Mientras todos parecen tener en riesgo su permanencia en el Gobierno del presidente Gustavo Petro, la sorprendente Laura Sarabia continúa con su ascendente carrera al interior del Ejecutivo, contra todo pronóstico, y sin que los escándalos que la salpican afecten la imagen que tiene de ella el mandatario. La mujer, de 30 años, se convertirá -si nada extraordinario ocurre- en la nueva ministra de Relaciones Exteriores, en reemplazo de Luis Gilberto Murillo.
Sarabia, graduada de politóloga de la Universidad Militar Nueva Granada, y que hizo parte de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) del exsenador y actual asesor presidencial Armando Benedetti, completará su cuarto cargo en la actual administración en solo 29 meses: en los que ha estado cerca del jefe de Estado y se ha convertido, si se quiere, en su sombra; sin importar que encima tiene fuertes escándalos que salpican su imagen ante la opinión pública e, incluso, en su momento, pusieron en duda su continuidad en el proyecto político del líder progresista.
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En efecto, la mujer ha sido mencionada por su exempleada Marelbys Meza como partícipe en la decisión de haberla sometido a la prueba del polígrafo y a interceptaciones ilegales, tras acusársele del robo de una maleta con cerca de 7.000 dólares en su interior -la versión de Meza es que había $150 millones en su interior- de la residencia de la funcionaria. A lo que se suma, ni más ni menos, las investigaciones por aparentes irregularidades en la campaña presidencial del 2022, tras los famosos audios que se filtraron de Benedetti, en los que fue mencionada.
Laura Sarabia, la polifacética escudera de Gustavo Petro
El primer cargo que asumió Sarabia, pese la incredibilidad de los críticos del Ejecutivo, fue la jefatura de Gabinete de la presidencia. Entre el 7 de agosto de 2022 y el 2 de junio de 2023, cuando Petro la apartó temporalmente del Gobierno, por los escándalos que la dejaron mal parada ante la opinión pública, la funcionaria asumió la responsabilidad de ser el enlace entre el jefe de Estado y el equipo de ministros.
“Y mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada y el embajador de Venezuela se retiran del Gobierno, para que desde el poder que implica esos cargos, no se pueda tener ni siquiera la desconfianza de que se va a alterar los procesos de investigación”, dijo Petro: en el recordado discurso con el que intentó mermar el impacto negativo que tuvo en su Gobierno las revelaciones que ponían en entredicho a su mano derecha.
Tan importante fue su labor en esa primera etapa que fue ella la que se encargó de llamar a los ministros a los que Petro desvinculó en sus dos primeros remezones y pedirles su renuncia. Como lo recordó en su momento la exministra de Agricultura, Cecilia López Montaño.
“Acaban de pedir renuncia protocolaria y ese momento tenía enemil llamadas de Laura, diciendo... “A ver Laura, qué pasa’, y (ella dijo) ‘No, que el presidente quiere, no sé qué (...) Y al día siguiente me citó para que el presidente hablara conmigo, y ahí fue cuando... Fue una cosa en la que la parte desagradable la puso Laura Sarabia”, contó López en la entrevista que le concedió a Vanessa de la Torre.
Luego de tres meses de descanso forzoso, y mientras se apaciguaba la polémica por las acusaciones en su contra, Sarabia volvió. Y su nombramiento se dio casualmente un día antes de que la Fiscalía General de la Nación, en esa época al mando de Francisco Barbosa, citara a interrogatorio por el caso de Marelbys Meza; pues fue el 4 de septiembre cuando fue posesionada en su nuevo cargo, como directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), en reemplazo de Cielo Rusinque.
Al presentarse al búnker de la Fiscalía, en compañía de su abogado, Jorge Mario Gómez, presentó su acta de nombramiento y con ello el caso dejó de cursar en el órgano de investigación, para ser asumido por una fiscal delegada ante la Corte Suprema, debido a su fuero constitucional. Lo que fue entendido por los detractores del Gobierno como una interesante maniobra para esquivar el accionar de la Fiscalía.
“En atención a lo anterior, el interrogatorio fue suspendido y se realizarán los trámites pertinentes para que el caso sea asumido por un fiscal de la Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, teniendo en cuenta que ella ostenta ahora fuero constitucional”, expresó esa vez el ente acusador. A partir de ese entonces, tal parece que quedó claro en los sectores de oposición que Sarabia no se movería del Gobierno, por más de que arreciaran las críticas en su contra, como sucedió.
En el DPS, Sarabia estuvo hasta el 22 de febrero de 2024, cuando se despidió de la entidad para asumir un nuevo reto: la dirección del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), para reemplazar a Carlos Ramón González: amigo de Petro. Aunque se habló de “fuego amigo” al interior del Gobierno entre ambos, y de que la relación era mala, el saliente director negó que tal enfrentamiento ocurriera.
“No creo en eso del fuego amigo. Como en todas partes, en todas las oficinas de trabajo y en cualquier actividad humana, siempre hay celos y hay comentarios y hay chistes, pero yo, la verdad, no creo en eso del fuego amigo”, expresó González el 27 de junio de 2024 a Blu Radio, con lo que quiso bajarle la temperatura a la controversia que se generó a partir de informaciones de prensa y rumores en las redes sociales.
En todo caso, Sarabia continuó cerca del presidente, mientras que González, tras un breve paso en la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), terminó al margen, tras renunciar el 26 de julio de 2024 involucrado por declaraciones de Olmedo López y Sneyder Pinilla, exdirector y ex subdirector manejo de desastres de la Unidad Nacional para el Manejo de Riesgo de Desastres (Ungrd). Un pulso que habría ganado la mujer, que permaneció en el cargo hasta la fecha, cuando se conoció su nuevo rumbo.
¿Por qué Laura Sarabia será canciller en el Gobierno Petro?
De acuerdo con el periodista Melquisedec Torres, de Caracol Radio, que dio a conocer la designación, son múltiples los argumentos por los que Sarabia será la nueva ministra de Relaciones Exteriores.
Entre ellos se destacan que será la canciller más joven en la historia de Colombia, con una trayectoria que ha demostrado “eficiencia y capacidad para construir consensos”; además de gozar de la plena confianza del Presidente, quien la ha preparado para asumir la agenda internacional con una visión clara y pragmática.
A su vez, de acuerdo con las fuentes consultadas por Torres, posee un conocimiento profundo del Gobierno y de la política interna, lo que le permite proyectar a Colombia con una visión integral en el ámbito global. “Tiene la habilidad de dialogar directamente con el Presidente, quien valora y escucha su criterio en cuestiones clave de la política exterior”, agregó el comunicador, según la información que recibió de la funcionaria que ya hizo las paces con Benedetti; aunque por presión del presidente de la República.
También contó que el principal objetivo de Sarabia será fortalecer la integración latinoamericana, promoviendo el diálogo y la cooperación regional. Y establecer una relación pragmática con Estados Unidos, basada en la racionalidad, la negociación y la creación de consensos estratégicos, y fomentar el fortalecimiento de la carrera diplomática, asegurando un servicio exterior sólido y profesional.
“Su única prioridad será desempeñarse como canciller, centrándose exclusivamente en el fortalecimiento de la política exterior del país, sin distracciones adicionales”, agregó Torres. E impulsará la participación de Colombia en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, consolidando su papel en la agenda global; además de brindar apoyo a los empresarios colombianos en su expansión internacional, respaldando tanto los proyectos actuales como los futuros.