Tibú, en Norte de Santander, hace parte de los municipios asediados por los ataques violentos de grupos armados al margen de la ley. Estos marcaron un inicio con la masacre de la familia López Durán, conformada por Miguel Ángel López, propietario de la funeraria San Miguel; su esposa, Zulay Durán Pacheco; y su hijo, Miguel Herney López Durán, un bebé de seis meses. El acto criminal dejó un sobreviviente: el hijo de la pareja, de 10 años.
El hecho, ocurrido en la noche del miércoles 15 de enero de 2025, se sumó a los intensos enfrentamientos entre miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Farc, lo que mantiene a la población confinada en sus hogares ante el temor de quedar en medio del fuego cruzado.
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Al respecto, el alcalde de Tibú, Richard Claro, expresó su preocupación por la crítica situación que vive esa zona del país, ubicada en la región del Catatumbo. Indicó que hay sentimiento de frustración en la comunidad, pues han paralizado sus actividades diarias, perjudicando el comercio y la educación de los niños.
“Es muy preocupante la situación, realmente hay mucha frustración de las comunidades por no poder salir; se encuentran en un estado de confinamiento, los enfrentamientos entre los grupos realmente nos ha dejado un derramamiento de sangre que esperamos nunca volver a tener en nuestra región, hechos de violencia que nos han marcado durante estos dos días”, expresó.
Calles desoladas, comercios y colegios cerrados, además de personas que se desplazaron a otras zonas del Norte de Santander, hace parte del panorama que se observa en el municipio. Por su parte, el alcalde habilitó una línea para que personas que se consideren con algún tipo de situación de riesgo reporten su caso.
“A través del Puesto de Mando Unificado (PMU) que instalamos ayer en la Gobernación del departamento, hay un número de atención humanitaria para poder llamar que es el número 323 275 9541. Allí pueden escribir, pueden contactar a las personas que van a estar atendiendo esas llamadas para poder ir registrando a las personas que están se encuentran en emergencia”, enfatizó. Y agregó que a través de esa línea también pueden recibir todo tipo de ayudas que se quiera realizar a las personas afectadas.
Por último, el mandatario local hizo un llamado a que los grupos armados que siembran el terror en la región detengan los actos violentos. “Queremos estar en paz, y no solo queremos hablar de paz, sino que queremos generar hechos contundentes de paz para que la comunidad sienta tranquilidad y pueda disfrutar de todos sus derechos”, puntualizó.
Hipótesis sobre la masacre de la familia López Durán
La brutalidad del asesinato de Miguel Ángel López, su esposa y su bebé de seis meses en el municipio de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, ha generado conmoción en la región del Catatumbo.
Según un informe de inteligencia militar conocido por Blu Radio, el ELN sería el autor de este triple homicidio, motivado por la profesión de López, quien administraba una funeraria en la zona.
De acuerdo con el informe citado, López enfrentaba constantes amenazas y presiones de diversos actores armados, incluidos el ELN y las disidencias de las Farc, debido a su labor de recoger, preparar y enterrar los cuerpos de las víctimas de los enfrentamientos entre estos grupos. La situación se agravó cuando los grupos ilegales comenzaron a decidir quién podía ser enterrado y quién no, imponiendo restricciones que López, en ocasiones, no podía cumplir debido a las solicitudes de las familias de las víctimas.
El informe detalla que, en las semanas previas al crimen, López había realizado el levantamiento de los cuerpos de personas asesinadas por estructuras del Frente de Guerra Oriental del ELN. Estas personas, según la inteligencia militar, eran señaladas de pertenecer al Frente 33 de las disidencias de las Farc y de ser colaboradores cercanos de alias Andrey. Esta acción habría sido interpretada por el ELN como una violación de sus órdenes, ya que el grupo armado había prohibido que se recogieran los cuerpos en la zona.