La creadora de contenido y bloguera colombiana Isabela Montaño Sanint buscaba una razón para instalarse y dejar su vida de mochilera atrás, cuando, en Egipto, específicamente en la localidad de Dahab se encontró con su perro Inpu y fue amor a primera vista.
Según explicó en un video compartido a través de su perfil en la plataforma TikTok, “adopté un perrito en Egipto y me lo traje para Colombia. Viajamos durante casi 100 horas y tomamos tres vuelos. En el primer vuelo nos dieron tres asientos: dos para Inpu y uno para mí. En el segundo vuelo, tenía un espacio al lado del asiento y fue en el suelo, pero del susto, terminó debajo del asiento. En el tercero, compré una silla preferencial para tener más espacio y fue en mis pies, muy tranquilo”.
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Tuvo que esperar seis meses para tramitar el papeleo necesario para viajar con su nueva mascota de regreso a Colombia y, así, presentársela a su familia, a pesar de que, recién, había conseguido la ciudadanía española.
Pero, para lograr sobrevivir en un país al que había viajado con la idea de tener unas extensas vacaciones, se vio obligada a emprender: “Dahab es una playa turística; lo que quiere decir que está llena de viajeros de todas partes del mundo que se quedan meses a vivir acá y luego se van. El verano fue particularmente difícil, todos se fueron, hacía mucho calor y las ventas eran casi nulas, pero no podía viajar a Europa por Inpu”.
Ya en el viaje, “su comportamiento en el aeropuerto fue ejemplar, toda la gente lo acarició e Inpu fue muy dulce. Hizo sus necesidades antes de cada vuelo, respondió muy bien al movimiento del ascensor y del tren, a las cosas que cayeron cerca suyo, al ruido de los carritos y al movimiento de las maletas. Caminó perfectamente al lado de mi maleta, en todas las direcciones y en el zigzag de las filas. La tripulación estaba muy orgullosa de él”.
Montaño y su mascota tuvieron los ojos encima en cada aeropuerto al que fueron llegando. Sin embargo, habían tenido el tiempo suficiente para preparar el viaje a detalle y prever cualquier contratiempo:
“Para Colombia hay que revisar bien la página de la Dian y del ICA sobre la importación de mascotas. Los requisitos que nos vimos obligados a cumplir fueron: vacunas contra la parvovirosis, rabia, leptospirosis y la quíntuple DHPPi; certificado de inspección sanitaria de la Dian –documento que se tramita al llegar a Colombia, sin cita previas y cuesta 64.000 pesos colombianos–; docuemnto de exportación del país de origen que, para el caso de Egipto, fue el del Ministerio de Agricultura, que tardó dos días en emitirse”.
Pero la lista se hizo aun más grande, cuando compró un vuelo con escala en París: “Si se tiene una escala en Europa de más de ocho horas, también deben cumplirse requisitos adicionales, como la serología de rabia, para lo que envíe una muestra de suero a Alemania, donde hicieron el examen por 50 dólares; certificado veterinario de la Unión Europea o Animal Health Certificate necesario para ingresar a Europa; además, la aerolínea exigía un certificado adicional que indicaba que mi perro había ayunado y que no haría sus necesidades dentro del avión”
Y, finalmente, “para viajar en cabina, como perro de asistencia internacional, necesité certificado de asistencia ADEu, tarjeta profesional de adiestrador, certificado médico mío, tarjeta profesional del médico y carné del perro de servicio”.
Al llegar al país que la vio nacer, Montaño introdujo a Inpu con el resto de la familia, “se portó de maravilla, atento a cada indicación, a cada movimiento, tembló de miedo durante el despegue, las turbulencias y el aterrizaje, aunque estaba conmigo, pero lo peor fue que llegamos el día de velitas y tembló toda la noche con tanta pólvora, porque en Colombia tiran demasiada”. Sin embargo, los días siguientes mejoraron; ya que, su nuevo compañero conoció por primera vez el césped, el bosque y las demás maravillas naturales que Colombia tiene para ofrecer a sus animales.