El presidente Gustavo Petro se pronunció sobre los intensos combates que se desataron en la región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Farc. Según informes de las Fuerzas Militares, la situación se intensificó desde el jueves 16 de enero, con enfrentamientos que dejaron al menos cuatro muertos, entre ellos dos firmantes de paz; el territorio encuentra en máxima alerta, mientras el conflicto amenaza con desplazar a cerca de un centenar de familias y generar una crisis humanitaria aún mayor.
Los enfrentamientos se concentran en los municipios de El Tarra, Teorama y Tibú, zonas históricamente afectadas por la violencia en Colombia. La situación se tornó tan crítica que comerciantes tuvieron que cerrar sus establecimientos y las instituciones educativas suspendieron sus actividades para proteger a los estudiantes y personal administrativo. Las comunidades, que ya han sufrido por décadas a causa del conflicto armado, enfrentan nuevamente una realidad de miedo, incertidumbre y dolor.
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En medio de esta situación, las madres de la región alzaron su voz a través de un comunicado titulado, en el que hacen un urgente llamado al Gobierno nacional para que intervenga de manera inmediata. A través de su mensaje, las mujeres, muchas de ellas víctimas de la violencia, apelaron al corazón de los actores armados, pidiendo que se detenga la guerra.
En el comunicado se lee que: “Nos dirigimos a ustedes, no como enemigos, sino como madres. Nosotras, que hemos dado vida, que hemos cuidado, que hemos llorado en silencio tantas pérdidas en esta tierra herida por la violencia, les pedimos desde el corazón que detengan la guerra. Hoy el Catatumbo está nuevamente manchado de sangre. Las balas que intercambian no solo hieren quienes empuñan las armas, sino que desgarran los sueños de nuestras comunidades, rompen familias y siembran terror en el corazón de nuestras niñas y niños. ¿Cuántos muertos más necesita esta guerra para que entiendan que todos perdemos?”.
Este mensaje hace referencia al sufrimiento que sienten las madres, que no solo han perdido a sus seres queridos en enfrentamientos previos, sino que ahora se ven obligadas a vivir en un ambiente de violencia constante. Según el comunicado, las familias están “resguardadas tras sus puertas” por el miedo y el terror que los enfrentamientos generaron. Asimismo, las madres denunciaron que los cadáveres de las víctimas permanecen en el monte, sin recibir la dignidad que merecen.
Las madres hacen un llamado al presidente Gustavo Petro para que tome medidas urgentes, pidiendo que no permita que el Catatumbo siga siendo un “campo de muerte”. El mensaje recalca que la única salida viable es el diálogo y no la violencia. “El camino es el diálogo, no las balas”, señala el comunicado. También solicitaron la intervención de los organismos internacionales y defensores de derechos humanos, para que acompañen su clamor por la vida y la paz en la región.
El presidente Petro compartió este mensaje en sus redes sociales, expresando su solidaridad con las madres y condenando los actos de violencia en la zona. En su publicación, el mandatario destacó: “Han ensangrentado el Catatumbo. Oímos la voz de las madres”.
Este pronunciamiento resonó en la opinión pública y puso en alerta a las autoridades, que también condenaron los hechos violentos y reiteraron la importancia de garantizar la protección de la población civil.
La situación en el Catatumbo es solo una muestra más de la compleja realidad que enfrenta Colombia, donde diversas organizaciones armadas siguen disputándose el control de territorios estratégicos, lo que genera un ciclo de violencia que afecta principalmente a las comunidades rurales. A pesar de los esfuerzos por avanzar en procesos de paz y reconciliación, los hechos ocurridos en las últimas semanas en el Catatumbo evidenciaron la fragilidad de los acuerdos y la persistente violencia en algunas zonas del país.
El clamor de las madres fue un llamado a la acción urgente, que invita a reflexionar sobre el sufrimiento de las poblaciones más vulnerables del país, que continúan pagando el precio de un conflicto armado que parece no tener fin.