En un hecho que ha generado gran preocupación en Quindío, varias fundaciones animalistas denunciaron la presunta utilización de gatos en rituales de brujería, lo que ha encendido las alarmas sobre el maltrato animal en el municipio de Circasia.
Según las denuncias, un joven de la localidad estaría utilizando a estos felinos en lo que se describe como prácticas de magia negra, específicamente vinculadas a rituales de vudú y necromancia.
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Diana Rodríguez, directora de la Fundación Ecohuellas, fue una de las primeras en alzar la voz sobre este alarmante caso. A través de las redes sociales, Rodríguez solicitó a las autoridades locales una investigación exhaustiva sobre las acusaciones. “Desde colectivos, grupos, fundaciones y proteccionistas de animales en el Quindío, solicitamos la revisión rigurosa de la denuncia que hacen ciudadanos de Circasia”, expresó la animalista, destacando la gravedad de las implicaciones legales y éticas que conlleva este tipo de acciones.
La denuncia llegó a través de una serie de fotografías y conversaciones de WhatsApp que fueron difundidas por la Fundación Ecohuellas. En las imágenes, se observa a un joven sosteniendo la cabeza de un gato negro; además del mismo gato dentro de un frasco; lo que, según los denunciantes, sería parte de un ritual relacionado con la magia negra.
Por otra parte, en los mensajes de WhatsApp presentados como prueba por parte de la fundación, se pueden evidenciar inquietantes mensajes que muestran que el joven estaría involucrado en el abuso de animales, con prácticas atroces. En uno de los chats, se lee un mensaje que dice: “Me especialicé en un poco de todo, hermano. Vudú, Magia Negra, Necromancia (únicamente si tiene algún tipo de rasgo o elemento genético como cabello, sangre, uñas, o bueno, espero hacerme entender en el caso)”.
Agrega: “Posteriormente, me enfocó en algo más íntimo como el hackeo, intimidación, amenaza, o bueno, está en juego los medios que usted adquiera proponer. Algo en mente caballero??”.
En otras partes de las conversaciones, el joven menciona procedimientos altamente perturbadores, como la utilización de sustancias químicas para alterar el comportamiento de las personas. En un mensaje específico, se menciona el uso de “Amanita phalloides en MDMA” y otros productos, lo que refleja la extraña y peligrosa naturaleza de los supuestos rituales que este individuo estaría ofreciendo.
“Este peculiar químico, si se inyecta en la yugular interna en el nervio vago en la arteria carótida, puede asemejar un adiestramiento dependiente a una orden, vibración o frecuencia clara”, dice uno de los mensajes.
Ante este hecho, la Fundación Ecohuellas solicitó a las autoridades que investiguen a fondo a esta persona y atiendan la denuncia. Así mismo, hicieron un llamado a los habitantes de Circasia para que cuiden al máximo sus animales de compañía.
Investigaciones y respuesta de las autoridades
Ante la grave denuncia, el alcalde de Circasia, Julián Peña, expresó su preocupación y solicitó la intervención de las autoridades locales. “A través de redes sociales recibimos la denuncia de un posible maltrato animal acaecido en el municipio de Circasia. Hicimos un llamado urgente al grupo de policía ambiental del Quindío y se realizó una inspección. Sabemos que frente a este hecho hay una denuncia radicada ante la Fiscalía y se continuarán con las investigaciones pertinentes para esclarecer este hecho”, indicó el mandatario local.
Por su parte, el intendente de Policía, Johan Sánchez, también participó en la inspección, pero aseguró que no se encontraron evidencias de maltrato animal durante la visita a la vivienda del joven. “Procedimos a atender el requerimiento y, al llegar a la vivienda, la propietaria nos permitió el ingreso voluntario y en el momento no se logró observar ningún tipo de maltrato animal. Luego, realizamos la socialización de la ley 84, el estatuto de maltrato animal”, señaló Sánchez.
Lo que dice el joven implicado
El joven señalado en este caso ha defendido su conducta, explicando que el gato que aparece en las fotos ya estaba muerto cuando lo encontró y que lo usó para realizar una “práctica de disección de animales”, ya que, según él, estudia biología. En una entrevista a un medio local, de la que conoció El Tiempo, el implicado también indicó que su familia tenía pruebas de que se trataba de una práctica científica y no de un rito de brujería.
Sin embargo, los animalistas del departamento han rechazado esta explicación, señalando que este tipo de prácticas no tienen cabida en el campo de la biología y que las evidencias en los chats apuntan a una intención de maltrato animal. La Fundación Ecohuellas recomendó a la comunidad a que denuncien cualquier información adicional relacionada con este caso y a que colaboren con las autoridades.