La violencia vuelve a golpear a Quibdó, Chocó, con el trágico hallazgo de los cuerpos sin vida de Javier Alejandro Valencia Valencia, de 17 años, y Juan David Ramírez Rodríguez, de 19, quienes habían sido reportados como desaparecidos desde la tarde del 19 de enero.
Ambos jóvenes, conocidos como Leandro y Smith, eran bailarines destacados de la agrupación Chicos Dance e integraban proyectos culturales apoyados por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes (MiCASa).
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Los cuerpos de Javier y Juan David fueron encontrados el 20 de enero en la mañana, presentando claros signos de violencia y tortura. Este crimen arrebató dos vidas prometedoras, lo que afectó profundamente a la comunidad cultural y juvenil de Quibdó, para quienes la danza representa mucho más que un simple pasatiempo: es una forma de expresión, resistencia y esperanza frente a un contexto de adversidad y vulnerabilidad.
El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes emitió un comunicado condenando este asesinato y expresando su solidaridad con las familias, amigos y compañeros de los jóvenes.
“Rechazamos con vehemencia estos actos violentos contra la sociedad civil y reiteramos nuestro compromiso de continuar apoyando y promoviendo proyectos culturales que contribuyan a la paz y al desarrollo social”, declaró la institución.
Javier y Juan David eran bailarines talentosos y líderes en su comunidad. Participaron activamente en el proyecto Danza y Poesía, una iniciativa del Ministerio de Cultura que busca fomentar la expresión artística en municipios del Chocó. Este proyecto ha sido una herramienta vital para reconstruir el tejido social en una región golpeada por el conflicto armado y la inequidad.
En Quibdó, la danza se ha convertido en una vía de escape y transformación para muchos jóvenes que crecen en entornos marcados por la pobreza y la violencia. “El baile es nuestra forma de expresarnos, de demostrar que podemos soñar con algo mejor”, comentó uno de los compañeros de los jóvenes fallecidos. Javier y Juan David representaban ese sueño de un futuro diferente, uno donde las artes sean un camino hacia la paz.
El doble asesinato ha generado consternación e indignación en Quibdó y en todo el país. En redes sociales, cientos de personas han expresado su dolor y rechazo a la violencia que sigue afectando a los líderes sociales y culturales. Organizaciones de derechos humanos y colectivos culturales han exigido a las autoridades una investigación rigurosa para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.
Representantes de MiCASa y líderes comunitarios exigen prontas soluciones abordar la situación de seguridad en el municipio y buscar mecanismos que protejan a los jóvenes que participan en proyectos culturales. “No podemos permitir que estos actos queden impunes. Los jóvenes son el futuro de nuestra región, y necesitamos garantizar su seguridad”, declaró el mandatario local.
Pese al dolor, los compañeros de Javier y Juan David han decidido rendirles homenaje a través de lo que más amaban: la danza. La agrupación Chicos Dance organizó un acto conmemorativo en el que participaron decenas de bailarines, acompañados por miembros de la comunidad.
La danza, como expresión cultural y forma de resistencia, ha sido un faro de esperanza para muchos jóvenes en Quibdó. Sin embargo, la tragedia de Javier y Juan David pone de manifiesto la urgente necesidad de proteger estos espacios y garantizar que los esfuerzos por construir una cultura de paz no sean opacados por la violencia.
El asesinato de estos dos jóvenes evidencia la cruda realidad que enfrenta el Chocó: una región rica en cultura, pero profundamente afectada por la violencia y el abandono estatal. Organizaciones locales y nacionales han reiterado la importancia de fortalecer los proyectos culturales como herramientas de transformación social, pero también han enfatizado en la necesidad de garantizar condiciones de seguridad para sus participantes.