El debate en torno a los murales de Medellín sigue escalando, la decisión de la administración de Federico “Fico” Gutiérrez de borrar el mural conocido como “Las cuchas tenían razón” provocó una serie de reacciones que, lejos de apaciguarse con el tiempo, parecen haber intensificado la controversia. El arte urbano, que en este caso buscaba visibilizar el dolor de las madres de jóvenes desaparecidos, volvió a ser el centro de una discusión que involucra memoria histórica, derechos humanos y políticas culturales.
Alfredo Mondragón, representante a la Cámara por la coalición del Pacto Histórico, decidió visitar dos lugares emblemáticos de la capital antioqueña para expresar su rechazo a las acciones de la administración local. Su recorrido incluyó el espacio donde antes se encontraba el mural de mencionado y otro en el que se observa la imagen del narcotraficante Pablo Escobar, ampliamente conocido por su impacto en la historia de Colombia.
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El mural “Las cuchas tenían razón” era un homenaje a las familias, especialmente a las madres, que buscan a sus seres queridos desaparecidos durante la violencia que marcó a Medellín. Este mural hacía referencia directa a la tragedia de La Escombrera, un vertedero de escombros ubicado en la Comuna 13 que se convirtió en una de las “fosas comunes más grandes de Colombia”. Este lugar guarda la memoria de la Operación Orión, una intervención militar realizada en 2002 que involucró a la fuerza pública y grupos paramilitares, y que dejó una huella imborrable en las comunidades afectadas.
Mondragón, frente al lugar donde el mural fue borrado, expresó: “Miren en Medellín las cuchas y basta ya. Tienen la razón invitar de manera autónoma a la ciudadanía, en todo el país, Cali, Popayán, Pasto, Bogotá, en todos lados, a que realicen sus murales de solidaridad con las cuchas que reclaman verdad”.
En su mensaje, el congresista destacó que el intento de borrar esta memoria es, en esencia, un intento por ocultar la verdad: “El que borra la memoria es porque teme a la verdad”. Además, llamó a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, a seguir expresándose mediante el arte como una forma de resistencia cultural.
En su cuenta en la red social X, Mondragón reafirmó su postura con un mensaje que decía: “Medellín le da ejemplo a Colombia. Que se levante la rebelión de los pinceles por el amor, la verdad y la esperanza”. Estas declaraciones generaron eco entre diversos sectores sociales, que ven en el arte urbano una herramienta fundamental para mantener viva la memoria histórica y luchar contra el olvido.
La segunda parada de Mondragón fue en un mural que muestra la imagen de Pablo Escobar, una figura que representa una etapa oscura de la historia del país, marcada por el narcotráfico y la violencia. Desde este lugar, el congresista criticó duramente la permisividad de la administración frente a este tipo de representaciones, comparándola con la censura aplicada a los murales que buscan visibilizar el dolor de las víctimas.
“A @FicoGutierrez no le incomoda la cultura del narcotráfico de murales de Pablo Escobar. Le molesta la cultura de la verdad y de los derechos humanos”, señaló Mondragón en su publicación en sus redes sociales.
Además, en un video, expresó: “Bueno, a ‘Fico’ le incomodan los murales de ‘Las cuchas tienen razón’ porque son madres buscando a sus hijos, pero no incomodan este tipo de murales. A las víctimas las quiere tapar, llenarlas de gris para que no exista verdad”. Además, hizo un llamado a reflexionar sobre el significado del espacio público en Colombia y cómo este debería representar los valores y luchas sociales del país.
Con esto, el representante buscó evidenciar la narrativa de algunas personas que critican la creación de un mural que retrata un acto de violencia en Colombia, especialmente porque incluía el rostro de una madre que ha luchado por la verdad; sin embargo, esas mismas personas admiran a un narcotraficante que causó un gran daño, dejando en claro que esa postura no es coherente ni correcta.