Donald Trump se posesionará, una vez más, como presidente de Estados Unidos: experto analizó cómo serían las relaciones con Colombia

Empezó el conteo regresivo para el acto de posesión del magnate republicano Donald Trump como el nuevo presidente de los Estados Unidos,como sucesor del demócrata Joe Biden. O, en realidad, para que inicie su segundo mandado al frente del país norteamericano, para el periodo 2025-2028, luego del protagonizado entre 2017 y 2021, que terminó en medio de una crisis en materia institucional para la que es considerada la potencia económica, política y social más importante del planeta.

Trump, que se impuso sin atenuantes en los comicios celebrados el 5 de noviembre de 2024, en los que derrotó a Kamala Harris, saliente vicepresidente, representa sin duda un desafío para el presidente colombiano Gustavo Petro: al que le quedan, aproximandamente, un año y ocho meses de mandato, y tendrá que saber manejar la relación con el socio comercial y político más importante del país. Todo esto en medio de sus posturas personales que han minado la relación antes de que inicie, como el enfoque en la lucha contra el narcotráfico, la preservación del medio ambiente y la postura sobre los conflictos bélicos del orden mundial, como en Rusia y Ucrania y Palestina e Israel.

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Infobae Colombia habló con Cristian Mancera, concejal colombiano del Distrito 11 de Miami Dade, que entregó su concepto de lo que percibe él serán las relaciones entre ambas naciones, la estrategia que seguirá el Gobierno Petro para enmendar, si se quiere, algunas desaveniencias y, a su juicio, el grave error del jefe de Estado colombiano en haber intervenido en la decisión de la pasada administración de excluir a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo.

Cristhian Mancera: Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos van a tener un giro de 180 grados. La posición del Gobierno colombiano frente a la dictadura de Nicolás Maduro sin duda es ambigua, pues no hay claridad frente a la censura de derechos humanos violados por este régimen a su población.

Y, teniendo en cuenta que durante el estallido social Petro fue uno de los adalides de la defensa de los derechos a las personas a expresarse libremente y el derecho a la protesta social y política, resulta insólito que en un momento tan crítico para una comunidad a la que le ha tocado emigrar, con más de 7 millones de venezolanos por todo el mundo -y que alberga a 2 millones de esa diáspora venezolana-, no tome una posición mucho más contundente frente a ese tema en particular.

Entonces, claramente, el gobierno Trump va a venir con una política muy distinta a la de Joe Biden.

La posición del nuevo secretario de Estado frente al Gobierno va a ser dura y crítica. No existirán espacios para la maniobra como lo ha tenido con Joe Biden. Son políticas muy distintas, pues Rubio es un senador de origen cubanoamericano, que es una persona sensata y tiene claro cuáles son las amenazas de los Estados Unidos y del hemisferio y.

Asimismo, las posturas de Paz Total del Gobierno de Petro, dándole capacidad de acción a grupos terroristas en Colombia, expulsando a más de medio millón de colombianos y haciendo de que vivir en Colombia sea mucho más complejo, sin duda afecta la política interior de los Estados Unidos.

Y EE. UU. va a buscar en el Gobierno colombiano un socio estratégico para esa especie de alianza (contra el crimen), por lo que no va a poder seguir siendo tomada en cuenta como: ‘yo dejo que los grupos hagan lo que se les da la gana’, y que la gente vaya y se cruce por el (Tapón del) Darién sin ejercer ningún tipo de control territorial, cuando existe una Colombia totalmente sumergida en un caos de violencia e inseguridad.

Se ha perdido el control en el tema de seguridad y creo que el Departamento de Estado va a hacer énfasis en cómo se recuperen esos espacios. El tema de la fumigación, los cultivos ilícitos, el incremento de narcóticos de Colombia hacia el exterior, sin duda van a ser las temáticas claves frente a esta nueva política De Washington a Bogotá.

La administración Trump va a mirar a los colombianos de diferentes formas. Aquellos que han llegado en los últimos años a delinquir, a romper las leyes, a traficar narcóticos, y a enfrentarse por esquinas del microtráfico en ciudades como Nueva York, Chicago, Los Ángeles y San Francisco, causando caos y muerte y desolación, a donde han ido finalmente, van a ser deportados de manera inmediata. Los que ya están en proceso de deportación van a ser deportados. Las leyes van a endurecerse mucho más.

La visa de turista claramente va a tener un contexto muy distinto. No va a ser tan fácil irse con una visa de turista, quedarse y después buscar un cambio de estatus, violando la estadía de esta reglamentación. Esto ya se ve venir y van a haber cambios interesantes en ese tema, porque no se puede seguir permitiendo que el abuso del documento se siga permitiendo. Y también van a registrarse modificaciones para permitir la entrada de personas con visas temporales para trabajar en forma regular.

Va a haber una negociación con los países de del hemisferio para claramente apoyarlos. Pero la mentalidad sin duda que existe en algunos gobiernos de Latinoamérica de que es que todo es culpa del imperio y no hay una autorreflexión del alto nivel de corrupción, de la carencia de servicios, de oportunidades para algunos sectores sociales que no son culpa de Estados Unidos.

Y ahí es cuando Colombia tendrá que hacer la autoevaluación, porque se pensó en su momento y se vendió el sofisma de distracción de que a Colombia le iban a dar entrada sin visa: cuando es un país que carece de seguridad, en donde hay un nivel de violencia enorme en varias regiones del país y la gente no consigue oportunidades. No hay un nivel de ingreso per cápita que permita garantizar que la gente se quiera quedar.

Eso que se vendió al principio, creo que eso fue realmente una gran fantasía que no se va a cumplir; a menos que contemos con esos escenarios para lograr que no nos exijan una visa para entrar a Estados Unidos. Obviamente, los comportamientos de la Copa América, con bandas criminales, son escenarios que finalmente hacen que hoy por hoy las negaciones de visa de turista sean mayores, pero también por el mal uso que le dan los colombianos al documento.

La representación diplomática de Estados Unidos considero que va a jugar un rol importante. Creo que es lo que se va a buscar: seguir manteniendo unas relaciones estratégicas con Colombia y que sea un socio estratégico de los Estados Unidos. Pero va a ser difícil con un Gobierno colombiano y una retórica, digamos, en contra de aliados de EE. UU. como Israel, e interviniendo en temas de política internacional que no le compete a un presidente colombiano.

Y cuando finalmente se ve un país en un total desorden en temas de seguridad por el plan de Paz Total de la administración actual, entonces esos funcionarios diplomáticos que van a llegar no lo harán con una política de un lineamiento laxo o favoreciendo al Gobierno colombiano, sino que van a empezar a exigir resultados. Y eso puede meter en problemas a Colombia si en algún momento se entra en un enfriamiento de las relaciones bilaterales, si empezamos a politizar esa relación que históricamente nos ha terminado beneficiando, al ser un aliado de los Estados Unidos.

Esperemos que no pase eso, pero veo difícil el escenario cuando hay tanta retórica de odio, resentimiento y políticas que van en contravía de los intereses de Washington en el hemisferio.

El hecho de que Petro hubiera hecho lobby para remover a Cuba de los países que apoyan el terrorismo, obviamente no cayó muy bien en Washington y en la comunidad cubana, que sin duda tiene un gran poder político de influencia y lo va a tener dentro de este Gobierno.

Haber intervenido en favor de Cuba fue un error. No se debió tomar partido frente a este escenario. Es un país que durante décadas ha sido el punto de partida para grupos revolucionarios que han aterrorizado a Colombia, y es el eje central de estrategia para destruir miles de vidas; y de hecho ha influido en la en el éxodo de colombianos. Cuando estos líderes políticos abogan para que sea retirado de la lista de países que apoyen al terrorismo, simplemente porque apoyan un proceso de paz o facilitan su país para que se haga negociaciones, estamos hablando de que estos grupos al margen de la ley colombianos han sido históricamente amigos del régimen cubano.

Es equivocado que un presidente de Colombia o un Gobierno aboga o hace lobby para que un gobierno de Estados Unidos considere que Cuba debe ser retribuida, porque sencillamente ayudó a favorecer unos espacios en un país que mantiene oprimido a su población y los presos políticos no tienen la opción ni siquiera de salir libres. Y que no pueden ni siquiera participar en política, ni manifestar su o sus opiniones distintas al Gobierno en donde están completamente sometidos, donde constantemente se da un éxodo.

Esas son condiciones que para cualquier presidente deberían ser aberrantes y lamentables. El discurso no puede ser aquel que dice que es que el imperio es el que impone una cantidad de sanciones, porque se está viendo en la actualidad que la dolarización de la economía, la importación de productos de diferentes países de Europa y de otros países que son amigos del régimen. Inclusive, productos de Estados Unidos llegan a Cuba.

Realmente el embargo es más un discurso que lo que realmente pasa internamente. Y la dictadura de Cuba sabe que si se dan reformas, que si se facilita que el pueblo pueda crecer económicamente y tenga una alternativa de vida fácilmente, el cubano tiene las armas para poder derrocar al régimen. Entonces por eso nunca se hacen esas reformas. El premio no puede ser sacarlo de una lista de países que albergan el terrorismo, porque efectivamente eso es lo que pas en la mayoría de los casos, cuando países afines a esas ideologías extremistas van a dar a Cuba.

Pienso que fue un error y eso claramente va a afectar la relación con Washington por haber hecho eso. Es un cálculo equivocado, porque el proyecto de Paz Total ha sido un fracaso y eso obviamente va a terminar aislando más a Colombia y perjudicando a su población internamente.

Pienso que eso puede generar el efecto contrario. Ahora les va a tocar negociar con la administración Trump y no va a ser nada agradable; muy probablemente el gobierno de Estados Unidos va a buscar que el tratado beneficie aún más los intereses de Estados Unidos dentro del territorio colombiano y creo que no hay el ambiente para eso.

Va a ser desafortunado lo que puede llegar a terminar, pasando de que no se beneficie Colombia y termine siendo un verdadero fracaso. Eso es un tema que hay que evaluar con guante de seda, para que Colombia no vaya a cometer un error de que ‘por ir por lana’ termine saliendo trasquilado. Y más cuando venimos de un escenario en el que se entró a hacer lobby por un país que alberga grupos terroristas, porque simplemente estaba favoreciendo un proceso de paz que no ha servido de absolutamente nada y no ha generado ningún resultado concreto.

Estados Unidos ve eso, de una u otra manera, como el apoyo que tiene el Gobierno colombiano a estos grupos al margen de la ley, que afectan a la población, que finalmente tiene un efecto en temas migratorios: porque también expulsan a los ciudadanos hacia su país y no hay una verdadera política para frenar la venta de narcóticos, la producción de de cocaína y el microtráfico, además de la violencia en las ciudades.

Hay una cantidad de temas que se están, digamos, en este momento, como llegando a su punto de inflexión y va a terminar perjudicando a Colombia y el país no va a llegar con una capacidad de maniobra de poder negociar mucho en un tratado de libre comercio que finalmente Estados Unidos, con Trump como presidente, no vaya a ceder en temas económicos. Está por verse lo que termine pasando.

Ese escenario puntual de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos sin duda ha traído cosas muy positivas. Y tratar de negociar las cosas que han afectado a Colombia va a ser difícil, con esa retórica de odio y de apoyo de Venezuela que ha esbozado.