qué fue lo que pasó y me echaron unos cuentos”, recordó en ese entonces el exembajador. Todo este torbellino, pero en especial el rifirrafe que sostuvo con Sarabia, hizo que Petro lo marginara el 2 de junio de 2023 de la embajada en Venezuela; aunque en febrero de 2024 el presidente le dio “contentillo” y lo mandó a Italia, con la reapertura de la embajada de la FAO.
Armando Benedetti, el hombre tras bambalinas de Gustavo Petro
Benedetti, que según él mismo confesó, deseaba tener mayor protagonismo en el Gobierno como forma de pago a su aporte a la campaña, pues gestionó los apoyos que llevaron al líder de izquierda a la presidencia. Por ello, su llegada al ministerio no genera sorpresa, pues en principio su designación como embajador no fue de su agrado y, tras su última experiencia, también se vio involucrado en un presunto caso de violencia de género contra su esposa, Adelina Guerrero Covo, que terminó perdonándolo a juzgar por lo que la pareja ha dejado ver en sus redes sociales.
“Entre más poder, más responsabilidad y ejemplo. Tener una credencial o alto cargo no te da el derecho de humillar y utilizar la violencia. Esta es la generación de los poderosos de cristal, del usted no sabe quién soy yo. Si representas a un país, hazlo con decoro y dignidad”, indicó la mujer en sus redes sociales, en julio de 2024; sin embargo, cuatro meses después, se retractó de sus señalamientos.
Con lo que sería su llegada al ministerio de las TIC, o incluso sin que se concretara la misma,solo con su consideración al cargo, Benedetti ratificó que su continuidad en el Ejecutivo ya no está en riesgo, pese a que cursen investigaciones de tipo disciplinario y penal, no solo por sus actuaciones en el Gobierno, sino por casos pasados que arrastra de su era como congresista. Pero también sería una clara muestra de que Petro quiere radicalizar aún más el perfil de su equipo de trabajo, de cara a la recta final de su administración, a la que le resta un año y siete meses.