Bien dice el dicho que “la justicia cojea, pero llega”. Tal vez esto aplica para el caso de un habitante de calle que murió vilmente en plena vía de Medellín a manos de otro sujeto, que también era habitante de calle.
El caso ocurrió el 22 de abril de 2015 en el Parque Bolívar, en pleno centro de Medellín (Antioquia). La víctima, Jaime Vallejo Benjumea, un abogado de 64 años que vivía en situación de calle, fue atacado por dos hombres, entre ellos Juan Fernando Acevedo Muñoz, conocido con el alias de Orejas.
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Según las investigaciones adelantadas por la Fiscalía General de la Nación, el asesino, en compañía de “Orejas”, tomó desprevenida a la víctima, rociándole alcohol y prendiéndole fuego. Los criminales argumentaron su actuar criminal en que Vallejo “olía maluco”.
La víctima sufrió graves quemaduras que lo llevaron a ser internado en el Hospital San Vicente Fundación, donde permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos durante 19 días. Finalmente, falleció el 11 de mayo de 2015 debido a una falla multiorgánica causada por las quemaduras.
Tras el seguimiento de este caso, las autoridades dieron con la captura de Robinson Andrés González Restrepo, conocido como alias Llorón, que fue capturado el 15 de agosto de 2020 en el barrio La Gloria, en Itagüí, y posteriormente condenado a 41 años y ocho meses de prisión por el delito de homicidio agravado.
Según las autoridades, González fue el autor material del ataque, mientras que Acevedo habría actuado como cómplice, que fue absuelto en primera instancia por el delito de homicidio preterintencional simple; no obstante, hubo apelación por parte del Tribunal Superior de Medellín al determinar que sí hubo grado de responsabilidad en el crimen.
Finalmente, el martes 14 de enero de 2025, casi una década después del crimen, se conoció la decisión en segunda instancia del alto tribunal, que condenó a 10 años y tres meses de prisión a Acevedo Muñoz, que según se conoció, había muerto el 2 de agosto de 2024 luego de ser atropellado por una buseta en la calle 44 (San Juan) con la carrera 58, en el centro de Medellín.
A pesar de su fallecimiento, el tribunal procedió con la condena debido a que no se tenía conocimiento de su muerte, ya que el procesado nunca asistió a las audiencias.
En este contexto, el abogado Iván Durango le dijo a El Colombiano, que la sentencia reveló una serie de irregularidades en el proceso judicial.
Primero, indicó que “hay un desgaste innecesario de la administración de justicia, pero no endilgable a ningún funcionario, dado que esas bases de datos o ese cruce de información que se debe presentar frente a la actuación judicial tratándose de una persona que no está privada de la libertad debe estar a cargo de la Fiscalía y la Registraduría”.
Asimismo, destacó que, para el momento de la sentencia, no hubo presente un abogado que defendiera a Acevedo o que informara su deceso desde hacía cinco meses. “Si ha de recaer alguna responsabilidad penal es frente al abogado de esa persona, que es quien tuvo que haber sido citado a la audiencia de lectura de fallo. Entonces, la información más puntual la debió haber tenido el abogado defensor y pues tampoco allí se dio”, complementó.
La vida de la víctima: un abogado que terminó en las calles
Jaime Vallejo Benjumea, la víctima de este crimen, fue un abogado reconocido en su comunidad. Según citó el medio mencionado, durante su carrera se desempeñó como personero en el municipio de Dabeiba, en el occidente de Antioquia, y era recordado por sus allegados como una persona íntegra y cortés. Sin embargo, su vida dio un giro drástico cuando el alcoholismo lo llevó a abandonar su profesión y a vivir en las calles de Medellín.
A pesar de los esfuerzos de su familia por ayudarlo a salir de esa situación, Vallejo permaneció en las calles hasta el día de su muerte. Según sus familiares, su fallecimiento ocurrió en medio de la soledad, ya que nadie lo visitó durante los días que estuvo hospitalizado.