La mañana del miércoles 15 de enero sorprendió a la opinión pública con una denuncia inesperada: el epitafio del exalcalde de Bucaramanga y excandidato presidencial Rodolfo Hernández había sido robado.
El hecho ocurrió en el Cementerio Parque Memorial Tierrasanta, ubicado en Floridablanca, donde la inscripción que adornaba su tumba fue sustraída por un individuo, quien, según las autoridades, fue identificado gracias a las cámaras de seguridad del lugar.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
La noticia del robo generó una gran indignación entre los seguidores de Hernández, quienes consideran este acto como una falta de respeto hacia su memoria. La inscripción en la lápida de Hernández, que decía: “Aquí yace Rodolfo Hernández, quien persiguiendo el trabajo y el dinero perdió la salud. Aquí yace Rodolfo Hernández sin dinero y sin salud”, se había convertido en un símbolo de su vida y legado.
La frase, de carácter reflexivo y personal, fue compartida por el propio Rodolfo Hernández en una de sus últimas entrevistas con la periodista Eva Rey, donde explicó su deseo de que fuera parte de su epitafio.
De acuerdo con Camilo Larios, director Nacional de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, partido fundado por el propio Hernández, ya se tiene plena certeza de la identidad del perpetrador y aseguró que en los próximos días se reinstalará la inscripción original en el mausoleo. Además, expresó su rechazo por el hurto, calificándolo como un acto que atenta contra la dignidad de quien fuera una figura política importante,
Rodolfo Hernández, que falleció el 2 de septiembre de 2024, a los 79 años, dejó un legado que sigue siendo discutido tanto en los círculos políticos como entre sus seguidores. El ingeniero y político santandereano luchó contra un cáncer de colon metastásico que complicó su salud durante los últimos meses de su vida. A pesar de someterse a diversas cirugías, incluida una operación en julio de 2024 para extraer parte de su colon afectado, la enfermedad continuó avanzando, lo que finalmente llevó a su hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Internacional de Colombia, en Piedecuesta.
En sus últimos días, Hernández dejó claro su deseo de que sus restos fueran esparcidos en dos lugares significativos para él: en Los Colorados, su finca en Piedecuesta, bajo un bonsái que su esposa, Socorro Oliveros, había sembrado, y en el Cementerio Parque Memorial Tierrasanta, donde se encuentra su tumba. En este último lugar, la inscripción que le fue robada destacaba el sufrimiento de Hernández, que reconocía que la búsqueda incesante de dinero y trabajo le había costado la salud.
“La muerte es algo natural, no tendría sentido la vida ni los días si uno viviera para siempre. Tengo claro que daré mi batalla hasta cuando pueda; ya cuando sea inevitable, la aceptaré con altura, como un paso más que debo dar”, dijo el excandidato en una conversación con Semana, antes de su fallecimiento.
Y agregó: “Mi mamá todavía me dice ‘mi muchacho’, ella en abril cumplió 100 años. Yo entiendo y siento que la vida tiene ciclos, y estoy en una etapa madura. He sido fuerte y eso me lleva a enfrentar con valentía las cosas, eso sí, también me dijo: ‘El cementerio está lleno de guapos’. A esta edad tengo tiempo para dedicarme a eso, le estoy metiendo las ganas”.
El robo del epitafio no solo ha provocado la indignación de los seguidores de Hernández, sino también de los miembros de su partido, la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quienes han condenado el acto como una violación al respeto debido a una figura pública que dedicó gran parte de su vida a la lucha contra la corrupción.