Tras vivir una temporada en los Estados Unidos, el migrante colombiano y creador de contenido Santiago Cano advirtió a sus seguidores en la plataforma TikTok que, al viajar al país de las oportunidades, no deberían consumir agua de la llave.
Y es que, a diferencia de Colombia, la mayor preocupación de los estadounidenses a la hora de tomar directo del grifo no son los microorganismos, que se eliminan con hervir el agua.
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“Los que venimos de Latinoamérica, ponemos a hervir el agua en nuestros países para matarle los microorganismos y poderla beber o usar sin ningún problema, pero, en los Estados Unidos, el problema no es de microorganismos, es de metales”, explicó el colombiano.
De acuerdo con lo que ha investigado desde que llegó al país “muchas ciudades tienen sistemas de tratamiento de aguas potables, pero otras áreas tienen agua con niveles altos de contaminantes, como plomo, pesticidas o bacterias, especialmente en tuberías antiguas o sistemas poco mantenidos”.
Para demostrar su punto, Cano utilizó un hisopo, que pasó por la boquilla de una de las llaves de su casa y quedó con restos de una sustancia gelatinosa, color café.
Motivo por el que insistió: “Yo ni siquiera me lavo los dientes con agua de la llave, siempre uso agua de botellón. Pero, en zonas rurales, muchas personas dependen de pozos privados que nos siempre están regulados o tratados correctamente”.
Pero no es el único, en un segundo experimentó dejó su ducha sin lavar una semana y en el piso y algunas partes de la cortina empezaron a brotar manchas cafés, del mismo tono que las del grifo.
“Es por eso que acá, en los Estados Unidos, todo el mundo toma agua de botellas y por esa misma razón, a muchas personas les da dermatitis, otros problemas de piel o se les cae el cabello”, precisó.
En Charlotte (Carolina del Norte), que es donde actualmente vive, los niveles de contaminantes en el agua de la llave no son precisamente alarmantes, pero en otros estados, como Alabama, Maryland, Oklahoma, Nuevo México, Texas, Pennsylvania, Ohio, Mississippi, Arizona e Indiana es recomendable realizar pruebas al agua “potable” una vez por año.
De hecho, 57% de los estadounidenses se preocupa más por la calidad del agua que consumen a diario, que por el calentamiento global, debido a que “la condensación de metales al ser calentados será mucho mayor en el agua. Es por eso que ni siquiera la utilizamos para cocinar. Nosotros cocinamos con agua tratada, con agua de botellón, aunque lo más recomendable es instalar filtros en las casas, tanto en lavamanos como en las duchas”, último Cano.}
Bogotá, de otro lado, cuenta con la mejor calidad de agua potable en Latinoamérica
El páramo de Sumapaz, una de las fuentes principales de agua para Bogotá, es clave en el abastecimiento hídrico de la capital colombiana. Sin embargo, este ecosistema, reconocido por su riqueza biológica y ecológica, enfrenta desafíos relacionados con la conservación y el manejo sostenible de sus recursos.
Según informó la Secretaría de Salud y el Acueducto de Bogotá, la ciudad cuenta con un suministro de agua de alta pureza, respaldado por cinco plantas de tratamiento y certificaciones sanitarias que garantizan su aptitud para el consumo humano.
De acuerdo con las autoridades, Bogotá se beneficia de una red natural de recursos hídricos que incluye 17 humedales, de los cuales 11 poseen la certificación Ramsar, un reconocimiento internacional que destaca su importancia en la conservación de la biodiversidad. Estos humedales, junto con las quebradas y ríos que conforman las cuencas hidrográficas de la región, son fundamentales para el abastecimiento de agua en la ciudad.
Los páramos de Chingaza, Guerrero y Sumapaz abastecen la ciudad Bogotá y ocupan una posición privilegiada considerada entre los más grandes del mundo, desempeñando un papel crucial en el ciclo de captación de agua que abastece a la capital. Desde estos páramos, el agua es recolectada y tratada en las plantas especializadas antes de ser distribuida a los hogares y negocios de la ciudad. De ahí que el Distrito el Distrito insista en no bajar la guardia ante la crisis de abastecimiento y mantener las medidas, como el racionamiento, hasta que logren recuperarse.