La imitadora y comediante paisa Luz Amparo Álvarez es recordada por su participación como jurado en las primeras temporadas de Yo me llamo, el exitoso programa de entretenimiento de Caracol Televisión.
Durante su tiempo en el reality, compartió set con figuras como Amparo Grisales y Jairo Martínez; sin embargo, decidió abandonar el programa para enfocarse en nuevos proyectos personales y profesionales.
Durante su extensa trayectoria artística, que cumple 30 años, la artista paisa ha pasado por varios programas de televisión, radio y cine, como Colombia ríe y Yo me llamo internacional, la conquista de América (como jurado); Humor a la carpa y La banda francotiradores (donde fue imitadora), Factor X: La batalla de las estrellas (Participante), Sábados felices y en la telenovela Un ángel llamado Azul del Canal RCN.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
A pesar de ser conocida por su trabajo como imitadora, locutora, humorista y actriz, varios de sus fanáticos desconocen aspectos de su vida privada.
En una reciente entrevista con la periodista Cristina Estupiñán, en su programa Sinceramente Cris, la paisa reveló que en su adolescencia sufrió un grave accidente en el que estuvo en estado de coma.
La imitadora oriunda de Medellín, de 52 años, contó que fue atropellada por un carro que venía con las luces apagadas: “Yo no me acuerdo cuántos años tenía, estaba jovencita y me atropelló un carro. Yo no lo vi porque venía con las luces apagadas (...) Me reventó el hígado, el bazo; estoy viva de milagro. Me partió el fémur en varias partes. Entonces, cuando desperté, estaba en una clínica con la pierna llena de platinas, llena de cicatrices, con sondas. Había estado mucho tiempo en estado de coma”.
Luz Amparo Álvarez recordó que, después de despertar, estuvo enyesada desde la cadera hasta las piernas mientras estaba en casa. Sin embargo, poco a poco, durante dos años, pudo recuperar su movilidad empezando desde cero: “Ya después de ese accidente me tocó empezar a dar pasitos, a gatear, a aprender a caminar ya grande. Entonces me perdí también esa etapa del colegio, pero después la recuperé muy bien con mis amigas del colegio, con mis amigas que todavía son, mejor dicho, mi apoyo en muchos momentos. Somos súper unidas y, bueno, son cosas que uno tiene que vivir, aceptar, afrontar y ya”.
La humorista confesó que recuerda este difícil momento de su vida gracias a las cicatrices que aún conserva: “Ya después, cuando salí de la clínica, salí con muchas cicatrices. O sea, yo tengo música triste en el estómago, que yo digo que es mi chocolatina. Nunca me la he querido operar. Eso me recuerda todo lo que he vivido. Tengo cicatrices por acá. Yo, chiquita, decía que este era mi reloj en la clínica porque tenía puras cicatrices en la cara”.
Asimismo, el accidente también le dejó lindos recuerdos y le enseñó a tener paciencia y a ser agradecida: “Mis amigos del barrio iban y me hacían la visita, conversábamos. Ahí fue cuando ya me estaba recuperando. Ese fue un recuerdo bonito, y ellos me decían: ‘Camine a ver si quedó coja’. Porque se suponía que yo iba a quedar con alguna limitación, pero no. Yo desfilaba y estaba muy contenta (...) Me enseñó un poquito de paciencia, no tanta, pero me enseñó (...) A uno le pasan esas cosas y decide echarse a morir o aceptarlo, asumirlo y enfrentarlo. Así entiendo la vida, así me ha tocado vivirla. Pero, pues, ha sido muy linda. A pesar de todos esos eventos, para mí ha sido maravillosa, también me han enseñado”.
La historia de Luz Amparo Álvarez no solo es un testimonio de resiliencia, sino también un recordatorio del poder del humor y el amor familiar para superar las adversidades. Su historia, marcada por momentos difíciles y lecciones de vida, sigue inspirando a sus seguidores, reafirmando su lugar como una figura querida y admirada en el ámbito artístico colombiano.