El gobierno de Gustavo Petro enfrenta un nuevo remezón en su gabinete ministerial con la salida del actual canciller, Gilberto Murillo, que dejará su cargo el próximo 31 de enero para enfocarse en su campaña presidencial de cara a las elecciones de 2026.
En su lugar, asumirá Laura Sarabia, actual directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), lo que generó un intenso debate en el ámbito político y diplomático del país.
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El anuncio de este cambio provocó reacciones encontradas, especialmente debido a la inexperiencia en el ámbito diplomático de Sarabia, quien con 30 años se convertirá en la persona más joven en liderar la Cancillería.
La congresista Paola Holguín, del partido Centro Democrático, expresó su preocupación por la capacidad de Sarabia para liderar la política exterior en un contexto tan delicado. Según Holguín, la relación con Estados Unidos será un tema central, especialmente considerando la intención del gobierno Petro de revisar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con ese país.
“Es una coyuntura que pinta bastante completa en el relacionamiento con Estados Unidos, sobre todo, sabiendo que Laura Sarabia será la canciller, ya que no es un elemento de optimismo”, afirmó la senadora por el Centro Democrático.
Así mismo, uno de los puntos más controvertidos del nombramiento de Laura Sarabia es su falta de experiencia directa en el manejo de relaciones internacionales. Aunque ha ocupado cargos de relevancia en la administración pública, como jefa de despacho de la Presidencia y directora del Departamento para la Prosperidad Social, su trayectoria no incluye antecedentes en diplomacia o política exterior.
El representante Juan Espinal, también del Centro Democrático, cuestionó si Sarabia tiene la capacidad para liderar las relaciones diplomáticas de Colombia en un escenario internacional cada vez más complejo.
“La duda es si tiene la capacidad para manejar y liderar las relaciones diplomáticas de Colombia con diferentes Estados. El mejor ejemplo en este momento es saber si tiene la capacidad para manejar las relaciones con Estados Unidos, tras la llegada de Donald Trump”, señaló Espinal, que además destacó la importancia de mantener una relación sólida con el principal socio comercial del país.
A pesar de las críticas, el nombramiento de Laura Sarabia también ha recibido apoyo desde sectores cercanos al gobierno. El embajador Roy Barreras destacó las cualidades de Sarabia, señalando que su eficiencia y lealtad han sido fundamentales en su trabajo junto al presidente Petro.
Según Barreras, la nueva canciller continuará impulsando los debates internacionales que el gobierno considera prioritarios, como el cambio climático, la crisis migratoria y la lucha contra el narcotráfico.
“Ella ha sido sinónimo de eficiencia y lealtad al lado del presidente. Ahora seguirá sirviendo al país y a un gobierno que ha abierto en el escenario internacional los grandes debates inaplazables: la responsabilidad global frente al cambio climático, la crisis migratoria sur-norte y la responsabilidad de los países del primer mundo consumidor con la tragedia del narcotráfico y el tráfico de armas”, afirmó Barreras.
El reto para Sarabia será demostrar que, a pesar de las dudas sobre su experiencia, puede liderar la política exterior de Colombia en un momento de alta expectativa. Las relaciones con Estados Unidos, en particular, serán un tema prioritario, dado el impacto que tienen en áreas como el comercio, la seguridad y la cooperación internacional.
El debate sobre la idoneidad de Laura Sarabia para asumir la Cancillería refleja las divisiones políticas que atraviesan al Congreso colombiano. Mientras que la oposición insiste en que su falta de experiencia podría afectar la política exterior del país, el oficialismo defiende su capacidad y compromiso para enfrentar los desafíos del cargo.
La llegada de Sarabia a la Cancillería también pone de manifiesto la estrategia del gobierno Petro de confiar en figuras jóvenes y cercanas al presidente para ocupar posiciones clave en su gabinete. Sin embargo, este enfoque no está exento de riesgos, especialmente en un contexto internacional donde las decisiones diplomáticas pueden tener repercusiones significativas para el país.
En este escenario, el desempeño de Sarabia será observado de cerca tanto por sus críticos como por sus aliados, quienes esperan que su gestión en la Cancillería contribuya a fortalecer la posición de Colombia en el ámbito internacional.
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