El 30 de diciembre de 2024, el Gobierno de Gustavo Petro fijó el valor de la unidad de pago por capitación (UPC) que regirá para 2025. Es decir, estableció el valor que cada año se pagará por asegurar a un ciudadano dentro del sistema de salud colombiano. En específico, el valor anual de la UPC para un cotizante que hace parte del régimen contributivo tuvo un incremento de 5,36%, lo que lo ubicó en $1.521.489, mientras que el del régimen subsidiado se estableció en $1.323.403.
Así las cosas, son varias las preguntas que se hacen tanto pacientes como expertos, principalmente, sobre si es suficiente o no este aumento y qué implicará esto para los usuarios del sistema.
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Al respecto, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) hizo un estudio en colaboración con la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro) para calcular el déficit del sistema y el incremento adecuado que debía tener la UPC durante este año. Las estimaciones de las entidades sugerían un aumento de la UPC del régimen contributivo equivalente a 16,4%, lo que establecería el valor de aseguramiento en $1.680.916.
Para esto, los cálculos se basaron, entre otras variables, en factores tales como:
- Aumento en el uso de los servicios de salud luego de la pandemia del covid-19.
- Envejecimiento poblacional.
- Cambio tecnológico.
“Ese valor sería suficiente para al menos garantizar la prestación de los servicios de salud en 2025. No obstante, si comparamos esta estimación con base en el valor decretado, el aumento establecido en el decreto se sitúa 11,04 puntos porcentuales (pp) por debajo de nuestras estimaciones”, indicó la entidad que preside José Ignacio López.
Qué implicaciones habrá
De acuerdo con la misma, esa diferencia aumenta las presiones financieras dentro del sistema de salud, lo que tiene amplias implicaciones para los usuarios. En primer lugar, dada la falta de recursos, los servicios y prestaciones dentro del sistema se verán fragmentados.
Esto implicará, por un lado:
- Mayores tiempos de espera para poder acceder a distintas citas médicas.
- Mayor demora en el acceso a especialistas.
- Mayor demora en la programación de cirugías.
- Aumento en el tiempo de acceso a distintos tratamientos.
Por otro lado, y como ya se venía observando desde el año pasado, la escasez de medicamentos puede continuar.
Anif recordó que el más reciente comunicado del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), con corte a diciembre de 2024, precisa que, de 195 medicamentos en estado de monitorización, cuatro se encuentran en riesgos de desabastecimiento y siete desabastecidos.
“Dentro de este último se encuentra la insulina, medicamento clave en el tratamiento de más de 1.8 millones de usuarios con diabetes. Al ser medicamentos de alto costo y difícilmente reemplazables, el tratamiento de los pacientes se podría poner en pausa y deteriorar sus condiciones de salud”, indicó la asociación.
Aumento en el gasto del bolsillo
Otra consecuencia que probablemente tendrán los usuarios es un aumento en el gasto de su bolsillo. Este tipo de gasto, explicó la entidad, hace referencia a la cantidad de dinero que un paciente paga por servicios médicos por fuera del plan de aseguramiento que le otorga el sistema de salud colombiano. De hecho, dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), Colombia es uno de los con menor gasto de bolsillo.
No obstante, el aumento en los tiempos de espera y la escasez de medicamentos puede empujar a los usuarios a acceder a servicios complementarios de salud o consultas y exámenes de manera particular.
Evolución de las primas
Sobre la evolución que tuvieron las primas emitidas por tipo de seguro se destaca, en particular, que de 2022 a 2023 las primas emitidas del rubro de salud tuvieron un aumento del 16,8% mientras que para el periodo del 2023 al 2024 aumentaron en 23,3%.
“El comportamiento de esta variable es una proxy para entender el gasto en el que incurren los hogares para acceder a servicios de salud privados y refleja la situación que atraviesa el sistema actualmente”, aclaró.
En suma, finalizó la Anif en el análisis al decir que el aumento de la UPC por debajo de lo esperado termina poniendo en juego el acceso a la salud de los colombianos. Para esta, resulta indispensable hacer ajustes que permitan garantizar un aumento en los ingresos del sistema y con esto la correcta prestación de los servicios.