Las corridas de toros podrían regresar a Colombia por cuenta de una demanda que Juan Carlos Gómez Muñoz, gerente de Cormanizales —entidad que gestiona la feria de la capital caldense—, interpuso ante la Corte Constitucional.
El recurso, admitido parcialmente por la magistrada a cargo del caso, Natalia Ángel, advierte que “los argumentos formulados en el escrito de corrección evidencian que la ley cuestionada interfiere el derecho al trabajo de los toreros y novilleros, por lo que la Sala debe evaluar si dicha afectación es proporcional o no, en un estudio de fondo”.
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La demanda señala que la Ley viola los derechos fundamentales al trabajo y la libertad, en el caso de los toreros, a elegir un proyecto de vida, afín a sus gustos y/o pasiones.
Aunque, en concreto, se evaluaran dos cargos: el primero, sobre la afectación a trabajadores del sector de la tauromaquia y, el segundo, sobre el impacto a la propiedad de los inmuebles privados (entre ellos las plazas de toros) en los que estos eventos solían practicarse, pero no fueron incluidos en los programas de reconversión de la Ley, que otorgó un plazo de tres años antes de entrar en funcionamiento.
Sin embargo, otros cargos, como el que plantea que la libertad cultural es vulnerada, fueron desestimados, debido a que la tauromaquia dejó de ser una “práctica cultural plenamente valorada y pasó a ser vista como una actividad que entra en conflicto con principios superiores, como el deber constitucional de protección animal”, de acuerdo con el alto tribunal.
Prohibición de las corridas de toros: una decisión histórica sobre la que habría un “reversazo” pese a haber pasado 14 veces por el Congreso
La Cámara de Representantes de Colombia aprobó el martes 28 de mayo el proyecto de ley que “puso fin” a las corridas de toros en el país, marcando un hito en la historia de esta práctica. Con 93 votos a favor, la iniciativa logró superar múltiples obstáculos legislativos y enfrentó una férrea oposición, principalmente de la bancada del Centro Democrático, liderada por la congresista María Fernanda Cabal, posicionando a Colombia como un referente en la protección del bienestar animal y en la transformación cultural.
El proyecto, impulsado por el representante Alejandro García, del Partido Alianza Verde, había enfrentado un largo camino antes de llegar a esta votación decisiva. Durante su intervención, García destacó que esta propuesta había sido rechazada en 14 ocasiones: “Hoy puedo decir que la Cámara de Representantes le cumplió a Colombia”.
Con la aprobación de esta ley, Colombia se sumó a la lista de países que han prohibido las corridas de toros, dejando atrás su lugar entre las ocho naciones que aún permiten esta práctica: España, Francia, Portugal, México, Venezuela, Perú y Ecuador, aunque en algunos de estos territorios ha perdido fuerza en los últimos años, debido a restricciones locales y cambios en la percepción sobre esta práctica.
El representante García señaló que la decisión no solo buscaba proteger a los animales, también, fomentar un cambio en el uso de los espacios tradicionalmente asociados a la tauromaquia. En ciudades como Manizales y Cali, donde esta ejercico tenía un fuerte arraigo, el legislador invitó a la comunidad taurina a participar en un proceso de reconversión: “Hay oportunidades en este proyecto. Estos espacios subutilizados pueden convertirse en lugares realmente de cultura, de arte, de deporte, de conciertos”.
El debate en torno a la prohibición de las corridas de toros ha sido uno de los más controvertidos en el Congreso colombiano. Sin embargo, los defensores del proyecto argumentaron que la protección del bienestar animal y la evolución de los valores sociales debían prevalecer, sobre la “tradición”.
En su discurso, García también se dirigió a los taurinos, reconociendo el impacto que esta decisión podría tener en sus comunidades. “Al país le decimos que se prioriza la protección del bienestar animal. Y al mundo, que Colombia está en un proceso de transformación cultural, con dignidad por todos los seres”. Declaraciones que reflejan el enfoque del proyecto, que buscaba equilibrar la transición hacia nuevas formas de expresión cultural y el respeto por los derechos de los animales.