El ambicioso proyecto de un tren interoceánico en Colombia, una de las promesas más destacadas del presidente Gustavo Petro, no podrá ser cumplido antes de que finalice su mandato el 7 de agosto de 2026.
Según informó Valora Analitik, los estudios necesarios para avanzar en la contratación de esta obra requieren al menos dos años más, lo que imposibilita que el actual gobierno pueda licitar o ejecutar el megaproyecto.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Desde su campaña presidencial, Petro planteó la construcción de un tren elevado que conectara Buenaventura con los puertos del Caribe. Sin embargo, esta idea inicial fue descartada en julio de 2024 por el entonces ministro de Transporte, William Camargo, que señaló que los costos de operación hacían inviable la propuesta.
Posteriormente, el mandatario ajustó su visión y propuso un nuevo plan: un tren interoceánico que uniría Cupica y Darién, en el departamento del Chocó, conectando los océanos Pacífico y Atlántico.
El desarrollo del tren interoceánico quedó en manos de la Unidad de Planeación de Infraestructura de Transporte (Upit), liderada por la ingeniera Martha Coronado, que asumió la tarea de realizar los estudios de prefactibilidad. Este proyecto contempla una línea férrea de aproximadamente 270 kilómetros, con puertos en ambas costas, y una inversión estimada en 60 billones de pesos.
De acuerdo con Valora Analitik, la Upit tenía previsto culminar la primera fase de estudios y diseños a finales de 2024. Sin embargo, a inicios de 2025, Coronado reconoció que será necesario extender esta etapa hasta finales de 2025 debido a la complejidad del proyecto.
“Para cerrar la prefactibilidad, identificamos la necesidad de hacer unos componentes un poco más fuertes, especialmente asociados a tres elementos”, dijo Martha Coronado a Valora Analitik.
Entre los aspectos que aún deben ser analizados se encuentran tres elementos clave:
- Impacto ambiental: Se requiere una evaluación ambiental estratégica, solicitada por el sector en una mesa técnica, para determinar los efectos del proyecto en las zonas involucradas.
- Demanda y mercado: Es necesario realizar estudios sobre los productos que se transportarían a través del ferrocarril y su viabilidad económica, además de un análisis del contexto geopolítico y comercial.
- Estructura de la transacción: Este componente incluye el diseño del mecanismo financiero y jurídico que permita la contratación del proyecto.
Coronado explicó que estos análisis son fundamentales para avanzar hacia un nivel más avanzado de maduración del proyecto. Sin embargo, el retraso en la prefactibilidad implica que la fase de factibilidad, que tomaría al menos un año más, no podría iniciarse antes de 2026.
“Debemos hacer unos análisis de la situación actual y la potencial demanda que podamos tener para el proyecto, unos análisis de mercado potencial, de contexto geopolítico. Esos componentes son importantes para pasar a un siguiente nivel de maduración”, dijo la directora de la Upit.
El retraso en los estudios no solo impide que el presidente Petro cumpla su promesa, sino que también traslada la responsabilidad de este megaproyecto al próximo gobierno. Según detalló Valora Analitik, una vez finalizados los estudios iniciales, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) deberá contratar una segunda etapa de análisis, lo que podría extender el proceso hasta 2027.
Además, el nuevo gobierno enfrentará un panorama fiscal complicado, lo que podría dificultar la asignación de recursos para un proyecto de esta magnitud. El costo estimado del tren interoceánico equivale al de tres líneas del metro de Bogotá, lo que genera dudas sobre la viabilidad de destinar un presupuesto tan elevado a una sola obra.
El tren interoceánico, que buscaba posicionar a Colombia como un punto estratégico en el comercio global al conectar los océanos Pacífico y Atlántico, se perfila como una tarea inconclusa del gobierno de Gustavo Petro. Aunque se han logrado avances significativos, como la definición de la ruta del corredor entre Jurado y Titumate, el tiempo restante del mandato presidencial no es suficiente para materializar esta visión.
El futuro del proyecto dependerá de la voluntad política y la capacidad financiera del próximo gobierno, que deberá decidir si continúa con esta ambiciosa iniciativa o prioriza otros proyectos de infraestructura en un contexto de restricciones presupuestarias. Por ahora, el tren interoceánico sigue siendo un sueño que, al menos durante el mandato de Petro, no llegará a convertirse en realidad.